Erik Encinas Ortega,
El Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez, cumple otra de sus promesas más reclamadas por la ultraizquierda y propone en el Congreso de los Diputados controlar más la gestión de los medios de comunicación, sobre todo, de aquellos que son más críticos con la gestión de su Ejecutivo, al más puro estilo chavista. Unas medidas antiliberales que llegan después de que haya proporcionado la amnistía a personas implicadas en casos de corrupción y haya despenalizado las injurias y calumnias a la Corona o el sentimiento religioso.
Esto es sin duda un paso más de la tiranía sanchista, que debería preocupar también en toda Europa, teniendo en cuenta que se investiga a la mujer y el hermano de Sánchez por presunta corrupción y tráfico de influencias.
Hechos como estos, demuestran el enorme deterioro en materia de libertades y derechos fundamentales, que se hacen cada vez más palpables en España, provocando un ambiente de gran crispación y violencia política.
Aún así, es incuestionable que el plan izquierdista busca reforzar al Gobierno de extrema izquierda frente a la jefatura del Estado en un momento en el que las instituciones españolas se encuentran en una situación crítica debido a que el propio ejecutivo no ha dudado en poner en tela al poder judicial y otras instituciones, algo también ha sido muy criticado por jueces y fiscales españoles.
Además, este polémico debate ocurre en pleno verano, aprovechando las vacaciones de millones de españoles, algo que tampoco es casualidad, porque el ejecutivo socialcomunista sabe muy bien en qué momentos aprobar las reformas que le refuerzan en el poder con unos socios separatistas que demuestran su rechazo a seguir formando parte de España.
En definitiva, la situación de España es muy grave, porque esta deriva autoritaria que cuenta con un rechazo de muchos millones de españoles, es ciertamente peligrosa y conflictiva, ya que acerca también a España a un escenario más caótico en un contexto europeo delicado.