«Ningún país debería votar a Cuba en el Consejo», afirmó Pompeo.
Estados Unidos y Cuba, enfrentados desde hace seis décadas luego de la revolución comunista de Fidel Castro, vivieron un acercamiento diplomático promovido por el expresidente Barack Obama.
Pero desde la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump en 2017, Washington ha endurecido el bloqueo a la isla que rige desde 1962, por violaciones de los derechos humanos y apoyo al dictador venezolano Nicolás Maduro.
Cuba, que integró el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2014-2016 y en 2017-2019, ya presentó su candidatura para ocupar una de las vacantes regionales en el periodo 2021-2023, según anunció en febrero el canciller del régimen cubano, Bruno Rodríguez.
El Consejo con sede en Ginebra fue creado en 2006 para sustituir a la Comisión de Derechos Humanos y está formado por 47 estados miembro escogidos por mayoría absoluta en la Asamblea General a través de votación directa y secreta.
Los escaños se distribuyen de manera geográfica y se adjudican por un período de tres años. Los miembros no son elegibles para reelección inmediata después de servir dos mandatos consecutivos.
Ese año, tres de las bancas que corresponden a Latinoamérica deben renovarse: la de Chile, la de México y la de Perú.
Según los estatutos del Consejo, la Asamblea General de la ONU debe tener en cuenta «la contribución de los Estados candidatos a la promoción y protección de los derechos humanos».
Venezuela obtuvo en 2019 una banca para el período 2020-2022 tras cosechar 105 votos de los 193 miembros de la ONU, una victoria controvertida dado que su propio historial en la materia había sido cuestionado desde la misma organización.
Estados Unidos, que se retiró en 2018 del organismo considerándolo una «cloaca» de prejuicios políticos, y condenando la «hipocresía» de sus miembros y su «sesgo continuo» contra Israel, calificó la elección de Venezuela como «una farsa que socava aún más la frágil credibilidad de ese Consejo» que dice defernder los derechos humanos.
Fuente: Diario las Américas