Por 31 años he vivido fuera de la isla y no ha existido un día en que no me duela Cuba. La dictadura me declaró «traidor» a la patria por la sencilla razón de no poder soportar tanta opresión, y por ende mi figura, mi música, mis videos y mi legado fueron borrados y prohibido ni siquiera mencionar mi nombre.
Estoy muy agradecido a los Estados Unidos por tantas muestras de cariño, el apoyo recibido por esta gran nación que me abrió los brazos y me ofreció todo tipo de oportunidades; nunca lo olvidaré. Pero qué triste es sentir que no tienes detrás a tu país de origen y a tu pueblo apoyándote y sintiendo orgullo por tus logros. Eso no sucede en los países libres y democráticos. Sus ciudadanos pueden vivir donde deseen y siempre tendrán el apoyo y el reconocimiento de su patria natal.
Después decidí alejarme físicamente a 3090 millas, y fue peor, sentí la isla más lejos físicamente, pero más cerca del corazón.
¿Qué saben de esto los que no han sufrido una experiencia similar?
Todo lo que he hecho en mi vida es hacer música por 60 años ininterrumpidamente, y nunca he negado mi procedencia ni mi país natal. Cuánto me habría gustado no tener que escapar y recibir algún tipo de reconocimiento por el país que me vio nacer.
Sigo con atención lo que acontece en la isla y no puedo evitar el sufrimiento que esto conlleva. Sueño con ver al pueblo de Cuba sonriente y recobrando la fe en un futuro mejor.
Fuente: Diario las Américas