viernes, noviembre 22, 2024
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Poco realista propuesta del cierre del Tapón del Darién en Panamá

CIUDAD DE PANAMÁ.- José Raúl Mulino fue el único candidato que contundentemente prometió cerrar la frontera de la Selva del Darién para evitar que siga el flujo de migrantes, cuyo destino final es Estados Unidos. Hoy como presidente electo de Panamá lo vuelve a ratificar, pero para que esto sea viable ciertas condiciones políticas, humanitarias y legales deben estar garantizadas.

La selva del Darién es un bloque vegetal de 575.000 hectáreas de superficie que se extiende en la frontera entre Panamá y Colombia y se le conoce como “Tapón” porque bloquea el paso de la carretera panamericana que atraviesa por 14 países.

Hasta el 14 de mayo Migración Panamá calculó que desde el Darién han llegado a su territorio 151.836 personas. En 2023 fueron 520.000 (113.000 menores) y para este año se proyecta que superen las 700.000.

Según el organismo migratorio, 68% de los que pasan por esta ruta son venezolanos, le siguen ecuatorianos haitianos, colombianos, cubanos y chilenos, entre otros. Los de China e India que se apuntaban en esta travesía, lo hacen ahora de otra manera.

Las estadísticas existen porque Panamá lleva a cabo la Operación Flujo Controlado. Quienes han “zarpado” desde Colombia (muelle de Nococli) y llegan a Panamá (Bajo Chiquito) reciben cierta asistencia.

Pero la historia no termina ahí. El trayecto desde Bajo Chiquito a la Estación de Recepción de Migrantes en Lajas Blancas en Panamá dura más de 4 horas en piragua (embarcación rudimentaria), única forma de llegar.

Desde Lajas Blancas, en donde quedan registrados van por tierra a San Vicente, otro centro de recepción de migrantes y de allí, luego de pernoctas en campamentos y vivir otros obstáculos, van en bus hasta la frontera con Costa Rica. Ahí termina el acompañamiento panameño. Ahora viene Nicaragua, Honduras, Guatemala, México y Estados Unidos. En cada tramo hay pagos y peligros.

La directora de Migración Panamá, Samira Gozaine ha reiterado que el crimen organizado está usando este paso para evadir controles.
Prueba de fuego
Según analistas, es una prueba de fuego para el resto de los partidos en Panamá porque no apoyar la idea de cerrar el cruce por el Darién es no considerar la opinión de la población. El disgusto no es porque se queden en su territorio sino por los recursos asignados para atender este movimiento y por las quejas de habitantes en la frontera por lo caótico de la situación, dijo el economista y consultor de Panamá, Carlos Arauz.

Las investigaciones del Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales, AIP apuntan a señalar que el anuncio de Mulino es poco realista. Así como lo referido a la propuesta de deportar a todas las personas que estén cruzando esa ruta y lleguen a Panamá de tránsito.

Este organismo académico sentenció que tendrían que cumplir todos los protocolos de derechos humanos y habría que ver la factibilidad de regresar a esas personas a sus países de origen, lo cual no luce fácil.

En opinión de la diputada electa Walkiria Chandler, de la coalición independiente Vamos, la propuesta es geográficamente complicada. Alertó sobre la necesidad de conciliar con otros países porque no es un tema que afecte solo a Panamá. “Se debe entender que la gente migra porque tienen problemas en su país de origen, no porque quiere”.

La alcaldía de Necoclí en Colombia, desde donde se embarca la mayoría de los migrantes que luego son llevados mar abierto hasta el inicio de la peligrosa travesía por la selva, mostró su “profunda preocupación” porque esa decisión podría desencadenar un significativo represamiento de migrantes en “nuestro territorio”.

Expertos coinciden en que cerrar un paso fronterizo como el Darién generaría más caminos ilegales, el incremento de la violación de derechos humanos contra los migrantes y hasta tensiones entre los países.

La presidenta latinoamericana de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Carolina Jiménez Sandoval puntualizó que el cierre de este paso es una amenaza para los migrantes pues los expondrían a mayores condiciones de peligro y violencia de las que ya sufren.

Ribetes políticos
Para el analista, Carlos Arauz, el movimiento migratorio por Darién tiene ribetes humanos pero también políticos. Millones de dólares del fisco panameño se han asignado para apoyar a miles de personas, incluyendo su alimentación en algunos casos y hasta transporte.

La actual administración ha lanzado campañas para recordar que Darién en una selva, no un ruta de paso, para procurar que el volumen de personas baje pero no ha sido efectivo, dijo el experto.

Recientemente el gobierno panameño dejó sin efecto la colaboración con organizaciones sin fines de lucro como Médicos sin Fronteras ante los llamados de atención que se han hecho sobre crímenes, violaciones y hasta algunas insinuaciones sobre el tráfico de personas, en el país, sirviendo como método para lucrar carteles de drogas.

Recordó que Human Rights publicó un desgarrador reporte que apunta hacia vejámenes que sólo se han visto en zonas de guerra, un informe del cual conoció el Gobierno cuando fue publicado.

Entre la crisis humanitaria y la política, el presidente electo Mulino ha sustentado que el problema debe resolverse a través del cierre de la frontera panameña en el Darién, ratificó Arauz. “Esto ha sido motivo de discusión controversial ante la falta de claridad en un proceso que pudiese crear un problema de índole regional de magnitudes aún no comprendidas”, dijo el economista consultado.

Agregó que la acción de Mulino, como exministro de Seguridad, se interpreta como un llamado a toda la región para trabajar en coordinación ante un problema que no es sólo del país centroamericano.

“La frontera es territorio de cada país y cada nación tiene el derecho de manejarla respetando los acuerdos y tratados internacionales que regulen el movimiento migratorio de personas”, dijo el consultor.

Cuando asuma Mulino junto con su gabinete, tiene el poder de ejecutar acciones que restrinjan el movimiento de ciudadanos de otras naciones . Por ende, el cierre de la frontera es una acción que cae en la arena de lo permitido, expresó Arauz.

Ratificó que en Panamá algunos consideran que los recursos que se asignan son demasiados, pero otros opinan que el cierre de la frontera habla de un país que se abstiene de ayudar humanitariamente a miles de personas por lo que “es una situación muy compleja”.

La bancada independiente mantendrá su posición y no hay manera que negocie con los diputados de la agrupación Realizando Metas. «Para nada sería sorpresa si se dan negociaciones, acercamientos y hasta acuerdos entre RM y los partidos Revolucionario Democrático (12 diputados) y MOLIRENA (1). La gobernabilidad del país pasará entonces por los acercamientos que puedan darse para crear las bancadas que defiendan los proyectos del Ejecutivo y los que nazcan por iniciativas legislativas propias, agregó Carlos Arauz.

Nuevos negocios de rutas
Medios de comunicación y agencias han documentado, dos nuevas rutas migratorias para evitar los peligros del Darién. La primera que sale desde la Isla de San Andrés Colombia y llega a Corn Island, en Nicaragua.

Aunque es una ruta marítima y los migrantes no enfrentan los peligros que existen al cruzar la selva, eso no significa que estén libres de amenazas. A principios de este mes, la Defensoría del Pueblo de Colombia emitió una alerta por el aumento de la migración ilegal en San Andrés hasta América Central, por lo que solicitó la intervención inmediata del Gobierno nacional, según Radio Fe y Alegría.

Además, en este mar de crisis migratoria tomó relevancia otro negocio. El Gobierno de Daniel Ortega concibe la ruta aérea para captar dinero de la migración ilegal hacia su enemigo histórico Estados Unidos, señalan expertos citados por la agencia de noticias AFP.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) observó una “tendencia significativa” especialmente de africanos a elegir “rutas aéreas para llegar a Centroamérica, evitando el Darién”.

De la puerta aérea de Managua, los migrantes van por tierra a Honduras y Guatemala, luego a México y Estados Unidos, pagando miles de dólares a traficantes de personas o “coyotes”.

Por vuelo comercial, una ruta frecuente es hacer escala en El Salvador, importante centro de conexión aérea centroamericano.

La mayoría “tienen como destino Nicaragua”, confirmó a AFP un portavoz de Dirección de Migración salvadoreña, siendo el destino final de esas personas es EEUU.

Fuente: Diario Las Américas

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