lunes, septiembre 16, 2024
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OPINIÓN- Miguel Ángel Martín: El silencio de los cómplices

Estratagema electoral
En el arte de la guerra y de la política encontramos una figura que se conoce como la estratagema, entendida como una acción astuta para conseguir o evitar algo, ya sea por medio de la sorpresa o por engaño, tramados para confundir la razón y hasta el corazón de las personas.

En el panorama venezolano se viene presentando una situación que tiende a confundir la lucha emprendida por alcanzar la libertad; se acercan las fechas del cronograma electoral, que habilidosamente aprovecha el gobierno para limpiar el rostro de un sistema que ha sido un fracaso rotundo, y es que todas las áreas que rodean la calidad de vida de los ciudadanos se encuentran bajo el asedio de una total anarquía.
Se anuncian las elecciones para renovar gobernadores, alcaldes, legisladores estatales y municipales, en medio de un panorama desolador, por la imposibilidad de realizarse elecciones bajo condiciones de confianza y credibilidad, teniendo en cuenta que los dos últimos procesos electorales realizados en el país han sido cuestionados y rechazadas por un sector mayoritario de la oposición.
La presidenciales realizadas el 20 de mayo de 2018, cuyos resultados han sido desconocidos por la Organización de los Estados Americanos, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Unión Europea, precisamente, por falta de transparencia y garantías electorales; así como las parlamentarias celebradas el 9 de diciembre de 2020, en la cual no participan siete partidos políticos intervenidos por el Tribunal Supremo de Justicia, también desconocidas por organismos multilaterales internacionales.
De esta manera, avanzando en su ilegitimidad, se maquilla un órgano electoral que intenta vender la idea de que se ejecutan los cambios para darle credibilidad a las elecciones, es por ello que nos atrevemos a indicar que de manera astuta y con mucha malicia, entrampan a la lucha por la libertad que anhelan los venezolanos, por medio de un estratagema que no tiene reglas dentro del arte de la política, ya que se ejecuta atendiendo el momento, las circunstancias y las oportunidades, así como el ingenio de quienes lo han concebido.
El grito de los venezolanos
Los venezolanos no han sido silenciosos en su afán de rescatar libertades y su derecho a vivir en democracia, y desde las consultas públicas avaladas en el 2017 y en el 2020 dentro del marco constitucional por la Asamblea Nacional, fueron claras las manifestaciones donde se expresa la voluntad soberana del cese de la usurpación de la presidencia de la República, siendo, precisamente la misma ruta política que había sido diseñada por los actores o líderes políticos del momento.
A pesar de que el pueblo venezolano ha manifestado su voluntad, exigiendo un cambio en la conducción de la presidencia y del sistema que tanto daño hace a las personas, una clase política viene poco a poco vendiendo el argumento que no se pueden perder los espacios, y que se debe participar en el proceso electoral, que seguro atornilla a quienes usurpan los cargos más importantes de poder en Venezuela.
Cambian la hoja de ruta que hasta hace poco tiempo convirtieron en un mantra, me refiero, al cese de la usurpación, transición y elecciones libres. Ahora tratan de convencer que debe negociarse las elecciones, aunque no exista credibilidad, pactando algunas condiciones mínimas, circunstancia que ha generado un desasosiego en la población, que hasta hace unos años veía cerca la libertad del país, ya que se había logrado deslegitimar a quien usurpa la presidencia y los demás altos cargos de poder.
El silencio de los cómplices
Un sector importante de la sociedad venezolana, aguas adentro sabe que están a punto de que se irrespete la voluntad soberana, manteniendo un silencio para no contrariar a la clase política que vende un “acuerdo”, producto de una negociación que se ejecuta en partes, donde se discute condiciones para las elecciones nacionales.
Estas personas silentes, aducen que hay que mantenerse unidos contra el régimen, comprando el paquete electoral que se acerca, mientras se observa como actores de la oposición regresan del exilio y comienzan a realizar actividades de calle, presentando de forma subyacente sus candidaturas, y enviando mensajes a la población de la conveniencia de plataformas electorales unitarias, aupando a que los acompañen a vencer o a perder ante un sistema gubernamental controlado. No hay duda, atrás ha quedado para esa clase política el mantra.
La complicidad del silencio, no solo obra contra la voluntad de las personas también es un irrespeto a la institucionalidad y la legalidad, y al final de cuentas, consiste en una burla a la inteligencia de los venezolanos, quienes en las ultimas mediciones han expresado que un 60% rechaza participar en elecciones, un 15% seguirá las líneas de los partidos políticos, y el resto manifiestan no saber.
Todo indica que la estratagema se ejecutará como ha sido diseñado, y se realizaran elecciones cuestionadas por la mayoría ciudadana, con un resultado nefasto en la lucha por la libertad.
Voluntad soberana con sabor a traición
El filosofo de la Universidad de Oxford Isaiah Berlin, en su obra “Un pensamiento en la traición de la libertad. Seis enemigos de la libertad humana”, afirma que no se puede tolerar ninguna interferencia en el camino elegido en la búsqueda de nuestro propio bien, lo que, además, actuará como un impedimento a los abusos de la autoridad y su mercadotecnia.
Explica, que ni es aceptable que se haya instalado en nuestra sociedad una confusión fatal en aceptar “el sentido de pertenecer a algún lugar único en que estamos protegidos contra los obstáculos porque podemos preverlos todos. Pero eso no es lo que llamamos libertad: tal vez sea una forma de sabiduría, de comprensión, de lealtad, de felicidad o de santidad. La esencia de la libertad siempre ha estado en la capacidad de elegir como deseemos elegir, porque deseamos así elegir, sin coacciones, sin amenazas, no devorados por algún vasto sistema; y en el derecho a resistir, a ser impopular, a defender las propias convicciones simplemente porque son nuestras. Ésta es la libertad verdadera, y sin ella no hay libertad de ninguna clase y ni siquiera la ilusión de ella.”
Seguro, que nuevos liderazgos saldrán a la palestra en el tiempo, y la sociedad civil convertida en resistencia bajo el manto de la dignidad tendrá que entender que debe organizarse disciplinadamente para imponer la voluntad de la gente, siendo la llamada a convertirse en la verdadera fuerza de apoyo de las mayorías y de apoyo al sentido común.
Algunas conquistas se perderán por la necedad y el afán de obtener cargos de poder, que en el caso de los opositores será un poder sumiso; mientras los venezolanos de bien concentran sus energías en sobrevivir la calamidad que día a día se vive en el país, que otrora fue un refugio de libertad en la región.
Los traidores de la libertad no merecen la libertad
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