Modernas teorías sostienen la vinculación entre la política fiscal, con apoyo de la monetaria, y el crecimiento económico, referida aquella a políticas presupuestarias en sentido amplio, lo que incluye las pertinentes a gastos, ingresos y las encaminadas a determinar el déficit y la capacidad de endeudamiento. Así, el gobierno tiene responsabilidad sobre la estabilización y distribución de recursos del estado, su administración y gestión.
Recientemente Gustavo Petro, en X, su forma favorita de gobierno y comunicación, lanzó una irresponsable declaración “Las finanzas del estado están a punto del colapso“, manifestación que causó, como es natural, serias controversias y su rechazo por parte de expertos, analistas económicos y, en general, por el pueblo colombiano. Al parecer el dicho del presidente tiene como objetivo la aprobación de sus reformas, en particular la pertinente a nuestro eficiente sistema de salud, el cual quiere a toda costa destruir desoyendo el clamor de la mayoría de los colombianos.
Afirmación que por provenir del Jefe de Estado, condición que una vez más parece olvidar, puede repercutir negativamente en la imagen y en los intereses del país, pues, por ejemplo, la banca internacional, al evaluar esa temeraria confesión, es posible que anote en su lista negra al Estado Colombiano.
Si fuera cierto, que no lo es, que las finanzas estatales están al borde del colapso, debe buscarse la razón del desplome, y como lo expresó el Dr. José Manuel Restrepo tal obedece al aumento del déficit fiscal y de la deuda pública, que se han disparado en el último año.
“Luego de tres años de bajar déficit fiscal y generar casi superávit primario en 2023, vemos ahora que vuelve a aumentar el déficit (…) Luego de tres años de bajar deuda y lograr menos del nivel mínimo de deuda respecto del PIB, vuelve y la aumentan en 2024”.
Crecimiento que incuestionablemente ocurre por la dilapidación, el derroche sin límites que distingue a este gobierno, incluyendo, claro está, al mandatario, su entorno y a la Vicepresidente Francia Márquez.
En los 18 meses que lleva el gobierno del cambio, cambio que es en realidad un retroceso, el despilfarro ha sido gigantesco. Al cierre de 2023 los gastos de los vuelos al exterior del gobierno, según el DAPRE, suman $15 310 839 398 pesos. Es decir, casi 4 millones de dólares.
Los viajes locales suman $9 337 875 894, arrojando un total de $24 648 715 292 pesos.
En cuanto al alojamiento, se acerca al millón de dólares, debido a las numerosísimas comitivas. Más de 35 viajes internacionales antes de cumplir 20 meses de gobierno arrojan un promedio de 2 viajes por mes. Esto no tiene precedente ni es la forma de gobernar un país.
Y aún hay que sumarle los viajes de la primera dama, con su séquito compuesto por maquillador, vestuarista, fotógrafo, masajista y dos amigas y los de la vicepresidente, también acompañada de gran cantidad de gente para vivir sabroso.
Ella también se destaca por su afán de “embutirnos” a como dé lugar, la medicina cubana.
Por otra parte, en una actuación inmoral, reprochable e inadmisible, se dio luz verde al Proyecto Jóvenes en Paz, programa que dispuso pagar un millón de pesos a 100.000 jóvenes “por no matar”. Lo que los jóvenes en verdad necesitan y quieren es la oportunidad de trabajar.
En cuanto a los que son delincuentes esa suma no es significativa para disuadirlos, pero sí abre un enorme hueco en las finanzas estatales ya que se trata de un billón dos cientos mil millones anuales.
Y qué decir de los dineros entregados a algunas organizaciones indígenas que ascienden sólo por contratos a $198 237 808 986 y otros señalan que a $281 000 000 000, más la entrega de tierras y otros beneficios que les son concedidos, sin que se observe un cambio importante en la vida de esas comunidades.
Más, el país no sale de su asombro ante la presunta creación ilegal de un “batallón” bautizado Jaime Bateman Cayón. Tiene 1200 integrantes enlistados y entrenados en Mistrató (Risaralda). El nombre es el de uno de los fundadores del M- 19 y lo muestran en redes amenazando a la sociedad civil aunque al final negaron su existencia.
Si hay algo que carece de sentido es el costoso cuento de la Paz Total. En cuanto a las disidencias de Farc se refiere, están encabezadas por el grupo Segunda Marquetalia que nació viciado pues al haber sido sus integrantes excluidos del proceso de paz de Santos no es legal abrir un nuevo proceso.
Ahora bien, la experiencia muestra que el grupo terrorista ELN nunca termina los procesos de paz en los que participa. Los utiliza para reorganizarse y reagruparse y a continuación se levantan de la mesa. Nunca pactan la paz. ¿Cuánto están costando los infructíferos diálogos actuales ?
Ahora dejaron saber, con todo cinismo, que suspendían las negociaciones para adelantar “consultas”. Dicen estar en crisis.
Otty Patiño, quien lidera las negociaciones a nombre del gobierno, en ilógica respuesta dice: “El congelamiento puede significar un momento de reflexión.” Y agrega: “Que el congelamiento no signifique un estado de hibernación.”
Le hace competencia a Francisco Maturana quien dijo que perder es ganar un poco.
Este proceso es un desangre a las finanzas de la nación. Debe darse por terminado y ese será el comienzo de la recuperación de las FFMM, que están hoy desvertebradas y maniatadas.
Ya, para concluir esta columna, debe resaltarse el abultado crecimiento burocrático del Estado, entre otros, embajadas, ministerios, como el de la igualdad, que sólo causan erogaciones del erario público, sin cumplir con la misión del bienestar común.