domingo, noviembre 17, 2024
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OPINIÓN- Antonio Ledezma: La UCV: ¿vencerá la sombra?

La Universidad Central de Venezuela, patrimonio de la humanidad, está pasando por uno de sus más lamentables momentos. Ya no es noticia por los acontecimientos extraordinarios que se vivían en su dimensión presentando aulas plenas de estudiantes soñadores y ávidos de conocimientos y profesores ilustres que se dedicaban, con una pasión ucevista, a formar el futuro de Venezuela. Ahora los titulares de los medios de comunicación dan cuenta del techo que se cae a pedazos, tal como ocurrió el pasado 17 de junio de 2020 en el pasillo frente a la Facultad de Humanidades y Educación cuando se desplomó, o de la miserialización salarial de su personal. Y vale informar que no se puede esperar que la rectora Cecilia García Arocha salga corriendo a buscar unos albañiles para reparar la infraestructura, porque la UCV forma parte del Patrimonio de la Humanidad según declaración oficial de la Unesco en el año 2000, y por lo tanto debe cumplirse rigurosamente el protocolo vigente que debe seguirse al pie de la letra para tocar un solo ladrillo de esa obra maravillosa fundada en 1721 y levantada sobre sus 202,53 hectáreas.
¿Qué pasa con el presupuesto?
El pasado año las autoridades rectorales enviaron comunicaciones a los funcionarios del régimen, en la que se detallaban que de los dineros presupuestados para el año 2020 para poder asumir los gastos de funcionamiento solo se han cancelado 20%, o sea, hay un faltante de 61 millardos de bolívares, que a estas alturas están más que devaluados. Luego por intermedio de la rectora García Arocha insistieron en tramitar los recursos indispensables para ver cómo se resolvía el déficit presupuestario con vistas al año 2021, ¿y qué paso? Del 100% solicitado solo se aprobó 2,27%. ¿Insólito, verdad? Para los gastos de funcionamiento se asignó la mísera suma de 1,7 millardos de bolívares, y de esa miseria solo han entregado 1,38%, lo cual revela que ha dejado de ingresar más del 98% de los recursos destinados para garantizar, a duras penas, el funcionamiento de la más importante casa de estudios de Venezuela que el 21 de diciembre de este año se aproxima a “celebrar” 300 años de fundada.
Para cubrir los gastos de pagos de servicios básicos como la electricidad, agua y limpieza general, no hay ni un céntimo para asumir esas tareas. Y mientras se exige retomar los programas de educación presencial y la pandemia continúa haciendo estragos en el país, no hay manera de vacunar al personal que labora en la universidad.
Los profesores y trabajadores ganan salarios de hambre. Así tenemos que un profesor instructor de la Facultad de Economía gana 5,6 dólares. Un asistente de la Escuela de Sociología tiene como salario 6 dólares. Un catedrático agregado en la Facultad de Medicina recibe un salario equivalente a 7 dólares, mientras que un profesor asociado de la Escuela de Farmacia se debe conformar con 8 dólares y el académico con rango de titular percibe 9 dólares mensuales. Esos son datos certificados por el vicerrectorado administrativo.
 
Hospital Clínico
Nuestra UCV no es solo aulas universitarias, es también el Hospital Universitario o simplemente el Clínico, un prestigioso centro de salud integrado a los espacios de la histórica casa que vence la sombra. Llegó a tener, en sus años de esplendor, una capacidad para 1.200 camas y se convirtió en hospital de referencia para la realización de operaciones delicadas y de gran complejidad. Fue el primer hospital de Caracas y el segundo de Venezuela en realizar un trasplante de órgano, en este caso de riñón desde un donante vivo en septiembre de 1968. Esos párrafos que vibran en Wikipedia, hoy son eclipsados por la patética situación de un centro de salud que también es arrastrado por la tragedia que va demoliendo cada institución edificada en tiempos pasados.
Aula Magna
 
El Aula Magna de la UCV es su auditorio más importante por ser, entre otras, el de mayor aforo de la Ciudad Universitaria ya que tiene la posibilidad de recibir en su interior a más de 2.700 personas. Además, es sin duda alguna, una de las áreas de mayor relieve del plan maestro denominado Síntesis de las Artes adelantado por su propulsor Carlos Raúl Villanueva. Es un área llena de historia y por lo tanto forma parte del pasado y presente de Venezuela. Ese espacio es reputado como una de las cinco salas con mejor acústica del planeta, característica que se debe “a un sistema que combina la tecnología y el arte: los Platillos Voladores o Nubes Flotantes del ingeniero y artista norteamericano Alexander Calder». (Wikipedia). Pues bien, al día de hoy, esa maravilla del mundo llamada Aula Magna de la UCV, también corre el riesgo de irse deteriorando porque a Maduro no le da la gana de entregarle el presupuesto que le corresponde.
Jardín Botánico
Otro espacio ucevista sentenciado a muerte es el Jardín Botánico cuya construcción se inició en el año 1945, adelantando un esfuerzo de carácter científico que permitió reforestar y plantar los más diversos árboles exóticos en las 70 hectáreas de la antigua hacienda Ibarra. “Fue así como nació el Jardín Botánico de la UCV bajo la dirección del Dr. Tobías Lasser, apoyado por el horticultor suizo August Braun y el jardinero venezolano Pedro Naspe. Fue el primer jardín botánico del país y formó parte del proyecto original de la Ciudad Universitaria de Caracas. Además de albergar el Herbario Nacional, el Instituto Botánico de Venezuela y una amplia colección de arte, el jardín fue nombrado conjuntamente con la ciudad universitaria como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es el único en su tipo junto al Real Jardín Botánico Kew de Londres».
 
El comedor de la Universidad Central de Venezuela, ubicado en las inmediaciones de la biblioteca de la Escuela de Comunicación Social, por décadas ha facilitado una alimentación balanceada bajo un enfoque nutricional científico, garantizando la adecuada relación de cantidad, variedad y calidad de los alimentos suministrados en cada menú al estudiante universitario. Hoy esas instalaciones acusan el impacto del exterminio universitario que aplica cruelmente el régimen que usurpa los poderes públicos en Venezuela. Lo mismo ocurre con la Organización de Bienestar Estudiantil, que es la dependencia universitaria responsable de organizar y administrar los programas y servicios estudiantiles para la atención de las condiciones socioeconómicas y de salud del estudiante de la UCV.
La amenaza de liquidar a la UCV está cumpliéndose, pero la comunidad universitaria resiste ante semejante embestida, sabiendo que la oscuridad de esa tiranía será vencida como siempre lo ha logrado, cantando su himno para sacar fuerzas morales que le permitan luchar y vencer las peores sombras.
Fuente: El Nacional

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