jueves, noviembre 14, 2024
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OPINIÓN-Luis Beltrán Guerra: Montaner, de nuevo en Caracas

El conversatorio lo inicia la española Juanita Parra manifestando que a Carlos Alberto Montaner le han contado que Nicolas Maduro está profundamente deprimido, dada la grave situación del país, pensando, incluso, en suicidarse. Asimismo, que los cubanos” están muy preocupados con esa posibilidad”.
A los paupérrimos venezolanos debería interesarle agrega José María Pilar, paraguayo con años en Caracas. Parra se percata que porta el libro “Yo el Supremo”, de Augusto Roa Bastos, preguntándole ¿Qué tal el vademécum? Una obra maestra responde. Pero le sugiero que prosigamos con Montaner.
En criterio de la profesora Maduro ha recibido una diversidad de epítetos, agregándose otros diariamente. ¿No será que es lo opuesto a las palabrotas? Son “apelativos” reveladores de los defectos, adiciona María Gonzalez, psicóloga colombiana. No es fácil que el imputado los tolere, cayendo en la desesperanza, lo cual, entendiendo a Montaner, condujo en 1954 al Presidente brasileño Getulio Vargas a matarse de un tiro en el corazón. Salvador Allende, durante el golpe Pinochet, se quitó la vida con metralleta regalada por Fidel Castro.  En 1982, Antonio Guzmán Fernández, Primer Magistrado de los dominicanos, en un baño se disparó un tiro en la sien”. Es cuestión por definir si el venezolano confronta un decaimiento igualmente severo. José María Pilar adiciona o un corazón recio como el de José Gaspar Rodríguez, a quien leyendo a Roas Bastos, jamás se le ocurrió suicidarse. Mandó al Paraguay durante su larga vida.
La conferenciante, con la mitad de la vida ensenando las constituciones, pregunta si lo desmanes tanto desde el poder, como de los gobernados, derivarán de la poca conciencia en lo atinente a ¿qué es ser república y cuál el camino para ser republicano? Pero, además, que se trata, nada más y nada menos, de un proceso complicado, cuyo designio es instituir un gobierno con idoneidad para alcanzar “el mayor bienestar posible”. Díganme, por favor, si actuamos sensatamente formulando imputaciones, sin revisarnos para entender quiénes somos y en qué medida la totalidad de la culpa ha de imputarse a los gobernantes, excluyéndonos. Perdónenme, pero no puedo concordar con esta apreciación. Aquel es elegido y nosotros electores.
José María Pilar presumiendo que la académica se escabulle del tema lee del artículo de Montaner: 1.  Los tres presidentes se mataron porque pensaban que no había “mañana”, 2. Creyeron que el calvario no tendría fin y 3. En lo que respecta a Maduro, las sanciones de Estados Unidos y de medio planeta le cerraron el círculo. El paraguayo reclama a la disertante evadir consideraciones significativas del escritor.
La académica le censura por asumir que los regímenes unipersonales de hoy son símiles de la dictadura del dictador perpetuo de su país. Pienso que no ha entendido bien a Roa Bastos, quien subraya la injusticia y la dureza del mandamás, no comparables a las dictaduras de hoy, electoralistas y que hacen de los desposeídos una bandera. Tenga presente, ademas, que suicidarse no es cuestión únicamente de cobardía, sino del convencimiento de que se actúa conforme a las circunstancias, entre ellas, que a los pueblos, a pesar de los esfuerzos desde el poder público, cuesta ser republicas y a sus habitantes republicanos. Pero, tampoco, pueden ser sujetos de las monarquías. Dónde ubicarles, pareciera el dilema.
María Gonzalez recuerda que el hombre es formado para el gobierno que sin separarse de la justicia y  la naturaleza, lo conduce por las sendas de la virtud, por lo que su  verdadero creador en lo moral es el sistema que gobierna. Esto es, el mundo se acomoda a las directrices de su gobernante y ello depende en gran manera de los principios que deciden nuestro carácter y voluntad moral. Por ello la máxima “Refórmese el Gobierno y los individuos de la Nación también se reformarán”. Comience aquí su curación, y su influencia se extenderá sobre todo el cuerpo político. (Blanco Rivero, El Publicista de Venezuela, No. 4, 25-07-1811).
El empeño ha de dirigirse, por tanto, a gobernantes y gobernados, binomio cuya suerte dependerá de la fuente que nutre a unos y otros. Norberto Bobbio se refiere a la dupla izquierdas y derechas, corresponsables de la política en las sociedades y sus resultados (generación de riqueza, temas relativos a la división de hombres y mujeres los temas que dividen a hombres y mujeres, nuevos malestares y formas de socialización y de imaginario social en el universo digital y del conocimiento).  El filósofo cree en la crisis de las ideologías, pero no en el fin de ellas, señalando, por tanto, que la izquierda y la derecha proseguirán en el actual debate político, no únicamente en el contexto ideológico, sino en lo pragmático. No otorga a los movimientos temáticos la transversalidad que les permita sobrepasarlas (Antonio Leal, 2014). El debate no puede limitarse a la distinción entre socialistoides y no, y mucho menos, que los primeros, cómo afirman los temerosos de la denominada Agenda Global destruirán al universo. En EEUU, esa diferenciación se ha puesto de moda con la Presidencia de Donald Trump y la campaña electoral para su reelección. Los republicanos son serios y los demócratas comunistas.
Perdóneme, agrega Juanita, no nos digan que si Biden gana las elecciones, las esperanzas de libertad para America Latina y particularmente en lo relativo a Venezuela están perdidas y que EEUU dejaría de ser. Una gran equivocación.
Permítanme preguntarles ¿Es Maduro el culpable de la caótica situación de Venezuela y se suicidará o la idea es propia de la genialidad de Montaner.
Me retiro confiada de que les haya sido útil en el análisis del difícil tema que me encomendaron.
Alguien sin identificarse entra a la sala vociferando ¡No puedo asegurar que el actual Jefe de Estado de mi país sea la próxima víctima. Pero hay que estar atento, pues la situación que confronta no se atiende con gotas de valeriana!
La académica regresa a Madrid acongojada por la melancolía. Aguda, pues pasan los días sin respuesta con relación al suicidio de Maduro.
Así suele suceder.

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