Las elecciones presidenciales resultan claves para entender lo que pasa en Estados Unidos.
También es verdad que para captar lo que sucede hay que viajar, hablar con la gente de la calle
y tener la mollera mínimamente abierta. De lo contrario, no sólo no se comprende nada sino
que además se repite como un papagayo tontorrón las consignas de la progresía. Fíjese, por
ejemplo, el lector en lo que está saliendo del caso Epstein, personaje suicidado al que se
relaciona ya no sólo con el acoso sexual de actrices sino también con el abuso de niños. Quién
era Epstein era sabido en ciertos círculos desde hacía mucho tiempo. Así, en 2004, Trump
prohibió a Epstein entrar en su propiedad de Mar-a-lago presumiblemente conocedor de al
menos parte de su siniestra andadura. Lo de Trump fue una excepción y, de hecho, cinco años
después, el fiscal del caso Epstein reveló que Trump había sido la única celebridad que lo había
ayudado en la investigación. Recientemente, hemos sabido que el FBI retuvo pruebas
incriminatorias procedentes de las víctimas de Epstein entre 2009 y 2014. 2009 y 2014 fueron
los años en que Obama fue presidente, y Mueller y Comey desempeñaron el cargo de
directores del FBI. Mueller y Comey, recuerde el lector, que fueron los mismos que articularon
la grotesca mentira de que Rusia había ayudado a Trump a llegar a la Casa Blanca. Mueller y
Comey, no se olvide, que utilizaron como testigo clave contra Trump a George Nadler. George
Nadler, que por si no se lo han contado, ha sido condenado recientemente a diez años de
prisión por paidofilia y contaba con un gigantesco archivo relacionado con tan repugnante
actividad. Todo ello mientras en 2013, Obama alababa a Epstein por ser un gran ser humano,
mientras su vicepresidente era Biden y provocaba el asco de las niñas a las que se acercaba,
según puede verse en repetidos videos, y mientras Kamala Harris ha recibido donaciones de
campaña del bufete de abogados de Epstein a la vez que clamaba pidiendo justicia para
contentar al rebaño feminista. Todo ello también mientras Clinton iba por la isla de las
perversiones de Epstein como Peter por su house. Existen bastantes posibilidades de que
Trump sea reelegido, pero si no llegara a darse el caso, imagine el lector qué personajes
concretos van a parar la investigación del repugnante círculo paidófilo de Epstein.