El objetivo que se fijó el presidente de Colombia, Gustavo Petro, de acabar con la industria petrolera avanza a pasos agigantados. Ni el chavismo en Venezuela logró destruir a la próspera PDVSA en tan corto tiempo. Habían pasado tres años de la llegada de Hugo Chávez al poder cuando el teniente coronel que alcanzó la Presidencia tras intentar dar un golpe de Estado dio inicio a la politización de la estatal petrolera que en un par de décadas pasó de producir más de 3 millones de barriles diarios a tan solo 800.000. En Colombia ha transcurrido solo un año y medio del arribo a la Casa de Nariño del exguerrillero que sirvió de anfitrión a Chávez en su primera visita a Bogotá y ya Ecopetrol registra una caída de 42 % en sus utilidades y, lo más preocupante, el índice de reposición de reserva se desploma de 104 % a tan solo 48 %, como consecuencia de la negativa del gobierno a otorgar nuevos contratos de exploración de carbón, petróleo y gas.
En su empeño por “descarbonizar” la economía, como parte del discurso ideológico que repite en todos los foros internacionales, Petro parece olvidar que solo el petróleo representa el 40 % de lo que Colombia vende al mundo. El informe financiero del último trimestre de 2023 de Ecopetrol muestra que el actual mandatario colombiana está llevando a la principal industria del país a la quiebra por priorizar la agenda ambientalista con la que buscar posicionarse como el salvador del planeta.
Que la utilidad anual neta haya registrado una contracción de 42 % al pasar de 33,4 billones de pesos en 2022 a 19,1 billones en 2023 enciende las alarmas en el país. Sin embargo, hay otro dato que puede pasar por debajo de la mesa y es más preocupante. El índice de reposición de reservas fue de apenas 48 % cuando en 2022 había sido de 104 % y en 2021 de 200 %. Esto significa que de 247 millones de barriles de petróleo que extrajo la compañía en 2023 solo está en capacidad de reponer 119 millones, cuando la cifra mínima de reposición debe ser de 100 % para mantener el flujo en números positivos. Esto se debe a la decisión de no firmar más contratos de exploración anunciada por Petro a inicios de diciembre durante su participación en la COP28.
Adicionalmente, las reservas probadas cayeron 6,79 % entre 2022 y 2023 al pasar de 2.011 millones de barriles de petróleo a 1.883 millones, lo que equivale a una reducción de la vida media de las reservas de 8,4 años a 7,9 años, es decir, hasta poco más del año 2030 si no se incorporan nuevos proyectos de exploración.
Resulta además contradictoria la política petrolera de Gustavo Petro si se toma en cuenta que por un lado apuesta por la “descarbonización” en su país mientras por el otro tiene la intención de importar gas de Venezuela en el marco de una asociación que pretende establecer entre Ecopetrol y PDVSA, anunciada en noviembre pasado durante su cuarta visita al dictador Nicolás Maduro en Caracas. Fue por esta razón que el economista y jefe de estrategia global de XP Investments, Alberto Bernal, advirtió en una reciente entrevista con PanAm Post que “el objetivo de Petro es politizar a Ecopetrol”, tal como el chavismo hizo en Venezuela con PDVSA. El desastre económico del vecino país salta a la vista.