lunes, diciembre 23, 2024
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Ortega recrudece la represión contra quienes fueron incondicionales del sandinismo

El régimen de Daniel Ortega ha encarcelado al sociólogo y economista Oscar René Vargas, el hombre que le salvó la vida al tirano nicaragüense en 1967, y ha condenado a casi 13 años de prisión al conocido exguerrillero, militante sandinista y paramilitar Marlon Sáenz, conocido como “El Chino Enoc”: dos personajes que en distintos momentos fueron incondicionales al dictador.

El sociólogo Vargas fue asesor del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), durante la primera dictadura sandinista 1979-1990. Fue una de las personas más allegadas a Ortega. Acompañó al dictador y su vicepresidente el escritor Sergio Ramírez Mercado y a Bayardo Arce —parte de la cúpula de esa dictadura— durante la conferencia de prensa en la que los cabecillas del sandinismo reconocían la derrota electoral en 1990, tras más de una década de persecución, confiscaciones y crímenes de lesa humanidad practicados contra la oposición. Delitos que permanecen impunes gracias a la amnistía que aprobó el FSLN, y que luego ratificó el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro en nombre de “la paz y la reconciliación”.

Se trata de un intelectual de izquierda con 36 libros escritos a título propio y 20 en coautoría. Se convirtió tras el estallido social de 2018 en un crítico del régimen de su antiguo aliado, a quien le salvó la vida durante una redada que realizaba la Guardia Nacional por la ejecución de un sargento de ese cuerpo militar; crimen en el que participó el hoy dictador, junto a un grupo de sandinistas.

Vargas y Sáenz no son los únicos sandinistas que gobernaron y apoyaron a Ortega durante la primera dictadura y la actual, a quienes hoy les pasa la cuenta por “disentir”. Ha encarcelado a varios de sus excamaradas y dejó morir en la cárcel al general en retiro y fundador de la tenebrosa Seguridad del Estado, Hugo Torres, fundador del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), hoy conocido como “Unamos”, quien fue uno de los participantes del asalto a la casa de Chema Castillo, ministro del gobierno de Anastasio Somoza, quien fue asesinado durante el atraco con el que lograron sacar de la cárcel al propio Ortega y a otros guerrilleros presos por la muerte del sargento de la Guardia Nacional y por el asalto a un banco. Torres murió enfrentando un cáncer bajo régimen carcelario.

Penas para los críticos de Rosario Murillo
“A todos los sandinistas disidentes, militantes que comulguen con Ortega, pero no con Rosario Murillo, les espera cárcel o la muerte. Porque la política de los Ortega Murillo, es la obediencia absoluta; y todo lo que hagan Rosario, sus hijos y sus ejecutores principales, Néstor Moncada Lau, Adolfo Marenco, subdirector y jefe de la Inteligencia de la Policía, y el jefe del Ejército, Julio César Avilés, es con la aprobación de Ortega”, asegura Christiam Martínez, exiliado político nicaragüense.

Marenco, por cierto, fue enviado a retiro este 25 de noviembre; dos días después de que fue nombrado en la Comisión de Servicio en el Instituto de Seguridad Social y Desarrollo Humano (Issdhu). Martínez asegura que el régimen busca bajarle el perfil mediático, ya que es señalado de crímenes en el contexto de las protestas, pero se mantiene en el círculo de poder alrededor de Ortega.

Ahora bien, con el retorno del sandinismo al poder en 2007, Vargas fue nombrado embajador de Nicaragua en Francia en junio de ese año, pero fue destituido del cargo dos meses más tarde en momentos en los que se preparaba para viajar, presuntamente, por unas declaraciones a los medios en las que habría criticado la forma en que Rosario Murillo -la esposa del dictador- había integrado los denominados Consejos de Poder Popular, (antiguos Comités de Defensa Sandinista en la década de los 80), unas estructuras de “vigilantes” que son señalados por la población como “sapos”, por ser informantes de los aparatos represivos.

Por otra parte, el régimen sandinista condenó al exmiembro de las Tropas Espaciales Pablo Ubeda, Marlon Sáenz (alias “El Chino Enoc”), no por ser paramilitar, sino por criticar abiertamente a Rosario Murillo, a quien ha acusado de “manejar” a Ortega y tomar el control del FSLN sin tener los “méritos”.

La dictadura condenó a Sáenz a 12 años y seis meses de cárcel. Lo acusa de tráfico de drogas y portar armas. Daniel Ortega, el hombre al que defendió, por el que ha reprimido a opositores participando en las masacres de las protestas de abril, no movió un dedo a favor de Sáenz, su incondicional a quien hoy tritura con su aplanadora.

La salida en caliente
En 2018, Vargas hizo un análisis sobre los cuatro posibles escenarios para salir de la dictadura, denominado la “salida en caliente”: “A la Pinochet, que es la que él (Ortega) ha adoptado; es decir él adoptó la salida de la represión, la muerte y heridos, eso es lo que hay que esperar”. La segunda opción sería que “las marchas en las que participamos podrían ir a El Carmen”, el lugar de residencia de Ortega donde despacha y donde se ubican las oficinas del FSLN, partido del que ha sido el eterno secretario. “Y aunque haya 200, 300 o 400 muertos, se resuelve, esa es otra salida”, dijo en julio de 2018, al canal 100% Noticias.

El sociólogo definió como la tercera salida un golpe de Estado. Y la cuarta sería una invasión militar que definió “la salida a la (Manuel) Noriega (expresidente de Panamá): vienen, intervienen, hay muertes, heridos y todo, porque no solo es un problema de Nicaragua, sino que ya se ha transformado en un problema regional y hay declaraciones de diferentes senadores, entre ellos (Marco) Rubio de que Nicaragua es un problema de seguridad para Estados Unidos”.

La Administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prolongó recientemente el decreto de emergencia nacional sobre la situación de Nicaragua porque considera que esta representa “una continua amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad y la política exterior de Estados Unidos”. Sin embargo, y aunque Estados Unidos amplíe el decreto de emergencia, hasta hoy no ha aplicado las herramientas legales que sacudan los cimientos de la tiranía.

Sin contemplaciones ante la edad y la enfermedad
Vargas y Sáenz son personas de la tercera edad. El primero tiene un marcapasos y su salud es delicada. El hijo de Vargas, René Vargas Zamora, responsabilizó a la dictadura de Ortega por cualquier cosa que le suceda a su padre.

“El régimen de Ortega-Murillo ha capturado a mi padre, Oscar Vargas. Mi padre es una persona mayor, con una salud delicada. Hago responsable al régimen por cualquier malestar que le suceda”, escribió en las redes sociales. Mientras, la familia de Sáenz se queja del trato inhumano al “Chino Enoc”, quien se asegura está enfermo del corazón y no le son suministradas las medicinas que requiere.

El régimen también ha arrestado a varios funcionarios del poder judicial, entre ellos el portavoz de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Roberto Larios, férreo defensor de Ortega que atropellaba a los periodistas con el aval de la presidencia de la Corte y algunos magistrados sandinistas. Larios fue detenido en octubre y es acusado de traición a la patria.

Fuente: La gaceta de la Iberosfera

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