sábado, septiembre 21, 2024
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OPINIÓN-Néstor Laso :Álvaro Uribe, volverá a ser clave en el 2022

No. No se sorprendan los lectores, ya sean españoles, colombianos residentes en España o en el querido país cafetero. Éstos, a través del importante seguimiento que hacen en este medio de comunicación de mi columna habitual sobre la situación político y social en Colombia, pudieran interpretar con el titular arriba empleado, que estoy haciendo un llamamiento para que el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe sea nuevamente candidato a la Presidencia de dicha nación, en las Elecciones Presidenciales del 2022
Aunque no oculto mi opinión que observando lo que está ocurriendo en el hemisferio sudamericano, ésta podría ser una de las mejores circunstancias que le podría ocurrir al país cafetero, ya en Colombia no se permite la reelección presidencial y Uribe dirigió los designios de aquel país en dos periodos, 2002 al 2006 y del 2006 al 2010, con gran éxito sobre todo en materia de seguridad y en el desarrollo económico de un país que recibió a punto de ser un Estado fallido.
Los antecedentes avalan a este eficaz y carismático líder, señalado por muchos no sólo como el más importante en la historia política de Colombia sino uno de los de mayor relieve y con mejores resultados de su gestión en lo político, en lo social y en lo económico de toda América Latina.
Aunque Uribe no va a ser candidato a la Presidencia en los comicios electorales del 2022, sí entiendo que goza todavía de un gran crédito electoral y ello a pesar de la fuerte campaña en su contra desde poderosas atalayas de la izquierda avaladas por sus enemigos santistas, que tratan de anularle políticamente incluso mediante procedimientos judiciales mas que cuestionables, utilizando todo tipo de artimañas.
Y aunque algunas encuestas le atribuyen un desgaste en su favorabilidad posiblemente endosado por la crítica a la gestión del actual Presidente de Colombia, Iván Duque, miembro de su partido, el Centro Democrático; otras en cambio le siguen manteniendo en los puestos más altos del ranking de favorabilidad solo superados, por Sergio Fajardo, de tendencia de centro izquierda, que siempre puntea alto en las encuestas preelectorales pero que a la hora de la verdad, ello no se ha traducido en éxito nunca en los comicios presidenciales.
Incluso, en estos días, Alvaro Uribe ha sido elegido como el Mejor Senador del Congreso de Colombia del año 2019, por la mayoría de congresistas de todos los partidos del arco parlamentario colombiano y no sólo por los de su partido, el Centro Democrático.
Para cualquier analista político que se precie, esos datos no pueden ser pasados por alto, pues significa que a pesar de todos los ataques que Uribe recibe desde diferentes ángulos, la mayoría son propios de una acción premeditada de acoso y derribo contra su persona que obedecen a una premisa superior de aniliquilarle políticamente definitivamente.
Su presencia en la vida política del país es un serio hándicap u estorbo para el asalto de la izquierda al gobierno de la nación. Una izquierda incrustada incluso en los organismos jurisdiccionales mas elevados que trata de lograr a través de cuestionables procedimientos judiciales viciados, su objetivo primario de provocar la inhabilitación de Uribe como única manera de conseguir sus fines. No obstante, a pesar de las duras afrentas y manipulaciones, es evidente e irrefutable, la decisiva influencia del líder paísa en importantes sectores electorales de la ciudadanía colombiana.
Ello se traduce, en que a pesar de todas las estrategias en su contra , hurdidas desde medios de comunicación, izquierda y extrema izquierda política y social colombiana con apoyos desde el exterior (Maduro, Foro de San Paulo, etc.) para minar su carisma y credibilidad, en el 2022, su activo electoral, a la vista de estas últimas encuestas que si bien no son los porcentajes de favorabilidad del pasado, por el lógico desgaste que la
acción política conlleva, Uribe sí va a ser todavía decisivo para elegir al próximo Presidente del país y que ninguno de los posibles optantes en el arco electoral del centro derecha, deben desdeñar su alianza y apoyo si desean acceder al solio de Bolívar, es decir, a la Presidencia de Colombia.
El actual Presidente, Iván Duque, un absoluto desconocido para la mayoría del país, traído por Uribe para integrarlo en su lista cerrada al Senado del 2014, desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), obtuvo en su acceso a la Presidencia la máxima votación electoral de la historia, sobre diez millones quinientos mil votos, solo por el hecho de haber contado con el apoyo del expresidente de origen antioqueño, como su principal valedor. El favorito siempre fue. «el que diga Uribe «.
A la vista de los hechos recientes, nadie duda de que el político paisa, digan lo que digan, guarda muchos millones de votos fieles, para poner y decidir él, quien es el próximo Presidente de Colombia. Quien minusvalore su todavía vigorosa influencia política, podría estar cometiendo un mayúsculo error de cálculo. No hay que olvidar tampoco que Álvaro Uribe como congresista, es el Senador mas votado en la historia de Colombia.
Falta mucho para esos comicios del 2022, pero es inequívoco que en el año entrante, ya van a empezar a consolidarse candidaturas, no hay que olvidar que la legislación colombiana exige no ocupar cargo alguno de gobierno a aquellos que en la actualidad los estén ejerciendo, al menos con un año de antelación a la cita electoral.
Entre las opciones que suenan, ya empiezan a perfilarse, así todavía sus protagonistas no lo hayan confirmado, la de los dos Alcaldes mas populares del país, que cesan a principios del próximo mes, como son el regidor de Medellín, Federico Gutiérrez y el de Barranquilla, Alex Char, ambos ideológicamente del centro derecha. Junto a ellos asoman por los lados del gobiernista Centro Democrático, el abogado Rafael Nieto, la Senadora Paloma Valencia, la vigente Vicepresidenta Marta Lucía Ramírez del Partido Conservador y el actual Ministro de Defensa, Carlos Holmes
Trujillo, hombre dúctil políticamente donde los haya, quien tuvo cargos con casi todos los últimos presidentes del país, llevando casi cuarenta años en primera líne. En el centro político, suena de nuevo el centrista
progresista Sergio Fajardo, aunque muchos creen que su tiempo político ya se ha terminado, ante las múltiples oportunidades desaprovechadas y en la izquierda, el radical Gustavo Petro, auténtico agitador de las últimas marchas y paros en Colombia, si bien en este país no han tenido aquellas, similar repercusión a la obtenida en Chile, Ecuador, etc. La ciudadanía acabó asqueada ante los desmanes y protestas producidos como indican recientes encuestan. Colombia, a pesar de su voto joven, posiblemente no gire a la izquierda en estas próximas elecciones,sobre todo viendo lo que para sus vecinos mas cercanos, sobre todo Venezuela, ha traido esos gobiernos. Si bien el voto de los millenials, es importante en la gran urbe de Bogotá, queda por ver si dicho giro se produce en Presidenciales y no solo en Elecciones Locales, en ciudades tan importantes como Medellín o Cali, descartada Barranquilla controlada por el centro derecha del clan Char.
A los anteriores, pueden unirse nuevos valores, como el también conservador y exministro Juan Carlos Pinzón y algún líder de la izquierda que pueda surgir ante las dudas que en dicho electorado pueda tener una candidatura mas que desgastada y poco confiable como la de Petro, tras escándalos de corrupción no aclarados, p.ej. episodio de video publicado de recepción de bolsas con fajos de billetes junto a sanciones que todavía pudiesen estar en vigor tras su paso por la Alcaldía de Bogotá.
Definitivamente, quien desee ser el próximo Presidente de Colombia, todavía debe de pasar por contar el apoyo y la bendición del carismático expresidente Uribe, quien mal que pese a algunos parece que sus «voticos» pueden desequilibrar la balanza a favor de alguno de los próximos aspirantes a mandatario del país cafetero y que no cabe duda que su solo presencia es un gran muro de contención para que los
derechos y libertades junto a la democracia sigan estando en pie en Colombia ante las amenazas existentes en diversos países de la región.
Fuente: El Comercio

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