La noticia de que Rodrigo Rojas, alias el “Pelao Vade”, quien es uno de los siete vicepresidentes de la Convención Constituyente, habría mentido acerca de tener cáncer, ha golpeado fuerte dentro de la política chilena y, de paso, ha herido de muerte a la Convención. ¿Cómo una persona pudo inventar tener una enfermedad y ser elegida para redactar la nueva constitución?
La respuesta a esta pregunta es sencilla: los que salieron a protestar en octubre de 2019 en contra de los supuestos “abusos del sistema neoliberal” (la llamada “primera línea”) son igual de corruptos que la clase política y la clase alta progresista de Chile, que le mintió a los chilenos haciéndoles creer que su propio país era “peor que el Congo” y había que cambiarlo por la fuerza, si era necesario.
El escándalo de “Pelao Vade”
Rodrigo Rojas Vade se hizo conocido durante el falso “estallido social” de octubre de 2019 haciéndose pasar por un paciente que tenía leucemia linfoblástica mixta y que aparecía con el torso desnudo con inscripciones como “no lucho contra el cáncer, lucho para pagar la quimio”, criticando a la salud chilena por ser “cara” y por “privilegiar la actividad económica”.
Poco después del plebiscito del 25 de octubre, se transformó en uno de los fundadores de la Lista del Pueblo y se lanzó como candidato por el Distrito 13, utilizando su supuesta enfermedad para captar votos, algo que logró con creces. Pero la mentira ya no la pudo sostener: “No fui honesto ni con ustedes ni con mi familia ni con nadie, contarles que yo mentí sobre mi diagnóstico, no tengo cáncer”, dijo en redes sociales.
Ahora su cuenta de Twitter no existe y las críticas por esta mentira se han dejado sentir. Se supo además que Rojas Vade declaró tener un crédito de consumo de 27 millones de pesos chilenos (35000 dólares) en un banco por su cáncer inexistente. Si alguien fue capaz de mentir para ser electo en una lista que se ha convertido en fraudulenta, se demuestra no solo que la victimización es una forma concreta de ser elegido para un cargo público sino que también que en el nuevo Chile que quiere la izquierda, el fraude será lo normal.
Las mentiras de la Lista del Pueblo
El escándalo de “Pelao Vade” se suma a la larga lista de irregularidades surgidas en torno a la autodenominada “Lista del Pueblo”, lista supuestamente “independiente” de extrema izquierda, que apareció durante las protestas de 2019 y 2020 y que, arrogándose sus miembros ser los voceros del pueblo chileno, fueron elegidos con 17,8 % de los votos en las elecciones de mayo debido a su demagogia antiestablishment.
Y en menos de 3 meses, esta lista ha tenido renuncias en masa: 18 bajas en total. La primera en hacerlo expresó que “La Lista del Pueblo quizás debería cambiarse el nombre, lo podrían pensar, porque representa a un pueblo, no al pueblo“; financiamiento a familiares de los candidatos de la coalición, cambio de nombre con los integrantes que seguían en la lista (Pueblo Constituyente) y el mayor escándalo electoral a la fecha: las firmas falsas de su candidato presidencial, Diego Ancalao.
Los que venían a “arreglar” la política chilena, que consideraban corrupta y que legislaba a “espaldas del pueblo”, terminaron siendo unos farsantes y estafadores que engañaron a los electores con base a mentiras. Por algo en redes sociales los han llamado la “#LaListaDelFraude”: han adoptado como suyo todos los vicios e irregularidades de la política.
¿Convención o circo constituyente?
Pero no solo es La Lista del Pueblo la que tiene problemas. La propia Convención ha dejado mucho que desear en sus acciones. Tanto así que las encuestas reflejan el descontento de la población: 50 % de los chilenos manifestó tener poco o nada de confianza en la Convención, a solo 2 meses de haber empezado el funcionamiento de esta.
Las razones de esta desconfianza son obvias: la izquierda que salió a las calles a quemar todo Chile, creyó que esta convención era una especie de segundo congreso, donde podía hacer lo que se le daba la gana porque “el pueblo los eligió”. Y lo único que han logrado es desprestigiar a un órgano institucional que nunca debería haber sido elegido en primer lugar.
Y hay razones para ello: exigir la suspensión de la ceremonia de inauguración y pifiar el himno nacional de Chile, Elisa Loncón, la presidente de la convención, diciendo que hay convencionales que han “bajado de peso” porque no tienen espacio para almorzar, pedir más asignaciones (1.700 millones de pesos, para ser exactos) que no necesitan, y por supuesto, dos convencionales disfrazándose de Pikachu y de un dinosaurio azul.
Las palabras del expresidente Uruguayo José Mujica: “Tengo miedo de que la Convención Constitucional sea una bolsa de gatos», se han convertido en una triste realidad. Cualquier parecido a un circo, no es coincidencia: es la consecuencia de creer que elegir a cualquier persona que no es apta para la política, podría escribir una constitución.
El fraude de la convención constituyente
La Convención Constituyente, la que iba a resolver los “verdaderos” problemas de los chilenos, se ha convertido en un fraude. Fue elegida de forma ilegal, ya que la izquierda utilizó la violencia como método para cambiar la Constitución actual y refundar Chile en el proceso. Cuando la élite progresista y su vanguardia nihilista (la primera línea: jóvenes sin identidad propia) se juntaron en esos meses de 2019, la decadencia de Chile iba a ser completa.
Una nueva constitución no resolverá ningún problema de los chilenos, sino que se los acrecentará. Las personas, especialmente de derecha que querían una “constitución mínima y liberal”, que votaron apruebo, son cómplices en esta deriva a la mediocridad que le ocurre a Chile. La única solución es disolver una Convención que les roba recursos a los chilenos. ¿Algún político o el propio presidente serán tan valientes para hacer esto? El tiempo lo dirá.
Fuente: PanamPost