martes, diciembre 24, 2024
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OPINIÓN- Carlos Sánchez Berzaín: Defender la democracia aplicándola: cómo un informe anual de la OEA ayudaría a los pueblos oprimidos por las dictaduras de la región

“Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla”, manda el artículo primero de la Carta Democrática Interamericana que es un “tratado constitutivo”. Esta misma ley de vigencia internacional y nacional establece los elementos esenciales de la democracia, con lo que termina cualquier duda o manipulación sobre lo que es la democracia en las Américas. En este contexto, para defender la democracia solo hay que cumplirla, mediante la institucionalización de un informe anual del Secretario General de la Organización de Estados Americanos sobre los elementos esenciales de la democracia en cada estado miembro.
La Organización de Estados Americanos (OEA) creada por la “Carta de Bogotá” el 30 de Abril de 1948 es un organismo internacional de carácter regional cuya declaración proclama que “trabaja para fortalecer la paz, seguridad y consolidar la democracia, promover los derechos humanos, apoyar el desarrollo social y económico favoreciendo el crecimiento sostenible de América”. Es un ente político porque la representación de los países o estados se ejerce por sus gobiernos que representan posiciones políticas que forman mayorías o minorías, hacen acuerdos y tienen disputas entre los 35 estados miembros.
En este contexto y luego de años de estudios y negociaciones, se firmó y aprobó la Carta Democrática Interamericana el 11 de Septiembre de 2001 en Lima, Perú a partir del principio que la Carta de la OEA “reconoce que la democracia representativa es indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región”. La Carta Democrática tiene el mismo valor jurídico que la Carta con la que se crea la OEA, es un tratado constitutivo fundamental.
El siglo XXI estaba previsto ser el siglo de la “democracia plena en las Américas” pues el año 1999 solo existía una dictadura en la región, la de Cuba que agonizaba en su “periodo especial” luego e la desaparición de la Unión Soviética. La visión de democracia plena en la región fue golpeada por la aparición de Hugo Chávez como presidente de Venezuela que reactivó la dictadura castrista con dinero, petróleo y finalmente la entrega completa de Venezuela a Cuba.
El castrismo empezó operando el siglo XXI bajo el liderazgo de Chávez como populismo bolivariano, socialismo del siglo XXI y expandió la dictadura de Cuba estableciendo dictaduras castrochavistas en Venezuela con Chávez y Maduro, Bolivia con Morales, Nicaragua con Ortega y Ecuador con Correa. La región recibió el abandono de la política exterior de Estados Unidos como efecto de los ataques terroristas del 11 de Septiembre de 2001, el mismo día que se firmaba la Carta Democrática Interamericana. Estas circunstancias permitieron el control de la OEA por el castrochavismo que logró mayoría en la Organización, que sufrió 10 años de traición a la democracia y complicidad con el crecimiento de las dictaduras en el secretariado de Insulza.
En la imagen, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro. EFE/Bienvenido Velasco/Archivo
En la imagen, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro. EFE/Bienvenido Velasco/Archivo
En 2015 Luis Almagro fue electo Secretario General de la OEA y en medio de importantes cambios políticos en la región, emitió el 30 de Mayo de 2016 su “primer informe” sobre la “Aplicación de la Carta Democrática Interamericana para Venezuela” estableciendo la “alteración de orden constitucional” y convocando al Consejo Permanente. El 14 de Mayo de 2017 emitió “segundo informe” señalando la “ruptura del orden democrático”. El 19 de Julio de 2017 expide un “tercer informe” y el 25 de Septiembre de 2017 el “cuarto informe” que señala al régimen de Venezuela como una dictadura.
Este extraordinario y ponderable proceder de Almagro representa el cumplimiento de sus obligaciones perfectamente cubiertas en el caso de Venezuela pero criticadas en el caso de las dictaduras de Nicaragua y Bolivia. La acción de Almagro, acompañada de una definición muy clara sobre la “dictadura jinetera de Cuba”, es un punto de quiebre histórico que otorga al Secretario General el mérito de rescatar la vigencia de los principios y normas jurídicas de vigencia obligatoria respecto a la democracia en la OEA.
El Foro “Defensa de la Democracia en las Américas” del 5 de Mayo pasado, entre sus propuestas pide que “como parte del sistema permanente de su institucionalidad, la OEA implemente de inmediato un organismo que analice y emita informe anual sobre el “estado de la democracia” de cada uno de los países miembros en aplicación de los elementos esenciales contenidos en la Carta Democrática Interamericana”. Esto es un informe que cada año muestre como cada gobierno cumple los 5 elementos esenciales de la democracia.
Se trata de defender la democracia, aplicándola. Ayudaría mucho a los pueblos de dictaduras como Nicaragua y Bolivia y de democracias como Argentina y México.

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