El primer día de la Convención Nacional Demócrata trajo consigo otro problema para Kamala Harris. Y es que así como las protestas universitarias anti-Israel hundieron a la actual Administración en profundas contradicciones meses atrás, ahora esos mismos reclamos llegaron hasta la entrada del evento en Chicago. Manifestantes sostenían carteles con las frases “Palestina libre”, pedían que Estados Unidos “apoye a Hamás”, lanzaron objetos y hasta “rompieron el perímetro exterior cerca del United Center”, según la oficina responsable de la seguridad en la DNC.
En previsión de lo que pueda pasar durante los cuatro días de convención, donde Kamala Harris será designada oficialmente como candidata presidencial, la ciudad reclutó a cientos de agentes de policía. Sin embargo, todas estas medidas no hacen más que demostrar el escenario al que se enfrenta junto a su compañero de fórmula Tim Walz: uno con presión de sobra por parte de votantes progresistas que piden terminar con el apoyo a Israel.
Detrás está la Organización Socialista Camino de la Libertad junto a más de otras 200 agrupaciones cuyos militantes corean cánticos antisemitas. Así que mientras dicho partido avanza con su evento, con políticos como la progresista Alexandria Ocasio-Cortez aplaudiendo a Harris, los ciudadanos que dicen representar les hacen exigencias antes de ir a las urnas.
100.000 manifestantes en Chicago
La estimación es que unas 100.000 personas protesten en los alrededores de la Convención Nacional Demócrata. Negocios cercanos cerraron sus puertas, mientras que a los congresistas asistentes se les pidió no reservar habitaciones a su nombre y ser cautos al “interactuar” con manifestantes, según un reporte de Axios.
Lo cierto es que la fórmula Harris-Walz está entre la espada y la pared, a pesar de que Joe Biden le dejó a la actual vicepresidente al camino libre para medirse frente al expresidente Donald Trump. La versión de la cadena CNN es que las manifestaciones en los campus universitarios “están a punto de reanudarse cuando los estudiantes regresen a las escuelas en las próximas semanas”. Al mismo tiempo, los líderes del movimiento ejercen presiones internas.
Por ejemplo, alguno de ellos pidieron a los demócratas “un espacio en horario de máxima audiencia [durante la convención] para el discurso de un pediatra que recientemente regresó de Gaza”. Esta no es la primera vez que a Harris la presionan. Hace una semana manifestantes estudiantiles en Detroit interrumpieron su discurso de campaña coreando “Kamala, Kamala, no puedes esconderte; no votaremos por el genocidio”.
El dilema de Kamala Harris
La pregunta más urgente es qué va a hacer la fórmula Harris-Walz. Dentro del Partido Demócrata hay posiciones diferentes respecto a la guerra entre Israel y Hamás. Además, electores no comprometidos castigaron a Biden durante las primarias —por su apoyo a Israel— al votar por candidatos de menor popularidad. ABC News retrata que si el 17 % que votó en su contra en ese momento lo hubiera hecho igual en las presidenciales, es posible que hubieran podido marcar una diferencia en Michigan, un estado históricamente indeciso.
Kamala Harris aceptará oficialmente la nominación el próximo 22 de agosto. Para ese mismo día los activistas anti-Israel harán otra gran protesta ¿Qué posición tomará frente este tema a menos de tres meses de las elecciones? Es la respuesta que debe dar pronto.