«El socialismo no es un fracaso económico, es un saqueo exitoso», es mi frase más popular en redes sociales. Penosamente, la realidad me vuelve a dar la razón. Pues el lunes 17 de mayo el IPSA —el principal índice bursátil chileno y que reúne a las 30 mayores empresas que cotizan en bolsa— sufrió su peor caída desde marzo de 2020, cuando comenzó la pandemia en Chile y se decretó el cierre de fronteras.
Pero esta vez el desplome no fue causado por el COVID-19, sino por los resultados de los comicios en que los chilenos decidieron que su nueva Constitución sea redactada mayoritariamente por independientes y activistas de izquierda.
Pero ¿Por qué es tan peligroso lo sucedido en Chile?
Un estudio realizado por la empresa Táctico en conjunto con Tironi muestra que la mayoría de los constituyentes están de acuerdo en los siguientes puntos: 1) La nueva Constitución deberá reconocer a los pueblos originarios y afrodescendientes. 2) La nueva Constitución deberá asegurar mayor presencia del Estado en el resguardo de los derechos personales. 3) La nueva Constitución deberá reconocer expresamente la igualdad de género en derechos, dignidad y deberes. 4) Cada región deberá tener autonomía presupuestaria.
El mismo estudio nos muestra que los puntos que generan mayor rechazo son: 1) La nueva Constitución debería rechazar expresamente la independencia del Banco Central. 2) La nueva Constitución debería eliminar expresamente la independencia de la Comisión del Mercado Financiero. 3) Chile debería pasar a un sistema legislativo unicameral. 4) Chile debería pasar a un sistema parlamentario.
Evidentemente, la nueva Constitución mantendrá algunos elementos que hicieron de Chile una de las naciones más prosperas de la región (luego de los desastres causados por Salvador Allende).
Pero, y para preocupación de miles de chilenos, el nuevo texto constitucional estará infectado de muchos elementos de la corrección política, que no es nada más que una forma muy elegante y sutil de censura, impuestos y estatismo. Veamos.
Primero, cuando la izquierda habla de reconocer a los pueblos indígenas originarios no lo hace desde la igualdad ante la ley, elemento fundamental en un mundo civilizado, sino desde la lógica de la confrontación, donde el hombre blanco o mestizo es el explotador y el indígena el explotado. Evidentemente, ese relato no es más que un pretexto para tener ciudadanos de primera, los indígenas en este caso, y ciudadanos de segunda, todos los demás.
Segundo, cuando nos piden mayor presencia del Estado para asegurar la igualdad de género, en realidad, se refieren a la censura de todas aquellas instituciones que no comulguen con los dogmas de la corrección política, por ejemplo, la ideología de género. De hecho, a principios de este año, la ONU solicito a los gobiernos una lista de aquellas instituciones que puedan poner en «peligro» la agenda de género.
En concreto, la ONU quiere que los militantes feministas y LGTB hagan un trabajo de inteligencia con todas aquellas personas e instituciones que le resulten molestosos, entre ellas, las diferentes denominaciones cristianas, agrupaciones conservadoras y cualquier padre de familia que quiera criar a sus hijos lejos del adoctrinamiento.
Además, bajo el pretexto de mayor inclusión e igualdad de oportunidades es más que seguro que la izquierda hará lo posible por eliminar el homosechool y estatizar el total de la educación chilena.
Finalmente, espero que Dios acompañe a Teresa Marinovic (una de las mujeres más valientes que conozco) en su lucha para evitar que Chile llegue directamente a Caracas.
Fuente: PanamPost