SONIA SCHOTT,
El cargo de vicepresidente debería ser una buena plataforma política para alcanzar la presidencia, pero en realidad es que “apenas 15 de los 49 que ocuparon el cargo, entre 1789 y 2021, llegaron a ser presidentes y ocho de ellos lo lograron tras la muerte de un presidente. Gerald R. Ford ascendió al cargo cuando su predecesor, Richard M. Nixon, renunció. Solo seis vicepresidentes lograron ser elegidos presidentes por sí solos” según la página web U.S. Senate (.gov).
Una vez más, la historia se repite.
La vicepresidenta y ahora candidata demócrata Kamala Harris, y su compañero de fórmula Tim Walz se lanzaron al ruedo mediático en una primera presentación televisiva ante el país.
Y es que Harris ha enfrentado ciertas críticas por no abrirse más a los medios desde que fue ungida con la candidatura presidencial, durante la Convención Nacional Demócrata.
Harris salió relativamente ilesa de esa primera entrevista con CNN, pero ¿acaso mejoró sus posibilidades de vencer a Donald Trump por la Casa Blanca?
El encuentro fue más bien tibio. No hubo drama, ni enfrentamientos, ni tampoco revelación alguna sobre cómo Harris piensa introducir cambios o mantener el curso si logra el cargo. Y es que se cuidó mucho de evitar terreno conflictivo.
Es comprensible que dijera que continuaría con el mismo corte de políticas que el presidente Joe Biden, pero prometió un nuevo capítulo sin explicar realmente cómo haría las cosas de manera diferente.
Su compañero de fórmula Tim Walz la acompañó, aunque jugó un papel menor en el programa.
Las últimas encuestas la favorecen.
Five Thirty Eight, por ejemplo, la coloca a nivel nacional con el 47.1 %, por encima de su rival Donald Trump, con 43.8%.
El 45º presidente, que busca ser el numero 47 º, debe estar preocupado por la forma en que la campaña de Harris, tan efímera en comparación con su larga candidatura a la Casa Blanca, está socavando por ahora sus esperanzas de una victoria abrumadora en noviembre.
Las diez semanas que faltan para las elecciones pueden ser mucho tiempo en política y los números de Harris podrían variar dependiendo de lo que suceda desde ahora hasta el 5 de noviembre.
Un escenario poco probable, en beneficio de Harris, sería si Trump fuera enviado a prisión por condenas de los cargos de negocios o al menos si recibiera una sentencia suspendida o una multa considerable, aunque lo más factible es que cualquier proceso se retrase hasta después de las elecciones.
Además, están los continuos intentos del fiscal especial, Jack Smith, de responsabilizar a Trump por el asalto al Capitolio del 6 de enero.
Después de que la Corte Suprema dictaminó que un presidente puede ser inmune al procesamiento por acciones tomadas durante su mandato, Smith ha reformulado los cargos centrándose en las acciones del republicano como candidato presidencial y ciudadano común en lugar de como presidente, pero igualmente es improbable que se termine en un juicio antes de las elecciones.
La próxima prueba de fuego para Trump será el debate televisivo de la cadena ABC, previsto para el 10 de septiembre en Pensilvania.
Trump normalmente tiene un buen desempeño y es uno de sus principales activos, aunque se desvíe del guion.
Si durante el encuentro Harris sale sonando como la fiscal que era antes, Trump podría tener dificultades para sacar ventaja sobre ella.
El contraste de las políticas de ambos candidatos presidenciales será aquí crucial.
Trump ha acusado a Harris de ser una liberal de izquierdas que sería desastrosa para la economía del país, así que ella tendrá que demostrar que su plan económico traerá prosperidad nacional.
Harris todavía no ha revelado muchos detalles sobre su programa de gobierno “y su equipo probablemente querrá aclarar su respuesta-durante la entrevista- sobre por qué cambió su postura sobre el fracking y ceñirse a algo más claro. Decir simplemente: «Mis valores no han cambiado», probablemente no sea suficiente. Los políticos pueden cambiar de postura, pero la gente espera escuchar el motivo de una manera creíble” según, Doménico Montanaro, de NPR.
Hasta ahora, la imagen fresca de Harris, le ha ganado admiradores entre los votantes indecisos, un grupo que también necesita Trump.
A menos que el republicano ofrezca un mejor desempeño que la demócrata, ella tiene más posibilidades de salir victoriosa del debate y si continúa su ascenso hasta noviembre, podría estar muy por delante de Trump y él lo sabe.