sábado, septiembre 7, 2024
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Propuesta social de Biden en «muerte súbita»

El senador demócrata Joe Manchin declaró que no respaldará el proyecto social y ambiental de 2 billones de dólares de su Partido.

El golpe es letal para la principal iniciativa de gastos del presidente Joe Biden de cara a un año electoral y en un momento en que el estrecho control demócrata en el Congreso se encuentra en un alto riesgo.
En declaraciones al programa “Fox News Sunday”, Manchin dijo que, luego de cinco meses y medio de negociaciones entre los demócratas, “no puedo votar para seguir adelante con este proyecto de ley. Simplemente no puedo. He intentado todo lo humanamente posible».
El senador por Virginia Occidental dijo que la medida moriría a menos que se cumplan sus exigencias de que el paquete sea mucho menos costoso y extenso, algo que sería difícil de aceptar para los demócratas de extrema izquierda en un Congreso dividido por un margen de diferencia un solo voto.
La propuesta de Biden se adapta a las exigencias del ala radical socialista del Partido Demócrata, que durante décadas ha intentado implementar un proyecto de gasto social histórico, pero muy dañino para la economía estadounidense y en el peor momento: Una deuda superior a los 30 billones, la inflación en 6,8%, desaceleración económica, dependencia energética, crisis en la frontera sur, derroche de dinero en ayudas federales por la pandemia y escasez.
La iniciativa otorgaría cientos de miles de millones de dólares para familias con hijos, incluso aunque ganen buenos salarios y tengan trabajo. Biden propone extender un crédito fiscal por hijos más generoso que el ya otorgado en el 2021 de 300 dólares por hijo, crear un sistema de preescolar gratuito e impulsar la ayuda a la atención infantil. Medidas populistas y partidistas de cara a los comicios legislativos del 2022 y desenfocada de la realidad actual de los estadounidenses.
La prioridad del cambio climático
Otro gasto extremadamente innecesario en medio de una recesión económica son los 500.000 millones de dólares en exenciones fiscales y gastos dirigidos a frenar las emisiones de carbono. Un proyecto a largo plazo catalogado por los republicanos y analistas independientes de «saqueo a los bolsillos de los contribuyentes».
Otras disposiciones limitarían el incremento de precios de medicamentos por receta, crearían prestaciones para que personas inscritas en el sistema Medicare obtengan auxiliares de audición, e impulsaría la asistencia a los ancianos, la vivienda y la capacitación laboral.
Según Biden, todo lo anterior se pagaría con mayores impuestos a los más ricos y a las grandes corporaciones, pero analistas has descartado esa afirmación y consideran que la subida de impuestos cubrirá apenas el 50% de ese enorme gasto.
En una respuesta inusualmente áspera para un senador cuyo voto es crucial, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, calificó las declaraciones de Manchin de “un cambio súbito e inexplicable en su posición” y de “una violación a sus compromisos” hechos a Biden y a los legisladores demócratas.
Manchin afirmó que no puede explicar a sus electores el grandioso gasto en sectores totalmente improductivos en medio de una inflación de 6,8%, la mayor desde 1982.
La presión sobre el senador Manchin
Psaki señaló en un comunicado que Manchin le entregó “en persona” una propuesta por escrito a Biden el martes pasado por 1,85 billones de dólares en 10 años. Las autoridades no habían revelado previamente su encuentro del martes.
“Seguiremos presionándolo para ver si cambiará de posición una vez más, para que honre sus compromisos previos y cumpla su palabra», declaró Psaki. Lo que da la medida de las presiones que recibe el senador moderado Joe Manchin desde hace meses para que se sume a la controversial propuesta impulsada por la extrema izquierda y que da un vuelco a la economía estadounidense hacia un peligroso laberinto, y pone a EEUU en una situación estratégica alarmante frente a sus adversarios mundiales.
Si el proyecto de ley se viene abajo, seguramente agravará las agrias divisiones en el Partido Demócrata entre los mal llamados progresistas (socialistas) y los moderados. Una «guerra interna» que data desde mucho antes de las elecciones del 2020, cuando la extrema izquierda exigió con fuerza una alianza para aplicar su agenda.
Fuente: Diario las Américas
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