Es el noveno partido al que adhiere Bolsonaro (66 años) desde que inició su trayectoria hace más de tres décadas, un fenómeno común en la atomizada y enrevesada política brasileña.
Bolsonaro estaba sin partido desde que rompió hace dos años con el Partido Social Liberal (PSL), con el que ganó las presidenciales de 2018.
El PL es una de las agrupaciones símbolo del llamado «centrao», un bloque de cuño conservador del que depende en buena parte la gobernabilidad en Brasil y al que Bolsonaro ha ido cediendo espacio, tras llegar al poder con un discurso antisistema y contra «la vieja política».
Para los analistas, esta nueva afiliación sella la alianza del mandatario con el «centrao», cuya fuerte representación en la Cámara de Diputados le asegura la gobernabilidad hasta el fin del mandato.
El PL, que tiene 43 diputados y 4 senadores (de 81), «es el rostro del ‘centrao’. Lo más importante para ese partido es estar cerca del poder, Salvo algo muy grave, tiene un blindaje mayor», explicó a la AFP el politólogo André César, de la consultora Hold.
La popularidad de Bolsonaro se desplomó al 22%, el nivel más bajo desde el inicio de su mandato, sus detractores le acusan de mala gestión de la pandemia, que ya deja 610.000 muertos, y a la disparada inflación y elevado desempleo.
Además, el excapitán del Ejército tiene cinco investigaciones abiertas en su contra en el tribunal supremo y en la justicia electoral, una de ellas por prevaricación en la pandemia, y más de un centenar de pedidos de impeachment en el Congreso.
Según los sondeos, su gran rival político, el expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, quien todavía no ha confirmado su candidatura.
Fuente: Diario las Américas