martes, noviembre 5, 2024
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OPINIÓN- Cesar Vidal: Biden en manos de los socialistas

Corría el año 1945, cuando el dirigente comunista
húngaro  Mátyás Rákosi puso en marcha lo que denominó
szalámitaktika, es decir, la táctica del salchichón. La misma
consistía en ir dividiendo e infiltrando a los partidos políticos
existentes en Hungría hasta conseguir implantar una dictadura
comunista.

En primer lugar, se acusaba de fascistas a los
elementos más brillantes de cada partido de tal manera que éstos
quedaban debilitados y acababan dirigidos por personajes de
ínfima categoría. En segundo lugar, los comunistas realizaban
una labor de entrada clandestina en otros partidos de tal manera
que, en poco tiempo, el panorama político quedara reducido a
fuerzas incapaces de hacer oposición y a fuerzas dispuestas
únicamente a seguir las directrices comunistas. Así, en 1948,
sólo parecía tener cierta fuerza aparte de los comunistas el
partido socialdemócrata húngaro, pero éste se hallaba ya tan
infiltrado que aceptó la fusión con los comunistas de Rakosi.
Surgió así en 1948 el denominado partido de los trabajadores
húngaros que liquidó la democracia húngara y la sustituyó por una
nueva entidad denominada la República Popular de Hungría. La
citada república no pasó de ser una dictadura comunista que se
extendió de 1949 a 1989. No cabe duda de que la táctica del
salchichón había dado resultado.

Quien escribe estas líneas desearía que semejante supuesto
jamás sucediera en Estados Unidos, pero la realidad es que está
convirtiéndose en una perspectiva más cercana que nunca.
Permítaseme explicarme. En marzo de este año, el antiguo
presidente Obama se reunió con el candidato socialista Bernie
Sanders a fin de que abandonara la carrera por la nominación
demócrata para las elecciones presidenciales y dejara el camino
libre a Joe Biden. A inicios de abril, efectivamente, Sanders
renunció a continuar compitiendo con Biden, pero sólo a cambio
de que se le entregara un extraordinario peso en la dirección del
partido. De esa manera, la supuesta derrota de Sanders se
convirtió en una victoria y en el paso previo a la conquista del
partido por el sector socialista.

A día de hoy, Biden y Sanders ya han repartido los asientos
de los comités que diseñarán la política del partido demócrata
para los años posteriores a 2020. Los citados comités
corresponden a cambio climático, reforma de la justicia penal,
educación, economía, sanidad e inmigración. Faiz Shaki, el
antiguo jefe de campaña de Sanders, ha alabado al equipo de
Biden al que ha calificado de muy llevadero y abierto. Para
Shalki, resulta obvio que los denominados progresistas van a
determinar la agenda política de Biden en los próximos meses.
Según Shaki, la integración de la gente de Sanders no sólo llevará
el reloj atrás, al momento en que fue elegido Trump, sino que
transformará el país. Shaki no exagera lo más mínimo.

Los comités se reunirán antes de la convención nacional
demócrata en agosto y elaborarán las recomendaciones para
Biden y el comité de la plataforma de la convención nacional
demócrata. Por añadidura, el socialista Sanders tendrá voz y voto
en la selección en las personas que servirán en el gobierno
federal si Biden llega a la Casa Blanca. El reparto es harto
revelador. Así, en el comité de cambio climático, Biden cuenta
con cinco personas mientras que Sanders tiene tres incluidas la
congresista Alexandria Ocasio-Cortez que ha dado fecha para el
fin del mundo si no se produce una sumisión a las tesis de los
calentólogos, Varshini Prakash, co-fundador del grupo juvenil
Sunrise Movement y Catherine Flowers, fundadora del Center for
Rural Enterprise and Environmental Justice, otro colectivo
creyente firme en los dogmas de la calentología.

En el comité para la justicia penal, Biden tiene 4 personas y
Sanders 3 que son Chiraag Bains, copresidente de la fuerza de
trabajo (task force co-chair) y director de estrategias legales en el
think tank izquierdista Demos; Stacey Walker, supervisor en Linn
County, Iowa y co-presidente en Iowa de la campaña de Sanders
y el abogado y congresista estatal de Carolina del sur Justin
Bamberg.

En el comité de economía, Biden tiene cinco personas entre
ellas la representante Karen Bass (D-CA), la copresidenta de la
fuerza de trabajo y presidenta del Black Caucus del congreso y

Sonal Shah, director de política de la campaña del candidato gay
Pete Buttigieg. Sanders cuenta con tres que son Sara Nelson,
presidenta de la Association of Flight Attendants-CWA, Stephanie
Kelton, profesora de economía y política pública en la Stony Brook
University y una encarnizada partidaria de la intervención pública
en la economía y Darrick Hamilton, profesor de economía en la
Ohio State University que ha enfocado su labor en la lucha contra
la desigualdad económica y la estratificación socioeconómica.

En el comité de educación, Biden cuenta con cinco miembros
que se reducen fundamentalmente a sindicalistas y a la
copresidenta del caucus negro en el congreso y Sanders tiene a
Heather Gautney, co-presidenta de la fuerza de trabajo y asesora
de Sanders, a Alejandro Adler que procede del Center for
Sustainable Development de la Columbia University, otra entidad
entregada a la difusión del evangelio de los calentólogos, y a
Hirokazu Yoshikawa, profesor de la New York University.
En el comité de sanidad, Biden tiene cuatro miembros y
Sanders cuenta con tres: la representante Pramila Jayapal (D-
WA), co-presidenta del caucus progresista del congreso; el Dr.
Donald Berwick, antiguo director de los Centros para los servicios
de Medicare y Medicaid y el Dr. Abdul El-Sayed, antiguo
candidato a gobernador de Michigan.
En el comité de inmigración, Biden cuenta con cinco miembros
de los que tres son hispanos y Sanders con tres que también lo
son: Marielena Hincapié, copresidenta de la fuerza de trabajo y

directora ejecutiva del National Immigration Law Center; Marisa
Franco, directora del grupo progresista de Latinx (sic) Mijente y
Javier Valdés, director co-ejecutivo del grupo progresista de
inmigración Make the Road. Se mire como se mire, parece que la
única inmigración que interesa a los demócratas procede del sur
del río Grande.
Cuando se examinan con atención todos los nombres salta a la
vista que toda la gente de Sanders es partidaria de la agenda
globalista en áreas como la ideología de género, el control de la
economía, la calentología y la inmigración de puertas abiertas.
Sin embargo, la gente de Biden no es, en términos generales,
más moderada. A decir verdad, la moderación y el centrismo han
sido expulsados del partido demócrata a juzgar por la
composición de estos comités. De hecho y de manera bien
significativa, el resto de corrientes dentro del partido demócrata ha
sido totalmente excluido en favor de los socialistas de Sanders.
Guste o no, hay que reconocer que la carrera de Bernie
Sanders en los últimos años ha sido verdaderamente prodigiosa.
Un personaje que ni siquiera viene del partido demócrata sino de
un pasado comunista y pro-soviético saltó a la fama internacional
durante la campaña por la nominación en 2016. Desde entonces
Sanders ha conseguido ir creando una coalición de fuerzas que
apoyan fanáticamente todos los postulados de la agenda
globalista, que a ello suman una visión socialista y que utilizan
tácticas de infiltración comunista.

Su gran jugada fue aceptar el ofrecimiento de Obama para
retirarse de la carrera para la nominación presidencial a cambio
de entrar en todos los comités que marcarán la política de Biden
si llega a la Casa Blanca y del partido demócrata después de
2020. Semejante entrada se ha traducido ya en la expulsión a las
tinieblas externas del resto del partido demócrata – comenzando
por los moderados blue dogs – y en la cristalización de unos
comités en los que Sanders podrá imponer de manera cómoda
sus puntos de vista. Por añadidura, la presencia en esos comités
se está traduciendo ya en que en el legislativo de Estados Unidos,
de manera creciente, los candidatos a las elecciones por el
partido demócrata serán de manera creciente socialistas.
No sólo eso. No deja de ser significativo el hecho de que
colectivos como los negros, los gays, los hispanos, los asiáticos,
los socialistas o los musulmanes cuenten en todos y cada uno de
los comités con una representación mayor de su peso
demográfico en el conjunto de la sociedad.
Añádase que la selección de comités es un reflejo nítido de la
agenda globalista. Curiosamente, existe una ausencia de temas
de enorme relevancia para la aplastante mayoría de la nación
como el empleo, el orden público o la política exterior, pero hay
una incidencia en controlar lo que siempre controlaban los
partidos comunistas: la administración de justicia, la educación o
la planificación económica por parte de una burocracia.

Los socialistas de Sanders – si es que Sanders es quien
verdaderamente dirige este movimiento – tienen la intención nada
oculta de imponer el adoctrinamiento de la sociedad desde la
infancia, de convertir en dogma indiscutible la ideología de
género, de controlar la economía con el pretexto de la
calentología y bajo la etiqueta temible del Green New Deal, de
generalizar una interpretación de la ley que permita violarla de
forma sistemática, de abrir las fronteras masivamente a la
inmigración hispana para que cambie el paisanaje de Estados
Unidos y se asemeje al de Hispanoamérica, de dividir la sociedad
en líneas raciales para mantenerla dividida y más fácil de dominar
y de crear clientelas electorales que les permitan perpetuarse en
el poder.
Todo ello al servicio de una agenda globalista encantada de
acabar con la primera democracia de la Edad contemporánea.
Todo ello de acuerdo con la estrategia comunista del
salchichón devorando rodaja a la rodaja hasta que la dictadura
sea una realidad poderosa e irreversible.
Todo ello gracias a la ceguera, la demagogia y la ignorancia de
los actuales dirigentes del partido demócrata, un partido que
necesita de manera urgente, por su bien y el de Estados Unidos,
una reorientación en su línea tradicional e histórica de gallarda
defensa del hombre corriente y
Todo ello gracias a unos medios de comunicación que parecen
no captar las consecuencias para ellos de un poder socialista

Hay mucho en juego en las próximas elecciones presidenciales
y lo hay porque los socialistas ya han comenzado a comerse el
salchichón y no pararán hasta devorarlo por completo
implantando su dictadura. Si, efectivamente, el amable lector
desea alcanzar ese resultado que no lo dude y vote a Joe Biden
porque Biden, un personaje que aparenta tener muy disminuidas
las facultades mentales, está ya en manos de los socialistas y no
parece lamentarlo.

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