Bueno. Se comprobó definitivamente. El kirchnerismo es una farsa. Pero el problema lo tienen los mismos kirchneristas, que vivieron justificando la cuadratura del círculo desde 2003, cuando comenzó el Gobierno del fallecido Néstor Kirchner. Como dice el analista político y económico Carlos Maslatón, el invento termina reventando al inventor. La cuarentena absurda, ortodoxa y extendida, que liquidó al sector privado, terminó dejando en evidencia todo el doble discurso de un espacio político que fue sinónimo de hipocresía. Ahora, una simple foto puso blanco sobre negro la mentira de un relato, que muchos ya sabíamos que era absolutamente mentiroso. Sin embargo, no fueron pocos los que siempre le encontraban una explicación a todo. Ya no pueden.
Primero fueron los registros de entrada y salida de las modelos. Después las visitas de actrices. También las de varios empresarios. Pero para todo había una excusa. La imagen que viralizó en las últimas horas fue tan inapelable que por el lado del Gobierno no hay más que silencio de radio. Los allegados al presidente aseguran que Alberto Fernández está indignadísimo. No con su comportamiento, por el que debería arrepentirse y pedir perdón, claro. Está indignado con el que pudo haber filtrado la foto que terminó de liquidar la poca credibilidad que le quedaba.
El festejo de la primera dama, Fabiola Yáñez, había sido mencionado en la agencia estatal Telam. La noticia la mostró en soledad, con unos globos, diciendo que, por motivos de la pandemia, había tenido que festejar su cumpleaños número 39 por Zoom con sus amigos. Sin embargo, la realidad es que celebró junto al presidente y al menos diez allegados, muchos de los cuales estaban en las polémicas listas de entradas y salidas de la quinta presidencial que trascendieron las últimas semanas. El único que podía estar allí, además de Alberto, era el perro Dylan que, por supuesto, no se perdió la fiesta y hasta posó para la foto. Recordamos que en los registros que se hicieron público, se supo que hasta su entrenador entraba y salía de la quinta, mientras el presidente mandaba a detener a la gente que violaba la cuarentena para trabajar y los chicos estaban sin clases.
¿Actuará un fiscal de oficio? ¿Comenzarán las causas penales correspondientes por violar sus propias reglas? Habrá que ver. En cualquier lugar del mundo, esto sería sinónimo de juicio político o renuncia inmediata. Pero, estamos en Argentina. Tan delirante es el país, que si pasa eso, la cosa es peor: asumiría Cristina Fernández. Al menos, la foto dejó en evidencia lo que para nosotros no es nuevo: que el kirchnerismo es una farsa.
Fuente: PanamPost