El “Todo está permitido» es la evaporación de lo humano, es la presencia de un “Fundamentalismo Secularísta” que nos enseña “el cuerpo yacente de la Modernidad». Son un par de expresiones que apunté recientemente, durante los tres días del estupendo Seminario “Gobernanza Global y Crecimiento en Libertad”, organizado por Asdrúbal Aguilar, desde el Miami Dade College en los Estados Unidos (1).
Hace más de un año me había atrevido a escribir aquí, un recatado juicio, sobre las instituciones multilaterales, titulado “Naciones Unidas…¿una aspiración ingenua?”. Allí anotaba, entre otras cosas, las declaraciones del propio Secretario General Ban Ki-moon, según las cuales la organización fracasaba en el logro de los “Objetivos del Milenio” que habían sido planteados en el año 2000. Entre otras observaciones importantes señalaba también como, en conflictos armados, el Consejo de Seguridad se había demostrado claramente ineficiente. Luego de diversas consideraciones relacionadas más allá del informe Ban Ki-moon, decíamos, como conclusión, que “Es imperativo acometer, ahora, una seria evaluación en beneficio de la misión con la que se aspira salvar al mundo”. Nos referíamos, por supuesto, a Naciones Unidas y los diferentes organismos multilaterales que le son propios.
En aquel momento acababa de reventar el COVID 19, a nivel global. Se presentaba una gran oportunidad para reivindicar la idea del multilateralísmo, como instancia innegable de la Gobernanza en beneficio de todos los pueblos de la tierra. Los hechos han demostrado lo contrario.
Ya, desde antes, alguien anotaba que la frase “Things are falling apart” fue citada, internacionalmente, más frecuentemente en 2016 que años anteriores… Una frase premonitoria de que algo malo se estaba incubando y que, entre otros episodios, se asomaba en la crisis financiera de 2008, en la polarización política de Estados Unidos, en el cambio climático, en las migraciones globales (2), en la urgencia de una transición energética y en una fractura de la confianza mutua, sobre la cual debe descansar la sociedad. Es decir la solidaridad colectiva.
En el Seminario de tres días, que antes mencioné, participaron ponentes de gran experiencia política; los ex-presidentes Luis Alberto Lacalle y Jamil Mahuad, de Uruguay y Ecuador respectivamente y José Maria Aznar, ex-jefe del gobierno de España. También reconocidos profesionales e investigadores como Héctor Schamis, José Rodríguez Iturbe, Luis Beltrán Guerra, Francisco Plaza y Javier Redondo, entre otros. Hubo allí plena coincidencia en la “Crisis de la Gobernanza Global”.
Resulta imposible compendiar bien, en este espacio, las reflexiones y razones planteadas en el seminario, las cuales explicarían la grave crisis que enfrenta la sociedad global. Intento, sin orden de importancia, un resumen de lo consensuado allí:
- Ausencia de liderazgo internacional, hecho manifiesto en el caso de la pandemia COVID 19.
- Un sistema internacional y de gobiernos penetrados por organizaciones criminales y terroristas…..es decir el Anti-Estado….en nuestra región los casos de Venezuela, Cuba y México, en donde los carteles de la droga determinan la vida política de ciudades de la provincia.
- Banalidad generalizada de los Derechos Humanos supeditados a otros intereses de poder.
- Los partidos políticos ya no son eficientes custodios de la “legitimidad de ejercicio” de los gobiernos.
- Una fuerte corriente “laicísta” autodestructiva de las raíces judeo-cristianas de Occidente, como lo advertía Huntington.
- El “periodismo subterráneo” y la manipulación extendida de la información que “va dirigida al corazón” para crear emociones, no difundir noticias.
Como consecuencia de todo lo anterior y de otros factores de diversa índole, se viene gestando, desde fines del siglo XX, una fractura de la confianza mutua, a lo interno de cada país y entre naciones. Confianza o solidaridad colectiva que es factor sobre el cual debe descansar la sociedad y la ciudadanía.
Parece evidente qué tal escenario trabaja, con fuerza, en detrimento de Occidente y de la Democracia Liberal, la cual no cuenta con un liderazgo militante que la impulse. Alguien decía que los Derechos Humanos y la Democracia son como una bicicleta: si no se pedalea… se cae y se rompe.
Para terminar de configurar-confirmar este desalentador escenario global, ha saltado por los aires la grotesca derrota de los Estados Unidos y de las fuerzas de la OTAN en Afganistán. Ni siquiera allí pudieron los “socios” ponerse de acuerdo para abandonar la guerra.
¿A veinte años de distancia, la caída de las “Torres Gemelas”… es un símil valido con la caída, a pedazos, de la Gobernanza Global de estos tiempos?