Qué problema con despojar a los españoles para ser arreados por mediocres y saqueadores. Equivocados fracasamos (Mario Vargas Llosa, Tiempos recios). Para el Nobel “así se jodió América Latina”.
Es explicable miramos los unos a los otros, desencantados. Para el Diccionario Hispánico de Dudas, “por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa”.
Me han planteado las elecciones parlamentarias en Venezuela, dónde viví 15 años, un rico país hoy baldado. No sé sabe quién ataca y defiende, por lo que el gobierno convoca y algunos plantean sufragar, pero otros no. Sin embargo, el proceso se adelanta con consecuencias inmediatas y análisis deplorables. En 1956 la dictadura de Marcos Pérez Jimenez convocó a una constituyente, que designaría al presidente. Rómulo Betancourt desde el exilio envió a Rafael Caldera esta misiva:
Carta a Rafael Caldera
2 de noviembre de 1956
Estimado Rafael Caldera:
He aprovechado esta oportunidad para escribirte unas líneas. A través de ellas quiero darte una opinión rápida y directa sobre la situación de nuestro país.
Nunca había caído tan bajo Venezuela como en estos ominosos tiempos. Ni lo de Gómez admite comparación con esa orgía de crímenes políticos, persecuciones a la ciudadanía y ausencia total de limpieza en el manejo de los dineros públicos. Y si algo faltare para completar el cuadro de irresponsabilidad administrativa, el paso ya se dio: la entrega de buena parte de las reservas nacionales de petróleo en condiciones onerosas para Venezuela, sin público debate, sin Congreso idóneo que apruebe esos contratos.
Creo que una oportunidad está en perspectiva para ponerle cese a una gestión de gobierno que amenaza a las bases mismas de la nación. Me refiero al proceso electoral anunciado. Creo que, por razones internas e internacionales, ese proceso se realizará, y con un margen utilizable de libertades públicas. Y dependerá de las fuerzas políticas nacionales, de ustedes, de los urredistas, de nosotros, que se aproveche, o no, esa coyuntura. Ustedes, particularmente, porque están dentro del país y porque no han sido “técnicamente” ilegalizados, están llamados a cumplir un papel de primera importancia. Son los que tienen mayores posibilidades para ir, hábilmente, haciendo acto de presencia, tomándole la palabra al régimen en cuanto al proceso electoral que anuncian. Estimulando aquí y allá optimismo con respecto a las elecciones anunciadas; diciendo de oído a oído lo que sinceramente creo; que las elecciones las perderá otra vez el régimen; y que no está hoy su cabeza visible en condiciones de repetir el segundo golpe de cuartel del 2 de diciembre de 1952.
Nosotros estamos desplegando en el exterior una campaña persistente, hábil, bien orientada, para lograr que disminuya el clima de terror interno. Consideramos que esa es una premisa básica para que pueda desentumecerse la inquietud política dentro del país. Comprendemos bien que a causa de tanta represión existe allá un clima de apatía y hasta de miedo colectivo. Pero en la medida en que se aprecie un aflojamiento de las tensas condiciones ahora existentes, veremos como de nuevo aflora en la gente el espíritu combativo. El venezolano es demócrata, quiere la libertad, por ella ha peleado y se ha sacrificado a lo largo de nuestra historia, como lo sabes bien por tus afanes de estudioso de la sociedad nacional. Y nuestro deber de dirigentes políticos, sea cual fuere la ideología que profesemos, es el de hacer que despierten esas voliciones en nuestro pueblo, actualmente adormecidas, pero de ninguna manera muertas.
Alguna vez –debes recordarlo– hablé contigo en Miraflores. Estimulé tu candidatura presidencial, asegurándote que la Junta por mí presidida rodearía de garantías la campaña que realizaras. Hoy vuelvo a hablarte de tus posibilidades y de las de tu grupo para ser pioneros en un empeño en el cual no se quedarán solos. Nosotros, “disueltos”, perseguidos, acosados, seguimos teniendo nuestros núcleos clandestinos, y seguimos trabajando empeñosamente, con una tenacidad que es bien conocida. Nos hemos trazado una línea de gran amplitud. No creemos en posibles salidas insurreccionales de la situación de encrucijada en que está el país. Mas viable y más realizable es una salida “a la peruana”; y dentro de esta manera de apreciar la realidad del país contemplaríamos mañana la posibilidad de apoyar a un candidato extraño a nuestras filas, pero que le garantizara al pueblo venezolano una vida más libre y digna. Pero es necesario que los hombres y los grupos que actúan dentro de Venezuela comiencen a dar señales de vida. De ser posible, hazme llegar noticias tuyas; y recibe saludos y mis votos porque estas apreciaciones coincidan con las que tenías hechas.
Amigo afmo.
El proceso electoral se realizó y las irregularidades inimaginables, pero la dictadura terminó días después. La pantomima electoral produjo reacción castrense con implosión popular. Toca a ustedes considerar si se alzan antes o después de sufragar, a fin de no limitarnos, como de costumbre, a hablar de fraude. Y a reconocer nuestra ¡grandísima culpa!
Es pertinente dilucidar, también, sí el Foro de Sao Paulo es el Pacto de Varsovia y Cuba la Alemania nazi, vendidos como diabólica mixtura con narcoterrorismo, corrupción, saqueo, droga, petróleo, oro y etc. Además, como dice Wolf Grabendorff, estudioso de las relaciones internacionales, la suerte del “multilaterismo” ante la arrogancia política y retórica agresiva y racista.
He de rememorar a políticos con una cuota de moralidad y amor a la patria. Un cuestionamiento a Vargas Llosa, pues se esforzaron en regímenes de libertad y justicia social, a raíz de la separación de España.
Soy Adalia Meyer. Mi nombre denota personalidad, liderazgo, responsabilidad y ambición. Y el apellido, “ser superior”. Esto es, que como muchos suramericanos de mente pobre no soy.
Me pagarán la disertación y cuando lo hagan les invitaré a mis conferencias en la University of Auckland. Pero, además, a disfrutar vino Pinot Noir con un cordero de Nueva Zelanda. Espero no hablar de elecciones ni de “mea culpa”. Más bien de democracia, alcanzada antes o después de las elecciones.
¿Qué más puedo decirles?
No se escucha un solo aplauso.
Fuente: El Nacional