Vladímir Putin, el presidente de Rusia, se aseguró seis años más en la presidencia tras las elecciones que terminaron el pasado 17 de marzo y que le dieron el 87,5 % de los votos (logrados con amenazas y arrestos contra electores). Ahora, llegó el momento de dar sus siguientes pasos: no solo continuar la guerra contra Ucrania, sino seguir estrechando lazos con sus aliados anti Occidente.
Se trata de plan bien trazado en esta búsqueda de un nuevo orden mundial donde la mayor potencia no será Estados Unidos, sino la tríada compuesta por Rusia, China e Irán. La felicitación de su homólogo Xi Jinping dejó ver cuáles son las intenciones de ambos:
“China concede gran importancia a nuestras relaciones, y estamos dispuestos a mantener una comunicación estrecha con Moscú para promover un desarrollo sostenido, sólido, estable y profundo de nuestra asociación estratégica en beneficio de los dos pueblos”.
Aunque las palabras lucen benevolentes, estas potencias han demostrado de qué bando están. Para quien todavía dude, es posible leer un poco más acerca del suministro de drones iraníes a Rusia, el rechazo de Moscú contra Israel en medio de la guerra contra el grupo terrorista Hamás o el amiguismo de Putin con Kim Jong-un, el dictador de Corea del Norte.
El plan de Xi y Putin contra el dólar
Xi y Putin se reunieron 42 veces desde el año 2013 y la última vez que se les vio juntos fue en el III Foro de las Nuevas Rutas de la Seda celebrado en octubre de 2023 en Pekín. Las próximas citas serán en la 16° Cumbre de los BRICS, en la ciudad de Kazán, en la República de Tartaristán; y también en la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).
Para Wang Yiwei, profesor de la Universidad Renmin especializado en asuntos europeos, la ecuación es simple: “China espera que su relación con Rusia sea estable. Mientras estén bajo el liderazgo de Putin, las relaciones entre China y Rusia definitivamente seguirán consolidándose”, dijo a South China Morning Post. Otros especialistas, como Wu Fei, profesor de la Universidad de Jinan especializado en estudios rusos, afirman que “todavía hay mucho espacio para la cooperación entre China y Rusia, tanto económica como geopolíticamente”.
Además, ambas naciones superaron el equivalente a 200 mil millones de dólares en comercio bilateral en el año 2023. Por lo que su relación también busca destronar a Estados Unidos en lo económico ya que 95 % de esas transacciones fueron en rublo ruso y yuan chino, no en dólares, como reveló el viceprimer ministro ruso, Andrei Belousov.
A Biden solo le importan las elecciones
Ambos mandatarios mueven sus fichas de a poco mientras que las prioridades del gobierno estadounidense, dirigido Joe Biden, están en conseguir su reelección en noviembre, en continuar el envío de ayuda bélica a Ucrania —a la que se opone el Congreso por aumentar los gastos en defensa— y facilitar fondos a Israel mientras se enfrenta a Hamás.
Sin embargo, el resultado de esas elecciones también determinará la postura que Washington tenga hacia Rusia y China. De ganar, el actual candidato republicano Donald Trump, ha dicho que detendrá la influencia del gigante asiático en EE. UU. y sus compras de industrias esenciales estadounidenses.
“Cuando sea presidente, me aseguraré de que el futuro de Estados Unidos permanezca firmemente en manos estadounidenses”, dijo hace dos meses. Una decisión que podría trasladarse a la política exterior.