jueves, diciembre 26, 2024
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OPINIÓN-Rick Scott: Cómo afrontar la deuda nacional

No podemos olvidar que cada dólar que el gobierno federal gasta es un dólar prestado que le pertenece a las familias americanas.
Lamentablemente, durante los últimos dos años que he estado en Washington, me he dado cuenta de que, si bien muchos políticos prometen defender estos valores, muy pocos ponen sus palabras en práctica. No es sorprendente entonces que nuestra deuda nacional continúe creciendo sin control. Solo en el 2020, el gobierno federal aumentó su deuda en más de $4 billones (Four trillion dollars). Hoy asciende a 27 billones de dólares (27 trillion dollars). Esta cifra es masiva e insostenible.
Los Estados Unidos tienen que enfrentar la crisis de la deuda nacional y comenzar a tomar medidas decisivas para revertir este curso. Por eso, cada vez que me presentan propuestas que utilizan el dinero de los contribuyentes para programas gubernamentales, me hago algunas preguntas simples pero importantes.
¿Cuál es el plan para pagarlo? ¿Cuál es el retorno de la inversión para las familias americanas? ¿Hay otros programas que ya estén haciendo lo mismo? ¿Cuándo fue la última vez que se revisó la eficacia de este programa? ¿Incluye esta propuesta medidas para prevenir el despilfarro y el fraude y garantizar que alguien sea responsable? ¿Existen regulaciones innecesarias que hacen que esta propuesta sea más cara de lo necesario?
Hacerse estas preguntas no es una idea nueva. Es el mismo proceso por el que pasé todos los días durante mi tiempo como gobernador de Florida y por el que pasan la mayoría de las familias americanas cuando toman decisiones financieras en casa o en sus negocios. Ninguna familia gastaría dinero innecesario sin un plan. Ninguna empresa puede darse el lujo de no obtener rendimiento de sus inversiones. Gastar sin consecuencias no es cómo funcionan las cosas en el mundo real y no es cómo deberían funcionar las cosas en el gobierno.
Las décadas de fracaso del Congreso de pensar y actuar responsablemente han llevado a enormes déficits, una deuda insuperable y un gasto descontrolado. En este momento, nuestro país está gastando fuera de control. Incluso antes de la pandemia, cuando la economía estaba en auge, el gobierno federal tenía déficits anuales de billones de dólares. Esto tiene que terminar.
Necesitamos reformas reales. Es por eso que he propuesto enmiendas a la Constitución de los Estados Unidos que requerirían una mayoría de votos en cada Cámara del Congreso para imponer o aumentar cualquier impuesto o tarifa a las familias americanas y otorgar autoridad de veto por partidas individuales al presidente de los Estados Unidos. También he liderado el cargo para establecer una política de «No presupuesto, no salario» en la ley federal para que, si el Congreso no aprueba un presupuesto a tiempo, su responsabilidad constitucional más importante, no se les debería pagar a los miembros. Es simple, si no haces tu trabajo, no se te debe pagar.
Nuestro país necesita liderazgo para solucionar nuestra deuda nacional. Uno esperaría que lo primero que haría el presidente Joe Biden sería establecer un plan y trabajar para solucionar la deuda.
Cuatro semanas después de que el Congreso gastara $900 mil millones para abordar los impactos económicos de COVID, Biden comenzó su presidencia con un llamado al Congreso a gastar otros $1.9 billones. A pesar de que todavía no sabemos cuánto de los $4.5 billones de fondos de estímulo ya asignados se han gastado, Biden y sus nominados abogan aumentar nuestro déficit aún más en fondos innecesarios, incluidos $350 mil millones en dinero de los contribuyentes para rescatar a gobernadores fiscalmente irresponsables en Nueva York e Illinois.
La nominada de Biden para ser Directora de la Oficina de Administración y Presupuesto, Neera Tanden, ha sido una firme defensora del Green New Deal. Con un precio de casi 93 billones de dólares, esta propuesta es tan cara, radical y devastadora para los empleos americanos que ni siquiera los sindicatos liberales están dispuestos a apoyarla.
Este verano, el Congreso y el presidente Biden enfrentarán la decisión crítica de aumentar o suspender el techo de la deuda. El Congreso se ha acostumbrado a maximizar la tarjeta de crédito de los Estados Unidos sin ningún plan para pagar nuestras deudas. No controlar el gasto deficitario inevitablemente provocará una alta inflación, devastando el poder adquisitivo de todos los americanos y afectando de manera desproporcionada a las familias de ingresos bajos y fijos.
Las familias americanas entienden que no pueden gastar sin consecuencias. Es hora de que el gobierno adopte esta misma mentalidad.
Fuente: Diario las Américas
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