Sin presidente y sin un candidato sólido a la vista. Así quedó la Cámara de Representantes de Estados Unidos porque las votaciones no respaldaron a Jim Jordan, la opción republicana para reemplazar a Kevin McCarthy luego de su destitución el pasado 3 de octubre.
A pesar de no tener votos suficientes que le den la oportunidad de presidir la Cámara baja, Jordan decidió postularse por tercera vez. De esta manera, hace contrapeso al presidente pro témpore e integrante del mismo Patrick McHenry. Con ese escenario, también llega la hipótesis de que los republicanos tendrían que negociar con el Partido Demócrata para definir qué va a pasar en el Congreso estadounidense.
El apoyo que pueda recibir Patrick McHenry como presidente pro tempore solo lo mantendría al frente de esta instancia hasta que los republicanos lleguen a un consenso para elegir un presidente, de acuerdo a lo que menciona Washington Examiner. Pero no todos están de acuerdo con ampliar, mientras tanto, los poderes McHenry si eso significa apelar a un “plan B”: ceder al partido que hoy lidera el presidente del país, Joe Biden.
Cámara baja en apuros
El tiempo apremia dentro del Capitolio en medio de conflictos geopolíticos que empeoran con el pasar de los días. No solo por la guerra que Hamás desencadenó contra Israel, sino por la invasión rusa que continúa sobre Ucrania, el asedio del comunismo chino a Taiwán y otros tantos asuntos donde EE. UU. figura por su papel como primera potencia mundial y la ayuda que presta a naciones asediadas por totalitarismos o terroristas. El país norteamericano también padece sus propias penurias internas relacionadas a economía o migración.
En el caso de la Cámara baja, su papel es imprescindible ya que esta es la que elabora y presenta proyectos de ley, incluido financiamientos. En este sentido, Jordan necesitaba 217 votos para hacerse con el puesto, pero en la primera ronda consiguió 200 y en la segunda 199. Es decir, no lo respaldaron los 221 republicanos que hay en esa ala del Congreso. Por eso se habla de pactos ahora que Patrick McHenry estará al mando por un tiempo y necesita de una resolución para ampliar sus poderes, la cual debe votar el resto de sus colegas.
Pero hay críticos a esas alianzas y a los votos republicanos previos que respaldaron la destitución de McCarthy. La representante Marjorie Taylor Greene es uno de ellos. “Los votantes republicanos nos dieron la mayoría. Y la única razón por la que estamos en este lío es porque teníamos republicanos trabajando con los demócratas”, fueron sus palabras.
El Congreso como contrapeso de Biden
Por ahora, en el ala del Capitolio donde se ubica la Cámara baja abunda el escepticismo y algunas preocupaciones. Hasta este jueves, los republicanos salieron de una reunión con pocos detalles sobre cómo sería la legislación que facultaría a McHenry.
Pero no significa que el tiempo se haya detenido en lo que se refiere a asuntos políticos urgentes. El presidente demócrata Joe Biden está tomando decisiones que lucen desacertadas, más cuando se trata de claudicar ante dictaduras. Por ejemplo, hace horas levantó algunas sanciones al petróleo y gas venezolano esperando que la dictadura chavista cumpla algunas condiciones electorales. Algo poco probable considerando el manual de conducta de este régimen.
Muchos congresistas reaccionaron de inmediato. Como el representante Mario Díaz-Balart, que los tilda de “cambios cosméticos” para “promover elecciones falsas en Venezuela”. El senador Marco Rubio fue por más y junto a otros senadores presentó el proyecto de ley de Prevención del Apaciguamiento Equivocado y Financiamiento de Regímenes Desestabilizadores. Este prohíbe las importaciones de petróleo y gas natural provenientes de Venezuela e Irán.