viernes, noviembre 15, 2024
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OPINIÓN- Humberto González: Los guachimanes del régimen chavista

La corrupción en el manejo de los activos de Venezuela en el exterior es la medida de lo que hipotéticamente sería un gobierno de la falsa oposición. No sería diferente al saqueo que el chavismo ha perpetrado contra la hacienda pública. Quizás la única diferencia sea que estos, a diferencia de aquellos, preferirían usar una franela anaranjada o amarilla, no roja. La impunidad y el caradurismo se mantienen intactos en ambos casos para justificar el robo de los recursos nacionales en nombre del pueblo.
Pero si ambos están robando en tiempo real y dándole palos a la misma piñata ¿qué convierte a la falsa oposición en un lumpen peor que el chavismo? Es la estafa y el engaño continuado de la falsa oposición que insiste en presentarse como una alternativa política y moral frente al chavismo sin serlo. A lo sumo la falsa oposición no es más que una reedición de las prácticas chavistas que han arruinado a Venezuela.
No es así porque yo lo diga. Es así porque la propia falsa oposición a través del hamponato  interino que dirige Juan Guaidó se ha encargado de demostrarlo una y otra vez. Desde su inicio el mal llamado gobierno interino se dio a la tarea de repartirse los cargos, los contratos y los recursos entre los partidos del G4: Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo. A este primer anillo de corrupción hay que agregar otro conformado por pequeños partidos pedigüeños cuya política es vivir de sus siglas para medrar del G4 y otro anillo más pequeño aún conformado por los partidos de la llamada Fracción 16 de Julio que hace ambiguas y calculadas críticas al interinato, pero lo sigue apoyando.
Los repartos de las prebendas en el interinato de Guaidó siguen más o menos ese mismo orden. El G4 se queda con casi todo y le lanza algo a los demás partidos de bolsillo para asegurar una cierta mayoría numérica en su Asamblea Nacional. Los de la Fracción 16 de Julio no entran, o quizás no quieren entrar, en ese reparto pero cómodamente siguen apoyando tanto a la AN de 2015 como al llamado gobierno interino de Juan Guaidó con reservas, según dicen. Es posible que encuentren algún alivio moral imaginándose a sí mismos  con un pañuelo en la nariz para seguir coexistiendo con el resto zambullidos en el mismo pantano.
Todos estos partidos, sin excepción, buscan un cambio de gobierno dentro del marco jurídico y político de la Constitución chavista de 1999. En el fondo estos partidos lo que en verdad quieren es heredar el Estado chavista con todas sus potestades para hacer exactamente lo que hoy están haciendo desde el interinato que no es nada diferente a lo que el chavismo hace en Venezuela.
 
El mejor ejemplo de esto es el enfrentamiento entre Voluntad Popular y Primero Justicia por el control de activos de Venezuela en el exterior tales como Monómeros y Citgo. Julio Borges de Primero Justicia de repente descubre que no es conveniente ni apropiado que la Asamblea Nacional de 2015 y el interinato estén manejando esos activos. La protesta de Borges es en realidad un reclamo al reparto desproporcionado de la piñata dentro del G4 dónde Voluntad Popular se ha quedado prácticamente con todo dejando por fuera a los otros socios del pacto quienes ahora aprovechan para pasar factura. Esto no es más que un ajuste de cuentas entre pranes.
Julio Borges justificaba la presencia de operadores de los partidos del G4 en las gerencias de Monómeros porque según él estos estarían haciendo el papel de guachimanes independientes de esas transacciones. Sin embargo, el propio Borges admite ahora que eso fue un error y que esos activos (Monómeros, Citgo, etc.) no deberían estar en manos de los partidos. El objetivo de Borges no es emprender una cruzada por la moral y la decencia pública sino tratar de arrebatarle a Voluntad Popular algo de los activos y castigarlos por ser malos repartidores de la torta.
Todos los partidos que forman parte de la Asamblea de 2015, sin excepción, son responsables de la corrupción en que ha degenerado el llamado gobierno interino y que es presidido por Juan Guaidó. Todos esos partidos, por acción u omisión, se han beneficiado al apoyar y tolerar un gobierno que nunca actuó como tal sino como una gestoría de cargos y contratos. Todos esos partidos con sus prácticas viciadas solo han demostrado que quieren sacar al chavismo del gobierno para continuar en lo mismo. En buena medida los partidos de la falsa oposición actúan como verdaderos guachimanes del corrupto Estado chavista, el cual no aspiran a destruir sino a hacer más eficiente.
Fuente: El Nacional

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