sábado, noviembre 2, 2024
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Plan económico de Kamala Harris, una versión peor del actual fracaso

El plan económico de la candidata demócrata Kamala Harris representa una extensión peor del fracaso de la actual administración de la que ella ha sido por cuatro años la vicepresidenta; e incluso, es mucho peor.

El expresidente y candidato presidencial republicano Donald Trump y los republicanos han calificado de socialista esta plataforma económica.

Harris dijo en la presentación de su plan que luchará para “devolver el dinero a los estadounidenses trabajadores y de clase media”, cuando Harris junto a Joe Biden han aniquilado a la clase media desde enero de 2021.

La afirmación se burla -sin arrepentimiento y singular inmoralidad- del pueblo estadounidense. Ha sido la actual administración Biden-Harris, la candidata demócrata a la Presidencia, quien ha reducido en más de un 22% el poder adquisitivo de los estadounidenses con sus fallidas políticas económicas de cambio climático y despilfarro del dinero de los contribuyentes.

La representante de la izquierda más radical en Washington afirma que “el plan económico de Trump costaría a una familia promedio 3.900 dólares» por año.

Harris: control del estado sobre la economía
Durante cuatro años, el gobierno de Biden y Harris ha evaporado 26.000 dólares anuales a cada familia promedio estadounidense, mientras que el ingreso per cápita individual ha mermado 7.400 dólares; además de elevar a cifras récord las deudas de préstamos, hipotecas y tarjetas de crédito.

Sin tomar en cuenta las hipotecas, el saldo de las deudas de consumo de los estadounidenses es un 20% mayor que antes de la pandemia de COVID-19 y bajo el gobierno del presidente Donald Trump.

Harris propone un control de precios en los productos de primera necesidad como los alimentos y algunos medicamentos, uno de los patrones característicos del control socialista centralizado de la economía.

Lo anterior es estremadamente grave, lo opuesto a la regulación automática del mercado por la oferta y la demanda en el sistema capitalista occidental.

Donde se ha aplicado este tipo de medidas ha provocado de forma automática una devaluación de la moneda, una pausa “temporal” de los precios que da paso a una aceleración de la inflación; que en algunos casos termina en hiperinflación, como son los casos de Argentina, Cuba, Ecuador, Panamá, Venezuela, México y otros.

Una economía suficientemente fuerte, con bajos niveles de desempleo, intereses reducidos y costos mínimos y sostenidos de energía son catalizadores principales para desacelerar los precios, y no el contraproducente control del estado y la entrega de subsidios financiada por una estrepitosa subida de impuestos como pretende la “progresista” Harris.

Esto lo intentó prolongar la administración Biden-Harris después de que la pandemia de COVID-19 había eclipsado, pero que permitió imprimir dinero de deuda pública para las excesivas ayudas partidistas en busca de votos.

Luego, Biden propuso una desorbitante alza de impuestos que los republicanos impidieron al asumir el control de la Cámara de Representantes de Estados Unidos junto a legisladores demócratas moderados en el Senado.

Harris propone “construir” tres millones de nuevas viviendas para enfrentar la «escasez», mientras afirma que lo va a complementar con una ayuda para los primeros compradores de hasta 25.000 dólares, e incluso leyes para desalentar la especulación inmobiliaria.

La curita de créditos fiscales temporales
Su actual gobierno con Biden regaló fondos y el resultado fue una caída de ventas de viviendas durante casi tres años consecutivos por el impacto de la inflación y escalada de precios de propiedades sin precedentes.

Esa entrega de fondos es como eclipsar unos meses la realidad y luego continuar en el mismo nivel. El estímulo de ventas mediante regalías no soluciona el resto de los problemas financieros que enfrentan los compradores bajo la inflación y la decandencia económica.

El dinero de ayuda apenas significó una curita superficial o aliento limitado para gran parte de los potenciales compradores que, con elevados precios y altos intereses, no pueden cubrir los gastos mensuales de una hipoteca. Esa tendencia continúa.

Harris promete además ayudar a las familias con créditos fiscales para aquellas que tienen recién nacidos, con montos que pueden alcanzar los 6.000 dólares. Y eso suena bastante conocido con las consecuencias que aún pagan los trabajadores estadounidenses con un aumento de los impuestos.

El proyecto de Harris es la prolongación del desastre causado entre el 2021 y 2024 por el gobierno en el que ella es la segunda al mando, con la propuesta de aumento de impuestos a las pequeñas, medianas y grandes empresas, una copia fiel de lo que se aplicó en California y generó el mayor éxodo de negocios e inversiones en la historia de ese estado y otros gobernados por la izquierda mal llamada progresista (socialista).

Hasta las grandes tecnológicas de Silicon Valley han huido del acoso y asalto fiscal implementado por el actual gobernador Gavin Newson.

La “camarada”
Pero el control no se limitaría a los precios, sino sobre las “empresas que inflan los precios más allá de lo necesario”, en particular en la industria alimentaria.

Es decir, el plan Harris equivale a intromisión, abuso de poder y control directo del gobierno federal en las empresas privadas. El camino está bien claro: la forma más agresiva de destrucción económica y de las bases capitalistas.

«¡La camarada Harris a fondo en el comunismo!», reaccionó el expresidente Trump.

Sin argumentos, sin resultados que mostrar como vicepresidenta del gobierno del fracaso en EEUU, Harris tampoco tuvo escrúpulos en plagiar la propuesta de Trump que expuso durante la convencional nacional Republicana en Milwaukee a mediados de julio: eliminar los impuestos a las propinas de empleados de la hostelería, el turismo y los servicios.

Y por supuesto, entre las prioridades de Harris está lo que creó la peor inflación en las últimas cinco décadas y que aún sufren los estadounidenses: el ataque a la industria del petróleo, el subsidio de las fabricaciones de vehículos eléctricos y la subida de salarios.

Esta, a grandes rasgos, es la catastrófica propuesta económica de la candidata socialista Kamala Harris y su compañero de la misma ideología, Tim Walz.

Cuatro años más con las fallidas y más agresivas políticas económicas de Harris sería prácticamente la debacle del dólar estadounidense y de la economía, que entraría en una casi garantizada recesión, prevista ya por las multinacionales financieras de inversiones Morgan Stanley y Goldman Sachs, el multimillonario Warren Buffet y mucho antes por el presidente de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, entre otros.

Fuente: Diario Las Américas

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