QUITO.- La vicepresidenta de Ecuador, Verónica Abad, acusó formalmente al presidente Daniel Noboa de violencia política de género. La denuncia, presentada el 8 de agosto ante el Tribunal Contencioso Electoral (TCE), surge tras un deterioro en la relación entre ambos líderes, acentuado por la decisión de Noboa de enviar a Abad a Tel Aviv como embajadora poco después de asumir el cargo.
La acusación se enmarca en lo que Abad describe como una campaña para marginarla del escenario político nacional. Desde su nombramiento como embajadora, Abad fue reasignada a Turquía, una medida que, según ella, busca neutralizar su influencia y voz dentro del gobierno ecuatoriano. Además, la vicepresidenta denunció públicamente al presidente por supuestamente coartar su libertad de expresión, iniciar una persecución judicial en su contra y obstaculizar su retorno a Ecuador.
El TCE, que aún no asigna un juez para el caso, tendrá que determinar si las acciones de Noboa constituyen una infracción electoral muy grave. De ser encontrado culpable, el presidente podría enfrentar una sanción que va desde una multa económica hasta la destitución y una inhabilitación para ejercer cargos públicos por un periodo de hasta cuatro años.
Este incidente subraya las tensiones en la cúpula del gobierno ecuatoriano, y pone de manifiesto la problemática de la violencia política de género, que se define como cualquier forma de agresión, directa o indirecta, contra mujeres en el ámbito político. La situación de Abad, quien ahora se encuentra en Turquía, es vista por muchos como un ejemplo de los desafíos que enfrentan las mujeres en altos cargos públicos, particularmente en un contexto donde las relaciones de poder son altamente conflictivas.
El desenlace de esta denuncia podría tener profundas implicaciones no solo para la carrera política de Noboa, sino también para la estabilidad del gobierno ecuatoriano en su conjunto. Mientras tanto, Abad continúa ejerciendo sus funciones diplomáticas, aunque bajo una creciente presión y escrutinio público.