«A la luz de la cantidad de minicandidatos que hay hasta la última semana no sabremos quién ganará el 11 de abril, pero sí sabemos que el país está más polarizado y fragmentado», dice a la AFP la analista Sonia Goldenberg.
Los diferentes sondeos colocan en la cima de las preferencias a Lescano, el exfutbolista George Forsyth (centroderecha), Keiko Fujimori (derecha populista), el ultraconservador Rafael López Aliaga y la izquierdista Verónika Mendoza.
Los indecisos bordean el 30% y ninguno de los candidatos llega al 15%.
Así parece claro que habrá segunda vuelta presidencial el 6 de junio, entre los dos candidatos más votados.
Cinco años de convulsiones
El 11 de abril, 25 millones de peruanos deberán acudir a las urnas para elegir presidente y renovar el Congreso unicameral, de 130 escaños. El voto es obligatorio en Perú.
El Congreso de Perú es elegido a una sola vuelta, pero la reñida campaña presidencial prefigura que ningún partido tendría mayoría, por lo que el parlamento seguirá fragmentado como ahora.
La más de una quincena de partidos en liza es «reflejo de la precariedad en que estamos desde hace cinco años, que se ha agudizado desde la elección congresal [extraordinaria] de enero 2020», dice a la AFP el analista político José Carlos Requena.
Perú ha vivido sumido en constantes choques entre el Ejecutivo y el Legislativo desde que en 2016 el banquero Pedro Pablo Kuczynski ganó la presidencia por 50.000 votos a la populista Keiko Fujimori.
El partido de Fujimori, entonces mayoritario en el Congreso, le declaró una guerra sin cuartel hasta forzar su renuncia en 2018, en medio del escándalo de la constructora brasileña Odebrecht.
Su sucesor, Martín Vizcarra, disolvió el Congreso y en las legislativas extraordinarias de enero de 2020 el derrumbe del apoyo al fujimorismo dejó un parlamento fragmentado. Aunque muy popular, Vizcarra es destituido.
El ganador de las elecciones de abril reemplazará el 28 de julio al presidente interino Francisco Sagasti, nombrado por el Congreso el 17 de noviembre tras una crisis política que vio desfilar tres mandatarios en una semana.
«Hay un gran rechazo a los políticos», acota Requena.
Pero «Lescano se beneficia de su imagen de provinciano y de político audaz [ante las élites capitalinas]», agrega.
Un «Bolsonaro» andino
Además de los punteros, entre los candidatos destaca Rafael López Aliaga, un empresario de 60 años ultraconservador que enfatiza su pertenencia a la organización conservadora católica Opus Dei.
«Por primera vez hay un candidato de ultraderecha con posibilidad de ganar las elecciones, tenemos un Bolsonaro criollo», destaca Goldenberg en alusión a López Aliaga, que ha escalado posiciones desde que lanzó su candidatura hace tres meses en el anonimato.
«El centro está despoblado, y no sabemos si tendremos un presidente nacionalista con Lescano o de pronto chavista con Verónica Mendoza», acota.
Campaña en pandemia
Aunque las calles de Lima y otras ciudades están cubiertas de propaganda electoral, y la televisión transmite diariamente los avisos de los candidatos, el entusiasmo preelectoral usual es apenas palpable.
El pobre ritmo de la campaña es marcado por las restricciones de movimiento que impone la pandemia y la recesión económica -el PIB cayó 11,12% en 2020, el peor desempeño en 30 años- provocada por un confinamiento total de 100 días el año pasado.
El país está bajo toques de queda nocturnos y las manifestaciones están prohibidas para mitigar los contagios.
La segunda ola de la pandemia ha asestado un duro golpe al matar a 5.648 peruanos en febrero, con un promedio de 6.842 contagios al día, cuatro veces más que en diciembre. Si bien los contagios cayeron a 5.910 diarios la última semana, los decesos, 200 cada día en promedio, no bajan.
Así, las redes sociales se han convertido en el escenario natural de campaña, con abundancia de memes pero una escasez de propuestas en un país donde suele importar menos la ideología y más la personalidad del candidato.
Fuente: Diario las Américas