Estos dos últimos años han sido particulares respecto al tema migratorio por el aumento récord de cruces registrados por la Patrulla Fronteriza estadounidense. La migración irregular no solo representa un riesgo para la vida de los migrantes —como se observa en videos que circulan desde la selva del Darién entre Colombia y Panamá—, sino que genera percances a los países receptores al no tener la capacidad de atender cientos de casos diarios.
Tan solo los venezolanos, los actuales protagonistas de la oleada migratoria hacia EE. UU., deben atravesar antes siete naciones (seis si evitan Panamá tomando lanchas desde la isla colombiana de San Andrés). De manera que por mucho que se hable de la situación en la frontera sur estadounidense, también existe un contexto en los países centroamericanos. ¿Qué está pasando allí? ¿Se aplica algún tipo de medida migratoria? ¿Qué tan útil ha sido la gestión de la vicepresidente de EE. UU. Kamala Harris atendiendo las «causas fundamentales»?
En entrevista con PanAm Post, el analista de Crisis Group para el Triángulo Norte y Nicaragua, Tiziano Breda, aseguró que se trata de un tema sensible. Y es que países como Guatemala y Honduras han sido históricamente lugares de origen de migrantes. Sin embargo, desde hace un par de años se convirtieron en otra cosa: en países de tránsito.
Políticas de aprovechamiento
Por eso, en lugar de aplicar medidas que ayuden a la regularizar los flujos migratorios, regímenes como el de Daniel Ortega en Nicaragua prefieren aplicar políticas de aprovechamiento. «Los ciudadanos que están afuera envían remesas, apoyan a sus familias y eso ayuda a mantener el consumo activo. Por eso ha habido cierto descuido en sus políticas migratorias», señala Breda.
En cuanto a quienes solo van de tránsito, se convierten en canal para que el Estado obtenga recursos adicionales. Por ejemplo, la Dirección General de Migración y Extranjería de Nicaragua (DGME) cobra a venezolanos y cubanos una multa o salvoconducto de 150 dólares por persona. El régimen sandinista también levantó el año pasado la solicitud de visas para las personas que llegan desde la isla sometida por el castrismo. En consecuencia, el tránsito de los cubanos «también ha sido casi alentado de forma casi explícita de parte de Ortega».
Hasta ahora, Guatemala ha sido el único país en marcar un posición un poco más firme luego de enviar contingentes militares a dispersar caravanas con rumbo a EE. UU. Fuera de eso, el tema de tránsito migratorio luce descuidado en los países centroamericanos. Estos, tampoco están en condiciones de aplicar políticas ya que eso impactaría en la opinión pública al aparentar que «se está atendiendo mejor a los migrantes que pasan por tránsito, en comparación a sus propios ciudadanos que están en condición de necesidad». En resumen, es un juego de conveniencia.
«La migración irregular no ha sido considerado un tema dañino para los gobiernos centroamericanos porque claramente disminuyen el caudal de población que el Estado tiene que atender, algo que no están dispuestos a hacer», explica.
A continuación, el análisis detallado del experto
Fuente: Panampost