sábado, diciembre 28, 2024
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Pedro Sánchez, investido presidente gracias a la abstención de ERC y Bildu

Pedro Sánchez ya es presidente. 167 votos a favor165 en contra y 18 abstenciones. Nunca estas últimas -de ERC y Bildu- tuvieron más valor. Sin ellas la investidura no habría salido adelante. No hubo cambios en el sentido de voto, todos los diputados, de uno u otro signo, se mantuvieron en sus trece. El fantasma de un supuesto tamayazo se diluyó en cuestión de segundos y demostró ser una falsa amenaza. Sánchez ha obtenido el respaldo de PSOE, Unidas Podemos, PNV, BNG, Nueva Canarias, Más País, Compromís y Teruel Existe. El rechazo ha llegado de manos de PP, Vox, Ciudadanos, JxCat, Coalición Canaria, PRC, CUP, Navarra Suma y Foro Asturias. Sánchez anunciará en breve su Gobierno bipartito y, aunque sea con un discurso distinto al que se presentó a las elecciones, ocupará La Moncloa con todas las de la ley.

El nuevo presidente ha prometido hoy «buscar mayorías de Gobierno» para sacar al país de los largos meses de bloqueo y empantanamiento. Sánchez se estrena dando por hecho que conforma el Ejecutivo que los españoles quieren. Su Gobierno es «progresista e inédito, la única opción posible», y el resto es una «coalición variopinta que sólo bloquea y únicamente propone el no».
La suya es «la opción que obtuvo la victoria el pasado 10-N» y es «la expresión de la voluntad popular», ha asegurado. En definitiva, su oferta es la del bloqueo frente a los adversarios que únicamente plantean «terceras elecciones».
Sánchez en su último discurso en el Congreso antes de ser investido ha acusado a la derecha de «cambiar de pretexto continuamente para ganar tiempo» y ha obviado sus permanentes cambios de discurso y de promesas. Con ello ha suscitado las protestas airadas del PP y ha calentado el ambiente: «Pueden seguir en el berrinche o aceptar el resultado», les ha espetado.
«No se puede construir nada positivo desde la frustración y la amargura», les ha recomendado.
A continuación, Sánchez ha desgranado las que serán, sin duda, las primeras decisiones de su Ejecutivo: subir el SMI, las pensiones, el sueldo de los funcionarios. Su lista ha sido larga abundando en las medidas sociales que serán «para todos y para todas». Su Gobierno «ensanchará la libertad», ha recalcado.
«Todos sin distinción de ideologías, todos se beneficiarán por igual» y, además, ha rematado, todo, incluidos los cambios territoriales, se harán «con respeto a la Constitución«.
Pedro Sánchez ha asegurado que creará un «clima constructivo», que se superara la «atmósfera tóxica, de crispación y de irritación que la derecha» ha traído a la Cámara. Y ha finalizado parafraseando a quien fue presidente de la República Manuel Azaña: «Nadie tiene derecho a patrimonializar el patriotismo».
Pablo Casado, líder de la oposición, subió a la tribuna entre aplausos de los suyos y acompañados por salvas al Rey. Y es que el jefe del PP abrió su discurso elogiando al Monarca y recordando a las víctimas del terrorismo. «La democracia española ha tenido dos grandes enemigos: los terroristas y los golpistas y usted», ha dicho mirando directamente a Sánchez, «pone hoy el Gobierno en sus manos».
Casado ha puesto de manifiesto que el Ejecutivo que ahora se conformará está trenzado con los mimbres que Sánchez negó rotundamente durante la campaña electoral. «Desbordará el régimen del 78«, ése, según el líder popular, es el precio que el socialista ha pagado para ser presidente. «Ultra es usted», ha dicho condenándolo, «porque ha superado todo los límites». «Su única patria es usted», ha remachado.
El dilema al que se enfrenta el nuevo Gobierno es, ha vaticinado, «o aceptar romper España o que le echen». En definitiva, o asumir las demandas del independentismo o caer. Gabriel Rufián, portavoz de ERC, ya lo advirtió en la primera jornada del debate.
También Casado finalizó citando a Azaña y devolviéndole con ello el guante a Sánchez: «Yo les tolero que ataquen la república, pero no que ataquen a España».
Santiago Abascal, líder de Vox, ha abierto su intervención condenado el «repugnante asesinato» cometido ayer por un hombre contra su mujer y su hija de tres años y ello le ha dado pie para defender sus propuestas contra la «violencia doméstica» y a favor de la cadena perpetua para este tipo de delitos, incluidos los de índole sexual. Abascal ha utilizado los primeros minutos de su discurso para ahondar en uno de los mensajes que más prende en su electorado.
Después, entrando en la materia de la jornada, ha acusado a Sánchez de «querer presidir un Gobierno ilegítimo» que ha «utilizado las instituciones para ganar las elecciones» y que estará integrado por «comunistas con vínculos con teocracias y narcodictaduras y que cuenta con el beneplácito de ETA».
Abascal ha acusado a los socialistas de estar dando «un golpe institucional» y ha terminado con las mismas palabras que ha usado Casado, ésas con las que Azaña reconvino a sus propios correligionarios. Antes de bajar de la tribuna: «Viva el Rey, Viva España».
Pablo Iglesias, futuro miembro del nuevo Gobierno, con tono solemne ha levantado aplausos leyendo un mensaje de Rosa Lluch, hija de Ernest Lluch, apostando por el «diálogo». Iglesias se ha puesto ya el traje de vicepresidente y se ha dirigido a la Cámara como tal hablando de los planes que pretende impulsar. El próximo Gobierno, ha asegurado, defenderá el derecho de todos «a emocionarse con los símbolos que quieran», y se ha referido a la educación, a la sanidad como si fueran derechos que ahora no existen.
La portavoz de JxCat, Laura Borràs, ha optado por no dar tregua a Sánchez. JxCat, con sus ocho votos, no ha contribuido a investir al socialista, a quien acusan de alentar la «represión» contra el independentismo. Borrás ha vaticinado la nulidad del juicio del 1-O y ha exigido la liberación de los políticos presos. «Persistiendo y resistiendo lo conseguiremos», ha afirmado.
Íñigo Errejón, de Más País, ha subido a la tribuna para pedir que se «eliminen las condiciones de la política del odio y se reconstruya el país». Joan Baldoví, de Compromís, ha querido confiar en que el nuevo Gobierno cumplirá con lo pactado y que empezará a hacerlo en los futuros Presupuestos.
Ana Oramas, de Coalición Canarias, ha insistido en que «por encima de su partido están los intereses de los canarios y de España». «Ni soy una facha ni los que votan al PSOE y a Podemos son unos terroristas», ha afirmado. Oramas, tras pedir perdón a su propia formación por haber roto la disciplina de voto, ha pedido recuperar «la tolerancia y el respeto» en la Cámara.
José María Mazón, del PRC, ha insistido en que el Gobierno durará lo que quiera ERC. Ha advertido a Sánchez de su «gravísima irresponsabilidad» y le ha acusado de construir un Ejecutivo «a cualquier precio».
Tomás Guitarte, el diputado de Teruel Existe, cuyo voto ha sido decisivo para desempatar la investidura, ha subido a la tribuna entre aplausos de los socialistas, evidentemente agradecidos y aliviados por el sentido de su voto. Guitarte ha justificado su sí en los pactos alcanzados con el PSOE pero ha añadido que también dependerá de que el nuevo Gobierno respete la Constitución.
En nombre de ERC ha hablado en esta ocasión Montserrat Bassa, hermana de Dolors Bassa, condenada a 12 años por sedición y malversación. Ha acusado a Sánchez de ser también «verdugo» por no hacer nada para conseguir que los «presos políticos» salgan de la cárcel. Pese a su discurso, duro en las formas, el voto de sus 13 escaños ha permitido la investidura de aquel al que acusan de «cómplice de la mentira y la represión». Bassa ha afirmado rotunda: «Personalmente me importa un comino la gobernabilidad de España». «Desde la gestión de la rabia y la impotencia, desde el escepticismo, optamos por dar una oportunidad al diálogo», ha dicho para justificar su voto.
Inés Arrimadas, nuevamente durísima, ha afeado a Sánchez que permanezca «impasible» mientras escucha a sus socios hablar de «presos políticos» y decir que les importa «un comino» la gobernabilidad de España.
La líder de Ciudadanos ha acusado al nuevo presidente de «temeridad» y le ha recordado que sí había otro camino para gobernar pactando con los constitucionalistas. «Usted ha quemado todos los puentes», le ha reprochado. Arrimadas ha aprovechado sus últimos minutos para urgir a «algún valiente socialista» a votar en contra de Sánchez. «Pactar con Bildu y con ERC no es progresismo», ha recalcado, «es sanchismo», ha dicho, antes de insistir en la necesidad de «construir centro».
Aitor Esteban, del PNV, ha acusado a PP, Cs y Vox de lanzar el mensaje de que este será un Gobierno «ilegítimo» y hacerle un flaco favor al Jefe del Estado, del que ha recordado que fue él, precisamente, quien propuso como candidato a Sánchez a sabiendas de que ya tenía un pacto con Unidas Podemos. Esteban, como el resto de fuerzas minoritarias que han decidido respaldar la investidura, ha urgido a Sánchez a «respetar los acuerdos».
El representante de EH Bildu, Oskar Matute, se ha dirigido al Pleno en ausencia de los 52 diputados de Vox, que han abandonado sus escaños cuando él ha subido a la tribuna. Matute ha pedido «verdad, justicia y reparación para todas las víctimas sin distinción». «Ustedes», ha dicho mirando hacia la bancada de la derecha, «ni nos vencieron ni nos domesticaron».
Navarra Suma, por boca de Carlos García, uno de sus dos diputados, ha avisado que no perdonará al nuevo Gobierno que tenga como interlocutor en nombre de Navarra al PNV. «En Navarra nadie quiere ser Euskadi», ha espetado a Sánchez y Esteban. «Nunca callaremos ante un presidente que pacta con quienes asesinaban y no han pedido perdón».
Foro Asturias, la última formación en intervenir, ha lanzado un mensaje en favor de la igualdad de los españoles que, en su opinión, peligra con el nuevo Gobierno.
Fuente: El Mundo

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