La llegada del último trimestre de este año trae consigo un escenario complejo para el gobierno del presidente chileno, Gabriel Boric, en lo que respecta a tres procesos electorales cruciales. Ahora, el mandatario alinear sus filas envueltas en escándalos de corrupción e inseguridad, si pretende sortear los embates del segundo plebiscito constitucional, pautado para el próximo 17 de diciembre, las municipales de octubre de 2024 y las presidenciales de 2025.
Desde ahora, cada palabra y cada decisión de Boric determinará el destino de la izquierda en las urnas. Asimismo, incidirá sobre el destino de sus dos últimos años en el poder. Pensar con estrategia antes de actuar deberá convertirse en consigna, si se tiene en cuenta que el apoyo de la oposición es necesario en el Congreso y el Senado para lograr la aprobación de las reformas tributarias y previsionales que aún requiere el Ejecutivo.
Cualquier paso en falso será fatal para La Moneda y sus fichas electorales. Se ve claro. El problema es que el tiempo destinado a definir el plan de acción de Boric para esta segunda etapa de su administración con contiendas comiciales es corto. Esto se debe a que el país decidirá en dos meses si aprueba o rechaza el nuevo proyecto constitucional. Del resultado de esta cita quedará el clima con el cual el Gobierno iniciará la carrera por las 345 alcaldías, así como también, se asienta un precedente para las presidenciales.
Derrotas que no ayudan
Tener encima la derrota de la reforma tributaria por sólo dos votos en el Congreso hace seis meses y ahora una falta de aliados para un nuevo pacto fiscal que plantea “quienes tienen más, pagarán más” tensiona al gobierno.
Los pronósticos para esta iniciativa y otras más —como la Ley de Presupuesto 2024 y Ley de Pensiones— no son buenos con el temporal de elecciones en puerta. “Lo más probable es que este año no pase nada. Por nada entendemos el bloqueo a una reforma tributaria, a una reforma previsional y a un eventual rechazo a la nueva Constitución”, vaticina Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política y académico de la Universidad de Talca, en BioBío.
A su vez, el experto señaló que “el Gobierno se va a tener que rearmar a partir de marzo para iniciar el nuevo año legislativo”. En esa misma dirección apunta el diputado del Partido Republicanos, Agustín Romero, al confesar al medio que “las reformas tienen problemas, porque son malas”.
La conmemoración de los 50 años del golpe contra Salvador Allende acentuó la hostilidad, en lugar de llegar a un punto de encuentro entre izquierda y derecha. El fracaso de un acuerdo entre ambos sectores en torno al hecho dejó marcas que pasarán factura en las discusiones venideras.
Es el mismo error de su antecesor socialista. “Salvador Allende no pudo establecer la mayoría social y política, porque no tuvo esa mayoría legislativa ni ciudadana en su época. Hoy, el Gobierno corre el riesgo de quedarse atrapado en ser un gobierno de administración si renuncia a construir mayorías en el presente”, indica Moreno.
Confrontación sin tregua
Con un escenario que pinta estancamiento para las propuestas de Boric en medio de un temporal de elecciones, la única opción es priorizar y demostrar algún logro antes de que comience a rodar el calendario comicial.
¿Es posible obtener uno? Axel Callís, director de la agencia de investigación Tú Influyes, lo descarta porque “lo más importante para la derecha es no entregarle ninguna posibilidad de triunfo al Gobierno”.
Además, Boric cava su propio hoyo con las disputas continuas e innecesarias que desata con su discurso virulento en la víspera de las elecciones. Ya el Partido Republicano y la coalición de Chile Vamos que hoy en día es conformada por Renovación Nacional, la Unión Demócrata Independiente y Evópili, asoman su indisposición a negociar en torno a reformas. Con el panorama el presidente tendrá que apelar a criterios de realidad, tal como lo hacen los verdaderos estadistas, para saber hasta dónde puede trepar.