Itxu Díaz,
Cuatro años de insultos y división. Cuatro años de un tipo soberbio y narcisista, pasándose por el forro leyes y cortesías, promesas, tradiciones y moralidades. De mentiras. Y cuatro años de brasa constante. Porque el mayor error electoral no ha sido ni su errática gestión, ni su ideología radical, ni su admiración desordenada por sí mismo. El mayor error ha sido lo mucho que nos han dado el coñazo, lo muchísimo.
Que no comas carne. Que no vayas en coche. Que te compres una bici. Que comas saltamontes. Que tengas una novia bien gorda. Que no reces si no es a Alá. Que tus hijos no son tuyos, que son del Estado. Que te salga más barato un crimen sexual que hacer un viaje sorteando radares de Tráfico, los muy feministas. Que la ETA está bien y Vox es Satán. Que no riegues. Que cambies las lechugas por placas solares. Que de ese chiste está prohibido reírse. Que te dejes el dinero que no tienes en comprarte el coche eléctrico que no quieres.
Que ese programa de radio no se puede escuchar. Que no circules por el centro de la ciudad. Que contrates un negro. Que no le digas «negro». Que fiches a una tía en lugar de ese chico, pero que no utilices pronombres femeninos al hablar con ella, por si acaso tiene el día fluido. Que la calefacción a la temperatura que yo te diga, que te calientes con mantas, que ni se te ocurra poner el aire acondicionado por debajo de 27 grados. Que no se puede trabajar al sol y que a la sombra no hay trabajo. Que hay que cerrar todas las centrales nucleares antes de 2030, que luego ya le compraremos energía a quien la tenga abiertas.
Que te pongas mascarilla, que a casa a las ocho o te multa la policía, que no se puede fumar en la terraza, que te vacunes y te tatúes un QR sanitario en el culo hasta para entrar en la funeraria donde yace un familiar al que no se te ocurra acompañar, que se muera solo, que eso está bien, que lo dicen los belgas, que ya les daban matarile antes de la pandemia con la inyección del derecho a que decidan por ti.
Que abortes, que abortes con alegría, y que no se lo digas ni a tus padres; y que te calles, que la niña es del Estado. Que no reces en la calle, que eso es violencia machista si hay una clínica de masacrar bebés en la manzana. Que no hables en español, que discriminas. Que te pongas el pin 2030, el de los buenos. Que solo con consentimiento, explícito, firmado y compulsado. Que el sexo no existe, lo que llaman género, que la biología es aprendizaje cultura, y que serás cancelado como discrepes desde tu cátedra, desde tu foro, desde tu atalaya intelectual, qué sabrás tú.
Que no se te ocurra regalar un balón a un niño, que le expliques a tu hija que los juguetes están de huelga. Que te dejes violar por una obesa. Que te bajes una app para registrar quién hace cada tarea del hogar. Que no te pongas minifalda, que llegues sola y borracha, que todos los hombres son sospechosos aunque se demuestre lo contrario, que las chicas nunca mienten. Que al niño hay que llamarle maltratador en potencia, que a la niña hay que pagarle que se ponga un trozo de grasa o de músculo haciendo de pene, o una prótesis hidráulica con botón de ON/OFF, y que debe parecernos bien que Manolo hoy sea Manola y saque toda la recortada al aire en el baño de abuelitas.
Que a la playa te vistas así, que no cantes las de los 80, que dicen «marica», «negrito», «zorra» y locuras así. Que paguen millones de impuestos las clases medias, que para eso son ricos. Que no discrepes en nada, que te acribillamos, como a Sabina, que ahora es un fascista y sus canciones ya no molan. Que la Montero, la Yoli, y la Belarra son los auténticos modelos femeninos y el motor de prosperidad del país, no como Amancio Ortega, que es un don nadie.
Que hay que mover a los muertos, que hay que tirar monumentos, que hay que reabrir la guerra civil, que hay que tirarse la sangre seca a la cabeza unos y otros. Que estamos inaugurando la democracia, que antes del niño prodigio de los trileros nadie se había subido a un Falcón disfrazado de JFK. Que lo que opinen los españoles es interesante, pero que el que manda es Mohamed. Que hay que traer más inmigrantes sin papeles, que son todos de paz, que los nacionales en el paro se callen y no sean xenófobos. Que Venezuela es la nueva América de la libertad, que Castro es nuestro modelo a seguir, y que Petro es San Petro. Que hay que pagar el cine a los mayores, las vacaciones en tren a los jóvenes, y que hay que dejar de trabajar tanto, que estamos explotando al personal y que lo importante son las pagas por identidades. Que si las matemáticas con perspectiva de género, que si hay que enmendar la totalidad de la gesta española, que si se aprueba aunque no se apruebe, que si la filosofía es peligrosa, que sí, que no, que prohibido, prohibido, prohibido.
Cuatro malditos años dando el latazo a todo el mundo todo el rato. Y alguno en el PSOE todavía se pregunta qué ha podido salir mal.