Las proyecciones para la elección del Consejo Constituyente este domingo auguran una derrota para la izquierda, mientras que la derecha conseguiría los 3/5 necesario para tener el control
Todos los aliados del presidente chileno Gabriel Boric tienen el estómago contraído. Sus proyecciones para las elecciones de este domingo 7 de mayo vaticinan la derrota de la izquierda en el proceso donde se escogerán a los 50 consejeros que redactarán un segundo proyecto constitucional.
La división en las dos listas oficialistas, Unidad para Chile –donde convergen el Frente Amplio de Boric, el Partido Comunista, el Partido Socialista y el Partido Liberal– y Todos por Chile –que agrupa a la Democracia Cristian y al Partido por la Democracia–, los arrastró a augurios adversos para esta jornada.
Las cuentas de las organizaciones políticas presagian malos números para la izquierda. Según ExAnte, la esperanza del sector afín al presidente es lograr 21 escaños para tener derecho a veto, pero reconocen que el escenario puede ser aún peor y alcanzar sólo 19, mientras que la derecha –representada por Chile Vamos y el Partido Republicano– aglutinaría los 3/5 del órgano al poder sumar 30 curules.
Prepararse para la caída en las urnas es lógico cuando la última encuesta Criteria arroja que sólo 31 % de los chilenos está interesado en el nuevo proceso constituyente. El número es lapidario al compararlo con el 60 % que alcanzó en 2021.
Voto castigo a la vista
Los medios chilenos ya no pueden habar de encuestas, pero el voto castigo definirá la balanza y Boric acumula motivos para que se imponga, entre ellos, la demora en el cumplimiento de la promesa de campaña que perdonaría las deudas estudiantiles obtenidas a través del Crédito con Aval del Estado (CAE), del pago de 88 millones de dólares ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos a los profesores y el retraso en la construcción de 500 kilómetros anuales de ciclovía. El escenario se complica ante el auge de la inseguridad, la delincuencia y la crisis fronteriza.
La estrategia de Gabriel Boric para evitar vínculos con el nuevo fracaso que se avecina para la izquierda ha sido tomar distancia del proceso para intentar resguardar su imagen de otro revés en las votaciones a sólo ocho meses de la dura derrota en el plebiscito de salida del primer proceso constituyente.
Ya son 20 días fuera de los reflectores. Sin duda, aquel 62 % a favor del “Rechazo” al proyecto elaborado por su sector lo golpeó fuerte. Su activismo y la de su gobierno en pro de una nueva Carta Magna lo convirtió no sólo en heredero del fracaso sino en esclavo del bofetón electoral al tener que cambiar dos veces el gabinete.
Una decisión en la mesa
Nombrar un tercer equipo parece inevitable si hay un nocaut en las urnas, pero el mandatario administra sus pasos ante las cámaras para deslindarse de su rol protagónico.
De hecho, La Tercera revela que el presidente votará en la Región de Magallanes –la Patagonia chilena– y liderará dos comités políticos: uno acotado el 7 de mayo para analizar los resultados y otro tres días después.
Así está la agenda de Boric. “No está contemplado que el presidente se dirija al país tras conocerse los resultados de las elecciones de este domingo”, publica el medio corroborando que “el objetivo es que el jefe de Estado tenga un papel secundario”.
La vocería posterior a los resultados recaerá en otras autoridades como la portavoz de gobierno, Camila Vallejo, o la ministra del Interior, Carolina Tohá. Ellas harán el control de daños.
A buscar culpables
Si la derecha alcanza los 3/5 del nuevo órgano constituyente, equivalente a 60 % de las curules, Boric tendrá que buscar responsables. Los primeros ya están identificados: el Partido por la Democracia (PPD), formación que propuso e insistió en la participación del oficialismo en dos listas y no en una como esperaba el mandatario.
Sin embargo, se necesitarán guantes de seda para manejar la situación, considerando que una reprenda desmedida le restaría el apoyo de ocho diputados y seis senadores al Ejecutivo.
El Partido Comunista está en ascuas. Si obtiene un desempeño favorable en las urnas es posible una nueva pugna por puestos e influencia para sumar cargos a la organización dentro del gabinete.