domingo, noviembre 17, 2024
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¡Por comunistas! Expulsados de la pseudorrevolución comunista 

Omar Estacio Z.,

La intervención del viejo y noble Partido Comunista de Venezuela, PCV, (noble pa’ los pendejos nada más, como veremos) no ha levantado entre sus pares del mundo polvareda alguna, al menos hasta el momento de escribir la presente crónica. ¡Qué pasivas las fuerzas activas de la transformación de la Humanidad!

Los ñángaras, los verdaderos ñángaras, los auténticos, al menos los que se ganaron tal remoquete en los años duros -finales de los ’60- allá en nuestra Universidad Central de Venezuela. No es justo. Tratados como condones usados por la narcotiranía, para emplear, a la letra, la frase más sesuda del “Comandante Eterno”, hoy relegado a la ominosa condición de momia para atemorizar menores de edad.

Peor que a los adecos de Rómulo Betancourt o a los socialcristianos. Peor que a los niños-hijos-tontos, de-apá de PJ y VP., que ya no son niños, ni tontos, ni tampoco les quedan papás. Tratados peor que a los burgueses, pequeño-burgueses, para no hablar de los boliburgueses. A los exguerrilleros, de hace 40 años, hoy auténticos carcamales que subieron a las montañas de Venezuela, para implantar una dictadura marxista, los esbirros a las órdenes del señor Maduro, meses atrás les allanaron “El Castillete”, vieja casona que tenían para la añoranza, en los alrededores del antiguo “Hipódromo del Paraíso”, Caracas. Nadie derramó una lágrima, entonces. Ahora que los ñángaras, aludidos al comienzo, no lloriqueen más de la cuenta.

Creo haberlo escuchado en un parlamento teatral de la autoría de Samuel Beckett: “¿Dios? ¡El muy desvergonzado! ¡Ha resultado, ahora, que no existe!”

Tan desvergonzadas, como la supuesta inexistencia de Dios, son las fantasías de la dictadura del proletariado, de la igualdad de clases, de las erradicaciones de la pobreza y de la propiedad privada.

Las de Venezuela y Cuba son vulgares tiranías militares, de viejo cuño. Hecha la salvedad de los peleles que, simulan ser jefes de Estado, para darles cosmética de gobiernos civiles. En ambos casos, no obstante, los depositarios de las “cajas de los cuchillos” son los generalotes. 13 de estos ignaros, llenan plaza como ministros del Gabinete de quien usurpa la Presidencia de Venezuela. En Cuba, dicha casta o costra, se enriquece, en medio de la hambruna generalizada, a través del control del “Grupo de Administración Empresarial S.A.” (GAESA), que comanda el general de bragueta, perdón, de brigada, exyerno de Raúl Castro, Alberto Lopez-Calleja.

Tales depredadores de los pueblos son anafilácticos a la reflexión, el debate, a la confrontación de ideas. Sindicatos, centros de estudiantes, ligas de amas de casa, asociaciones de cieguitos, deportivas, poéticas. Todas y las que se les parezcan, se presumen criminales, sin posibilidad de prueba en contrario. En Venezuela, los esfuerzos para penetrar a la Iglesia, Católica, Apostólica y Romana, resultaron infructuosos al servicio de la Revolución Forajida, por lo que esta última, con la pretensión de suplantarla, se ha volcado hacia una secta, supuestamente evangélica. Nicolasito ha sido ordenado Pastor de dicha cofradía, su progenitor, a estas alturas, debe estar elevado a la calidad de Virgen Inmaculada.

Mientras convierten en ley, el proyecto de regulación de las ONG, cuando no las intervienen los tribunales roboLucionarios y remueven sus directivos naturales, las asfixian a través de registros públicos, notarías, del SAREN, el SENIAT y de cuanta burocracia obstructiva existe. Las teorías marxistas-leninistas, las aplican a beneficio de inventario, vale decir, cuando les conviene. La del partido único de gobierno, por ejemplo, sumiso, clientelar, aclamacionista a mano alzada o a voto sobaquero.

Jerónimo Carrera, el último presidente del PCV, con quien tuve el honor de tener trato y comunicación, se mofaba, pública y privadamente, del fementido comunismo de la autollamada Revolución Bolivariana. Carrera vivió y murió, muy austero, en su modesto apartamento de la avenida San Martín, Caracas. “Le gustan los dólares más que a Rockefeller” – me llegó a comentar, sobre Chávez.

“Venezolanos, siempre. Comunistas, nunca”, fue la proclama que enarboló nuestra democracia cuando enfrentó victoriosa, la invasión soviética-castrocubana.

Ahora el fementido Socialismo del Siglo XXI, la parafrasea: “Ñángaras ¡Nunca!”. Aún así, el “Manifiesto” de Marx sigue siendo buena coartada para saquear las Tesorerías Públicas, asesinar, reprimir, narcotraficar, practicar el estupro como el referido Ortega. Han debido advertírselo a los ingenuos del PCV que hace poco, exigieron investigar los hechos de corrupción, incluidos los posibles negociados de la familia Maduro-Flores. Advertirles, además, que en la Revolución no paga denunciar las burlas al “Acuerdo Marco Unitario PSUV-PCV”, de abril de 2018, supuesto a reducir la deriva antipopular, capitalista y ultraliberal de la cleptocracia usurpadora.

A los militantes del intervenido PCV, aparentemente, ñángaras de verdad, a quienes hemos adversado y seguiremos adversando, en la acción y en lo ideológico, nuestras condolencias. Se las damos sin sorna. Botados, por comunistas de la Revolución Comunista.

En esta última, menos la decencia, todo es posible.

Por: Omar Estacio Z.

@omarestacio

Fuente: Diario las Américas

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