La madera de construcción triplicó su valor en los últimos doce meses. Levantar el armazón de una casa cuesta de media 36.000 dólares más, según la federación de constructores de Estados Unidos.
El precio del cobre, cuya demanda refleja el estado de la economía por su vasta utilización, batió esta semana su récord en 10 años impulsado por la voracidad china y la debilidad del dólar.
El estaño, utilizado en circuitos electrónicos, piezas de autos y baterías duplicó su valor en un año y está en su mejor precio desde 2011.
Las razones de ese boom de precios son variadas.
La demanda mundial de petróleo aumentó con la reapertura de economías cerradas por la pandemia y «China y la locomotora estadounidense superan de lejos el gran enlentecimiento de India», que está sufriendo dramáticamente los perjuicios del COVID-19, dice Bart Melek de TD Securities
«El crudo parece imparable», escribió Melek cuando el valor del barril de Brent se acercaba a los 70 dólares.
En la bomba, el precio de la gasolina en Estados Unidos pasó de 1,77 dólares el galón (3,8 litros) hace un año a los actuales 2,89 dólares y, aun así, es un buen precio, según la Asociación Estadounidense del Automóvil (AAA), que agrupa a las organizaciones del sector.
Penurias con contenedores
En el caso del azúcar, los precios están impulsados por la escasez de contenedores y los cuellos de botella en los puertos. La soja, el maíz y el trigo también tienen problemas de entrega.
El cobre se beneficia «del movimiento de las infraestructuras energéticas que transitan hacia tecnologías que utilizan más cobre», estima Elijah Oliveros-Rosen de S&P Global Ratings.
En los mercados, los contratos a término de esos productos son además instrumentos financieros muy atractivos para los inversores en un momento en que las tasas de interés están muy bajas y es modesta la rentabilidad de los bonos del Tesoro estadounidense.
«Hay mucho dinero en el mercado y cuando la Fed indicó en agosto que no aumentaría las tasas de interés muy rápidamente, autorizó a generar inflación», analizó Michael Zuzolo de Global Commodity Analytics and Consulting.
«Ese histórico cambio de política monetaria atrajo a los inversores, además de problemas de restricción de abastecimientos, logísticos y de aumento de la demanda», añadió Zuzolo.
Subrayó que «el dólar débil y el fortalecimiento de monedas de países emergentes atrajeron inversores».
Las empresas acumulan stocks
Las condiciones climáticas, como la sequía en América Latina o las tardías heladas en Europa, también están pesando.
Entre los aumentos de precios más espectaculares, se cuenta el de la carne de cerdo: 51% en un año, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Además de citar la fuerte demanda china por esa carne, el departamento señala que el precio de la panceta de cerdo se ha duplicado desde el inicio de la pandemia debido a que los estadounidenses «desayunan más en sus casas».
Con los mercados en tensión, las empresas tienden a generar reservas, lo que hace que los precios suban aún más.
Algunos fabricantes comienzan a comprar «mucho» debido a las «penurias con las materias primas», señaló el viernes el índice ISM, que mide la actividad manufacturera de la industrializada región de Chicago.
«La escasez de materias primas y los problemas de transporte siguen pesando en los costos de las empresas», dice el comunicado. Eso elevó los precios que pagan las empresas a sus proveedores a sus valores más altos en 41 años.
Ese aumento toca ya los bolsillos de los consumidores de Estados Unidos. La inflación se situó en un 2,3% interanual en marzo, desde 1,5% del mes previo, según el índice de precios PCE.
Por el aumento de los plásticos, el papel y el azúcar, empresas como Procter and Gamble, Kimberly-Clark y Coca-Cola ya anunciaron que aumentarán el precio de sus productos.
Fuente: Diario las Américas