MIAMI.- Las grandes potencias de la economía y la política internacional volvieron a reunirse este año, bajo el nombre Grupo de los 20 (G20), para atender los problemas del mundo, sin poder obviar la invasión de Rusia a Ucrania, entre otros asuntos.
Efectivo o no el resultado de la reunión, el encuentro sirve al menos para poner sobre la mesa, bajo la mirada precisa de quien expone, los asuntos que más afectan el bienestar y los intereses de la humanidad.
La usual cumbre de jefes de Estado, que esta vez tuvo por sede la paradisíaca isla Bali, territorio de Indonesia, contó con la crisis económica global como tema principal, tras el paso de la pandemia de coronavirus y las consecuencias de los gastos multimillonarios gubernamentales, el alza en el precio del petróleo y la invasión de Rusia a Ucrania, con las consecuentes penalidades económicas y políticas a Moscú que afectan a Estados Unidos, países europeos y medio mundo.
Conclusión
Con el impulso liderado por Estados Unidos, Canadá y Europa, el G20 atendió una agenda de asuntos tan amplia, que muchos dudan que puedan haberla asumido como es debido: desde el hambre hasta las amenazas nucleares.
Acorde con los informes periodísticos, detrás de cada asunto a tratar saltó a la vista el efecto que resulta de la invasión de Rusia a Ucrania, que además de afectar la exportación de granos a países necesitados se convierte en un arma de doble filo por la ejecución de sanciones que terminan afectando mayormente a la economía europea.
De hecho, la invasión revive las divisiones geopolíticas de la era de la Guerra Fría, justo cuando el mundo salía de la pandemia de COVID-19.
Del otro lado de la ecuación, con la esperada ausencia del gobernante ruso, Vladimir Putin, Rusia logró que China y Turquía evitaran una resolución más enérgica contra la invasión a Ucrania.
Aún así, Occidente logró una declaración conjunta que condena con firmeza, sin utilizar el término invasión, “la guerra en Ucrania”
Rusia, que estuvo representada en la cumbre por su ministro de Relaciones Exteriores, insiste en que realiza una «operación militar especial» en Ucrania para eliminar a los nacionalistas peligrosos y proteger a los rusos parlantes.
«Sí, hay una guerra en Ucrania, una guerra híbrida que Occidente ha desatado y ha estado preparando durante años», acusó el ministro ruso de Relaciones Exteriores, repitiendo la línea de Putin de que la expansión de la alianza militar OTAN amenaza a Rusia.
Por otra parte, la esperada resolución asegura que los bancos centrales del G20 “monitorean las presiones inflacionarias y calibran el ritmo del endurecimiento monetario para garantizar que las expectativas de inflación permanezcan bien ancladas”.
Sobre los problemas de la deuda, el documento oficial destaca la importancia de que “todos los acreedores compartan una carga justa”, sin mencionar a China, que ha sido criticada por retrasar los esfuerzos para mitigar la carga de economías en vías de desarrollo.