martes, noviembre 12, 2024
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OPINIÓN-Simón Alcántara: Hilo y ovillo

Barinas no es una derrota cualquiera ni la victoria tampoco
En apenas 49 días Venezuela se ha crispado con dos procesos electorales. Uno realizado el 21 de noviembre de 2021, para elegir gobernadores y alcaldes. Y el otro, el 9 de enero de 2022, repitiendo un proceso para elegir gobernador de Barinas, que ganó Superlano representante de la MUD y que el régimen desconoció a posteriori, mediante artilugios leguleyos, con su inhabilitación.
La primera ronda electoral 21N-2021 dio unos resultados “desastrosos” o negativos para la oposición, que participó desunida, que en su periodo de propaganda tuvo posiciones encontradas llamando a la abstención y solicitando el voto, ambivalencia que se reflejó al final del proceso. Gobernaciones (3) y alcaldes (123), con una votación de 3.930.627 de votos, el 48.22%.
El gobierno reclamó para sí la victoria cuantitativa por su número mayoritario de gobernaciones a su lado (19) así como de alcaldes (212), con 3.722.656 votos, el 45.66%. Es de notar, que esta votación es inferior a la de los sectores opositores.
Gobierno y oposición han disminuido su cuota electoral vistos los números de arriba. El primero, con menor votación supera con creces los cargos electos alcanzados comparado con el sector que le antagoniza políticamente, que tuvo mayor participación de electores. Es evidente que la falta de unidad pasó factura. Por otro lado, el sistema electoral está “amaestrado” para que el sector oficial ganara con menos votos como en efecto se evidencia en el resultado final. La elección nos suministra una radiografía nacional que deja al descubierto una severa debilidad de conexión del régimen con la sociedad venezolana y un liderazgo carente de vinculación social. En resumen, un régimen obeso, carente de musculatura y ayuno de la épica que en algún tiempo Maduro heredó de Chávez y que ha dilapidado cabeza a cabeza con el desastre económico y social del país. El lado opositor, se elevó con creces para asentar una buena cantidad de alcaldes cuyo liderazgo está más cerca de las necesidades sociales y de los reclamos de las comunidades. Sin embargo, la desunión, la falta de políticas unitarias, los afanes de sobreponer los intereses personales y postergar los del país, la ausencia de una vinculación orgánica con la población y su casi asepsia con las protestas sociales han marginado a vastos sectores de la ciudadanía del quehacer político, que se ha manifestado en la poca participación electoral.
 
Maduro se atascó en Barinas
 
El 21N-2021 el régimen respiró victorioso con la mayoría de las gobernaciones en su bolsillo y también las alcaldías. Solo una pequeña disputa electoral en la lejana Barinas, tierra de míticas andanzas y leyendas chavistas, que no despertaban duda de una victoria más, pero a medida que los votos recalaban en la oficina del conteo oficial y en Miraflores, los respiros se hacían más dificultosos y las toses nerviosas hacían presagiar que la magia del comandante se había esfumado, los votos y la esperanza de ganar. Un tal Superlano se había colado, como se dice, por los palos y en remate excepcional ganó la gobernación de Barinas. Algo así como la corona de la realeza de la que el gobierno no estaba dispuesto a desprenderse y al filo de la medianoche, marramuncias legales y la prestancia delincuencial del contralor y un oscuro TSJ, arbitraron la inhabilitación y el llamado a nuevas elecciones. El alborozo oficial se hizo evidente pues era una segunda oportunidad en la tierra del comandante. Impuesta la incomprensible contienda electoral, jamás el alabardero principal y sus ayudantes de campo imaginaron que los llaneros, darían la batalla. No en vano por esos lares todavía se canta con orgullo la copla de Florentino: que son como el espinito que en la sabana florea, le dan aroma al que pasa y espinan al que lo menea.
Los barineses aceptaron el reto y en una lucha desigual por el ventajismo oficial que ofreció gratificaciones de quincallería electrónica, dádivas en bolívares devaluados, cajas de comida, el gas y la gasolina de aparición providencial. Nada pudo quebrar la voluntad de cambio y el deseo de enterrar la pretendida hegemonía de un sistema oprobioso, decadente e indiferente al reclamo social. Barinas derrotó la aventura electoral más descarada del régimen que ha quedado para la historia de la vergüenza: un dictador apabullando al pueblo con todo el poder político, militar, policíaco y paramilitar del estado. Además, la extorsión económica y el despliegue masivo de la burocracia estatal con fines intimidatorios.
 
La victoria en cifras
Las cifras dan victorioso al candidato seleccionado por la oposición en forma unitaria. Los resultados reflejan una amplia y aplastante diferencia como para permitirse dudas desde las esferas oficiales y orquestar trácalas judiciales o electorales. Los números dados por el CNE, lo evidencian: Sergio Garrido de la unidad opositora, 172.497 votos, un 57.36%. Jorge Arreaza del Polo Patriótico, 128.583 votos, un 41,43%. Claudio Fermín, 5.526 votos, un 1.77%. El mismo Arreaza reconoció el triunfo antes de publicarse los datos oficiales mediante un Tweet que despejaba cualquier duda de su derrota: “no hemos logrado el objetivo”. Es de notar que esta sentencia es casi un calco de aquella que en mala hora su comandante eterno pronunció después del fallido 4-F.
 
La derrota del chavismo-madurísmo
Maduro es responsable de las dos derrotas, la que le propinó Superlano y ahora, la de Sergio Garrido. Un simple ojazo sugiere que la familia del eterno no debe estar complacida con el doble escarnio electoral aupado por el oficialismo y aún más con la derrota parcial en el pueblo cuna de la revolución, Sabaneta. Por otro lado, la herencia mágica del mito chavista se ha esfumado como volutas de chamizal ardiendo en medio de las sabanas llaneras. Ese orgullo que se pretendió defender no resistió el empuje de un pueblo cansado de burlas, acicateado por la estrechez económica y de mengua en sus necesidades básicas en una región llena de riquezas naturales y gente laboriosa.
Que aprender de Barinas

  1. El evento electoral en Barinas es un parteaguas en el recorrido histórico de la dictadura e indica claramente que el pueblo quiere un cambio de gobierno que garantice, además de comida, libertad, seguridad, trabajo, cese del terrorismo de estado y la democracia alternativa mediante el voto seguro y que sea fiable con instituciones al servicio del país.
  2. El grito libertario se extenderá desde los llanos y ese reclamo debe ser atendido por los oídos sordos del entorno mirafloriano.
  3. El clamor de libertad también se escuchará en el plano internacional, que debe estar evaluando la conducta gubernamental producto de la lección de civismo acaecida apenas el domingo pasado.
  4. Por otro lado, la oposición debe tomar nota del evento. Las victorias solo se generan si hay unidad de propósito y se declinan los intereses personales en obsequio del objetivo estratégico de la libertad y democracia.
  5. Igualmente, que los partidos políticos no son instrumentos personales para garantizar parcelas de poder y disfrutar prebendas del estado. Los partidos políticos son herramientas al servicio de los ciudadanos para alcanzar metas comunes que garanticen el buen vivir democrático en la sociedad.
  6. Maduro enterró el chavismo arrastrando los íconos familiares y con ello la leyenda de Maisanta, el árbol de las tres raíces y todo el chiripero ideológico que sustenta el socialismo del SXXI.
  7. El sector opositor debe aprender la lección en toda su magnitud si quiere seguir cosechando triunfos en el futuro cercano y en el panorama de las elecciones presidenciales de 2024.

Barinas demostró que lo imposible se vuelve realidad si al lado bueno de la política se le da la oportunidad de demostrar que la política es el arte de lograr objetivos por muy inalcanzables que ellos parezcan.
 
 

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