ASUNCIÓN.- El oficialista Santiago Peña, del conservador Partido Colorado, ganó este domingo la presidencia de Paraguay con más de 42% de los votos, frente al opositor Efraín Alegre, que obtuvo 27%, anunció la autoridad electoral con más del 90% de las mesas electorales escrutadas.
Peña, un economista de derecha de 44 años muy cercano al exmandatario Horacio Cartes (2013-18), debe reemplazar al presidente Mario Abdo Benítez a partir del 15 de agosto por un periodo de cinco años.
“El resultado es irreversible”, expresó el apoderado del oficialismo, Wildo Almirón, en conferencia de prensa.
La jornada electoral
Con alta concurrencia dentro de un padrón de 4,7 millones de personas, según las autoridades electorales, la jornada estuvo marcada por largas hileras de votantes en escuelas de Asunción y el interior que generaron demoras de hasta más de dos horas, una imagen poco frecuente para un país con elevado ausentismo en cada elección a pesar de que el voto es obligatorio.
El Tribunal Superior de Justicia Electoral, a cargo del proceso, no difundió el porcentaje de participación, pero adelantó que se deberá esperar «tres o cuatro horas más» para conocer los resultados oficiales definitivos debido a que todavía hay largas filas de votantes dentro de las escuelas, explicó el director de informática del organismo, Fausto von Streber.
Además de presidente y vicepresidente, que asumirán el 15 de agosto, también están en juego 45 bancas del Senado y 80 en Diputados que conformarán el futuro Congreso y serán clave para garantizar la estabilidad o no del futuro gobierno. Además, se eligen 17 gobernadores.
A pesar de que el sistema es electrónico, se produjeron demoras por las dificultades de muchas personas, especialmente mayores, para operar las máquinas. Al solicitar asistencia, se generaron discusiones entre apoderados partidarios y autoridades electorales porque no está permitido votar acompañado, salvo discapacidad física.
Medios locales también reportaron incidentes en algunas escuelas de Asunción entre partidarios de ambas fuerzas por la colocación de las urnas. Las escaramuzas no pasaron a mayores por la intervención de la policía, salvo el curioso caso de un militante que le mordió la oreja a otro, reportaron medios locales.
Una hora después del cierre de la votación, se mantenían las largas filas en muchas escuelas, sobre todo en la capital y sus alrededores. La autoridad electoral aclaró que si bien los establecimientos estaban cerrados, las personas en su interior podrán votar.
“Se coloca la policía detrás del último (votante) de la fila. Luego que vote, se cierra la mesa y se hace el escrutinio”, explicó la jueza electoral Fabiana Marín. “De repente si viene gente a sumarse, ese es el límite”,
La asistencia masiva de votantes sorprendió a los propios paraguayos.
“Generalmente, los paraguayos somos muy de quedarnos en nuestras casas y mirar en la tele. Pero sorpresivamente y a tan temprana hora hay mucha gente, evidentemente hay expectativa”, comentó Jorgelina Bogarín, de 55 años, después de votar en una escuela del centro de Asunción.
La mujer explicó que esta concurrencia masiva de votantes le llamó la atención “porque la continuidad está en el supuesto cambio como en el que ya estamos (por el gobierno colorado). Es lo mismo, el mismo modelo sea el color que sea. La misma estructura corrupta, son las mismas gentes”.
Su esposo José Bogarin, de 75 años, dijo que votó por el oficialismo porque “prefiero al que está en este momento a uno nuevo. Es el menos malo”.
Hegemonía colorada
Paraguay, un país sin salida al mar, en la que conviven una economía estable con altos niveles de pobreza y corrupción, se inclinaba así por la continuidad del partido gobernante más longevo de Sudamérica, en una elección a una sola vuelta que ha tomado una inesperada relevancia para los intereses de Estados Unidos, China y Taiwán en Latinoamérica.
El vencedor sucederá al actual mandatario Mario Abdo Benítez por el periodo 2023-2028.
El conservador Partido Colorado ha gobernado desde 1947, incluso como sostén político del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989), con excepción de un breve período de tinte progresista liderado por el exobispo Fernando Lugo en 2008 y que terminó anticipadamente en 2012 con un juicio político.
Peña fue apadrinado por el expresidente y magnate Horacio Cartes (2013-2018), el hombre fuerte de la política paraguaya que recientemente fue declarado “persona significativamente corrupta” por Estados Unidos.
“Nos hemos preparado para ganar, estamos convencidos de que somos la mejor opción», dijo Peña, exministro de Hacienda, tras emitir su voto. En un mensaje leído más temprano, el candidato postulante había planteado que “elegimos un Paraguay que planee su futuro para dar el gran salto que necesitamos o un país que navegue en la improvisación”.
Como principal desafío a la hegemonía del Partido Colorado aparece la Concertación para un Nuevo Paraguay con el postulante Alegre, de 60 años y líder del tradicional Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y acérrimo opositor a Cartes.
Alegre, que va por su tercer intento de llegar a la presidencia, es respaldado por numerosas organizaciones políticas y sociales de centro-derecha a izquierda que buscan capitalizar el desencanto social por la corrupción endémica, pésimos servicios de salud y educación expuestos durante la pandemia y la inseguridad ante el avance de la narco-criminalidad.
“Nuestro adversario no es el Partido Colorado sino el dinero sucio del crimen organizado”, expresó Alegre en el inicio de la jornada.
Caso de Cartes salpicó la campaña
La afluencia masiva de votantes contrastó con una campaña en general apática y descolorida, en la que no hubo grandes movilizaciones ni actos multitudinarios, lo que muchos analistas atribuyeron a las dificultades del oficialismo para financiar la campaña por las sanciones económicas contra Cartes, el actual presidente del partido Colorado. También fue marcado el desinterés de la mayoría de los ciudadanos por el proceso electoral, que se palpaba especialmente entre los jóvenes.
Según la acusación del Departamento de Estado de EEUU, el exmandatario incurrió “en actos de corrupción antes, durante y después de su mandato”. También denunció que cobró sobornos de Hezbollah, considerada por Estados Unidos una organización terrorista. El empresario del tabaco, también propietario de bancos, medios de comunicación y gasolinerías, entre otros negocios, niega los cargos. El organismo congeló sus activos y le impidió operar en su sistema financiero.
Consultado Peña sobre si aceptaría extraditar a su padrino político, respondió que “es un proceso judicial, no del Ejecutivo. Como presidente haré que la justicia funcione”.
Jóvenes, pobreza y geopolítica
La oposición buscó captar el voto de los jóvenes de 18 a 30 años, un segmento donde se registran los mayores niveles de ausentismo.
“La política no me interesa”, dijo Ana Benítez, una estudiante de kinesiología de 18 años que votará por primera vez. “Pero apoyo un cambio. En mi casa son opositores al gobierno”, dijo.
Si bien Paraguay ostenta una economía relativamente estable, arrastra problemas estructurales que estuvieron fuera de discusión durante la campaña: informalidad laboral que afecta a 7 de cada 10 trabajadores; pobreza de 24,7%, evasión fiscal y narcotráfico, entre otros.
En una campaña electoral discreta en propuestas, uno de los puntos de mayor controversia entre los candidatos ha sido la alianza con Taiwán, un tema en el que se entrelazan la geopolítica con los intereses de productores de soja y ganaderos paraguayos que anhelan venderle a China.
El opositor Alegre adelantó que en caso de ganar se revisará la relación con Taipéi.
Si esto sucediera, la isla autogobernada que China reclama como parte de su territorio perdería a otro socio en la región luego de que Honduras rompió relaciones diplomáticas con dicho país para reconocer a Beijing. A su vez, China ampliaría su influencia en Latinoamérica, algo que Estados Unidos considera de alto riesgo.
Por su parte, el oficialista Peña ratificó la alianza con Taiwán.
“Tenemos una relación diplomática e histórica con Taiwán de más de 60 años, basada en principios y valores democráticos que creemos fundamentales para una sociedad como la paraguaya”, remarcó el candidato oficialista.