Desde el año pasado, desde el comienzo de la pandemia, nos hemos dado cuenta de que vivíamos, probablemente, la crisis más grave en el orden internacional después de la Segunda Guerra Mundial. La pandemia lo que ha hecho es acelerar la tendencia, por poner en cuestión lo que ya estaba puesto en cuestión. Y lo que estaba en cuestión era el orden liberal nacido de aquella guerra. La retirada del mundo occidental, la retirada de los EE. UU. en Afganistán, ha confirmado de nuevo, y de una manera muy dramática, los cambios q se están produciendo en la gobernanza global. La pandemia demostró por una parte que las instituciones multilaterales no han sido capaces de articular una respuesta global a un problema de carácter global, y también demostró, por otra parte, la ausencia de un liderazgo internacional capaz de concitar los mayores esfuerzos objetivos e instrumentos en favor del combate a la pandemia. Es exactamente distinto de lo que pasó después de la Segunda Guerra Mundial.
La ausencia de liderazgo por aquellos que lo podían ejercer ha sido en estos tiempos especialmente clamoroso. La pandemia ha creado una serie de problemas sanitarios, políticos, económicos, sociales, también diferentes oportunidades, pero una de las mayores consecuencias, sin duda, es que ha acentuado el cuestionamiento del orden liberal internacional. Los que creemos en el orden liberal abierto, en el libre comercio, en la libre comunicación de las personas, en la libre empresa, hemos tenido que estar muy pendientes y estamos muy pendientes de aquellos que han querido presentar los régimenes autoritarios, los regímenes populistas, incluso las dictaduras totalitarias como un ejemplo de solución de los problemas globales. Por eso, la retirada del mundo occidental, de los Estados Unidos, de la OTAN de Afganistán ha sido otro golpe, y un golpe muy duro, al orden liberal internacional.
La pandemia ha demostrado la falta de coordinación multilateral, eso es, la ausencia de una gobernanza global, pero a diferencia de una crisis sanitaria que estamos superando, quiero decir que en mi opinión, la rendición ante los talibanes ha sido un error que vamos a pagar muy caro y durante mucho tiempo. Las pandemias, en la historia del mundo, en líneas generales nunca han producido grandes cambios estratégicos. Los cambios estratégicos los producen los equilibrios, las luchas, las confrontaciones, entre las diferentes potencias y los grandes poderes. Por eso la retirada de Estados Unidos es uno de los hechos que va a producir grandes cambios estratégicos. D José María Aznar Transcripción Seminario ‘Gobernanza global y crecimiento en libertad’ 2 Porque se trata de una retirada incondicional, porque hemos entregado todo. Y al entregar todo, en ese sentido la derrota es total. Es una gran victoria para los talibanes. Constructores de un estado terrorista, cómplices del terrorismo, y es una gran victoria para las fuerzas del islamismo radical, para las fuerzas del yihadismo. Esa rendición occidental no solo es un error, es además incomprensible.
Es incomprensible que después de haber ganado la guerra hace 20 años, después de año y medio sin bajas, y después de haber conseguido modestos pero significativos avances en el intento de la construcción de las instituciones democráticas, en la protección y defensa de los derechos humanos, especialmente de los derechos de las mujeres y los niños, se haya producido una retirada y un abandono tan humillante como el que hemos tenido que ver. Esta retirada estadounidense refleja la política exterior de los tres últimos presidentes norteamericanos, Barak Obama, Donald Trump y ahora Joe Biden. Pero también es un síntoma de la evolución del orden liberal internacional. Está claro que no solo nuestros valores, sino nuestros sistemas políticos, nuestras libertades y nuestras democracias están cada vez más comprometidos. Por eso creo que deberíamos hacer una reflexión estratégica sobre ese contexto en el que está mutando el orden liberal internacional y entender y poder enfrentarnos a las amenazas, aparte del populismo o los autoritarismos, el nuevo comunismo, el indigenismo en Iberoamérica o el islamismo radical, que volverá a golpear si tiene oportunidad, y afrontarlos con coraje, con liderazgo y, sobre todo, con claridad moral, que es la clave de toda voluntad y acción política. Soy de los que cree que la relación transatlántica ha ido devaluándose desde hace tiempo. Siempre he considerado que los norteamericanos y europeos somos aliados naturales no solo porque compartimos valores y sistemas políticos de la democracia liberal, sino porque compartimos también adversarios a los cuales debemos enfrentarnos de manera conjunta. Por ello creo que una fuerte y sólida relación transatlántica seguirá siendo imprescindible para intentar conservar el orden internacional liberal.
No quiero terminar esta intervención sin dedicar unas palabras breves a América Latina, la globalización y los cambios que están ocurriendo. Empezando por el libre comercio. Las circunstancias cambian pero las políticas que dan buenos resultados siguen siendo las mismas. El mercado y el libre comercio han probado a lo largo de la historia ser herramientas eficaces de desarrollo social y económico y de progreso. La pandemia de la COVID-19 no ha hecho sino acelerar las tendencias que ya estaban en marcha y poner más aún en cuestión asuntos que ya lo estaban. El multilateralismo ya estaba en horas bajas antes de la COVID, que nos pilló con instituciones internacionales muy debilitadas y con una guerra comercial abierta entre Estados Unidos y China. Creo que la función de los gobiernos no debe ser intervenir, salvo en circunstancias excepcionales y una pandemia lo es. La función es garantizar la libre competencia, el libre comercio internacional y unas instituciones sólidas capaces de hacer respetar las reglas del mercado libre. José María Aznar Transcripción Seminario ‘Gobernanza global y crecimiento en libertad’ 3 Creo también, que la humanidad es hoy más próspera que nunca gracias a la globalización, que ha permitido universalizar la libertad, la democracia y los valores occidentales.
La tendencia hacia el proteccionismo y los nacionalismos era ya una realidad antes de la pandemia. Ahora, la pandemia ha sido munición a todos los detractores de la globalización que quieren acabar con el libre comercio. En mi opinión, que la globalización se detenga es un riesgo que no podemos aceptar. América Latina debe ver esta situación pandémica como una oportunidad única para continuar apoyando, profundizando y reforzando el libre comercio y los procesos de integración regional. De una situación tan difícil como esta, pueden salir oportunidades. No quiero dejar de manifestar mi enorme preocupación por las circunstancias y por la situación y la evolución política latinoamericana.
La evolución de la mayor parte de los países iberoamericanos es profundamente preocupante. La ausencia de políticas en países relevantes, importantes en la región, como pueden ser los Estados Unidos de América o desde Europa, España, que es especialmente preocupante. Podemos contar con los dedos de la mano, desgraciadamente, los países que están apostando por mejorar sus democracias, asentar sus democracias, sus instituciones liberales y fomentar las reglas fundamentales de la libertad. La mayor parte de los países están en grave riesgo, en grave amenaza o en graves crisis. La recuperación económica del mundo muestra ya claras señales de consolidación. Sabemos que ello ha sido posible en muchos sitios, especialmente en EE. UU. y en Europa, por la intervención de los bancos centrales, que han intervenido con cantidades ingentes de liquidez. La política monetaria ha ayudado a evitar males mayores en esta pandemia. Por ejemplo, España ha emitido desde el comienzo de la pandemia 129.000 millones de euros de deuda pública. De esos 129.000 millones de euros, todos, han sido comprados por el BCE. Quiere eso decir que la supervivencia y el sostenimiento de nuestra economía es gracias al balance del BCE. Pero parece que ahora las cosas van a dar un giro. La retirada de los estímulos del BCE como también de la reserva federal norteamericana están cada vez más cerca. Y esto marca otra tendencia.
El contexto global ha sido favorable durante mucho tiempo, pero es evidente que esto no va a ser siempre así. Elementos como los bajos tipos de interés han permitido mucho que situaciones financieras complicadas se sostuvieran, pero eso puede cambiar rápidamente. Los países que tienen altos niveles de déficit y de deuda casi insostenible se hacen extremamente vulnerables.Eso significa que hay que acercarse muy pronto a políticas de recuperación del orden en las cuentas públicas. El mercado interior no es solo un mecanismo útil en la vida cotidiana y en la vida económica europea. Es una obra fundamental en la construcción europea. La preservación del mercado único europeo se debe hacer respetando las reglas del juego. Hasta ahora la única regla del juego que ha imperado durante la pandemia es que desaparecían todas las José María Aznar Transcripción Seminario ‘Gobernanza global y crecimiento en libertad’ 4 reglas del juego. Lo que quiero decir es que a partir de ahora los estados tienen que tener bien presente que deberían volver a pensar en establecer y en reestablecer las reglas fiscales que se establecían en los niveles prepandemia y en la época prepandemia. Porque el mantenimiento de los niveles de gasto, de déficit y de deuda en poco tiempo será sencillamente insostenible. Por lo tanto, cuanto antes volvamos a la situación prepandemia, tanto mejor para todos.
Una Unión Europa sin reglas claras que protejan el mercado único dejaría de tener sentido para muchos europeístas. Mire uno por donde mire, hay muchas cosas de las que ocuparse, hay muchas batallas que dar por la libertad. Por eso estas jornadas de reflexión en torno a la gobernanza global me parecen extraordinariamente importantes, porque establecerán caminos, ideas y luces, para intentar salir de algunos de los problemas que hoy tenemos que afrontar.
OPINIÓN- José María Aznar: Seminario ‘Gobernanza global y crecimiento en libertad’
