MIAMI — El Departamento de Justicia que dirige Merrick Garland, nombrado por el presidente Joe Biden, busca revivir los casos judiciales contra el expresidente Donald Trump, el de presunta interferencia electoral en 2020 y el de los documentos clasificados en medio de la campaña presidencial y pese al fallo de una juez que declaró el nombramiento del fiscal especial Jack Smith de ilegal.
El hecho tiene dos objetivos, asegura el analista republicano Frank Rodríguez, atizar la mala propaganda contra Trump que inició con la llegada de Biden a la Casa Blanca, y esconder las pocas habilidades políticas de la candidata demócrata Kamala Harris a como lo hizo el Partido Demócrata con el actual presidente.
“Estamos en medio de una campaña política, la Corte Suprema ya dictaminó”, dijo Rodríguez. Se refiere al fallo del Supremo en julio que expresa que un expresidente tiene amplia inmunidad frente a un proceso penal por actos oficiales realizados mientras está en el cargo, pero puede ser procesado por actos no oficiales.
Ese fallo puso en duda el procesamiento que promueven los demócratas contra el expresidente Trump. En ese sentido, la jueza Tanya Chutkan —nominada por el expresidente Barack Obama— a cargo del caso por supuesta interferencia electoral en 2020, decidirá cuáles de las acciones del entonces presidente Trump fueron actos oficiales y cuáles no, un caso que podría llevar meses para ser resuelto.
La nueva causa penal interpuesta por Smith contra el exmandatario fue presentada tres días antes de la fecha límite para que los fiscales y abogados defensores le informarán al juez del caso cómo querían proceder tras la opinión expresada por la Corte Suprema, según la cual los expresidentes gozan de inmunidad judicial por actividades oficiales durante su permanencia en la Casa Blanca.
La nueva acta de acusación de 36 páginas, en lugar de las 45 anteriores, elimina las partes que se verían potencialmente afectadas por la sentencia sobre la inmunidad presidencial del máximo tribunal.
Smith mantiene los cuatro cargos en contra de Trump, como el de conspiración para obstruir un procedimiento oficial, pero acota algunas alegaciones sobre sus planes de subversión electoral.
Cargo “ilegal”
Rodríguez agregó que Smith no puede acusar a Trump porque su cargo es ilegal. “Este fiscal no tiene lugar, su nombramiento no es oficial, ese cargo necesita ser aprobado por el Senado y él no fue ratificado por la Cámara Alta.
El nombramiento del fiscal Smith fue realizado por Garland —un aliado y exfuncionario de la administración de Obama de la que Biden era su vicepresidente— apenas tres días después de que Trump anunció su candidatura presidencial para las elecciones de 2024.
“No hay más nada de qué hablar. Ese señor no pudiese hacer más nada”, porque el cargo que ocupa Smith es ilegal, asegura Rodríguez.
La jueza federal Aileen Cannon desestimó el caso de los documentos secretos contra Trump, argumentó que el nombramiento de Smith como fiscal especial violó la Cláusula de Nombramientos de la Constitución de Estados Unidos, que estipula que los funcionarios deben ser nominados por el presidente y confirmados por el Senado, un procedimiento que no se cumplió.
La sentencia indica que el fiscal general, Merrick Garland, no tenía autoridad para designar a Smith como fiscal especial. Pero en un escrito, Smith argumenta que la decisión de Cannon “ignoró” décadas de precedentes de la Corte Suprema y “malinterpretó”, según su juicio, los estatutos que autorizaron su designación.
Se trata de una «restricción constitucional fundamental derivada de la separación de poderes» y el nombramiento de Smith «usurpa efectivamente esa importante autoridad legislativa», sentenció la jueza Cannon.
El Departamento de Justicia apeló la decisión de la jueza ante el Tribunal de Apelaciones; sin embargo, el fiscal se ha atribuido retomarlo en medio de la campaña electoral y sin que ese tribunal se haya pronunciado.
El candidato reacciona
Trump se pronunció a través de su red social Truth Social. Dijo que la acusación es un intento de «interferir con las elecciones» y desviar la atención de los problemas que asegura la vicepresidenta Kamala Harris ha causado al país, incluyendo la crisis fronteriza, la delincuencia relacionada con inmigrantes, la inflación y la amenaza de una Tercera Guerra Mundial.
Trump arremetió contra el fiscal especial Jack Smith, describiéndolo como «trastornado» y acusándolo de intentar revivir una «caza de brujas» en un acto desesperado para mantener las apariencias por ser un fiscal con un nombramiento “ilegal”.
Peso del Estado
“La izquierda hace lo que quiere y después que los regañen, en el ínterin sacan la propaganda contra la campaña electoral del expresidente porque saben que es una mala propaganda para un candidato presidencial”, afirma Rodríguez.
Y añadió: “Desde el principio todos los alegatos contra el expresidente son de índole política, si él no se llamara Donald Trump nunca lo habrían acusado de ninguna de las acusaciones a las que se enfrenta”.
Para el analista, se trata del peso aplastante del Estado contra un individuo. El peor peligro del totalitarismo es que te aplaste el Estado porque para un individuo, aunque tenga mucho dinero, es muy difícil defenderse cuando el Estado te enfila los cañones. Y eso es exactamente lo que ha ocurrido con Trump”, precisó.
¿Quién está detrás?
“Biden siempre ha sido una figura, una postalita, un perchero con traje, pero detrás de eso está la maquinaria del tercer periodo de Obama, que es el líder que trató de sacar a Biden a través del artista de Hollywood”.
Rodríguez se refiere al actor George Clooney, que apoyaba a Biden en la recaudación de fondos para su reelección, pero finalmente terminó dándole un puntapié con el apoyo de Obama y a la que se sumaron los pesos pesados del partido tras el desastroso papel del presidente durante el debate presidencial con Trump.
Y es que Biden expresó horas antes de su “renuncia” que se integraría a su campaña tras recuperarse de COVID.
“Se vio que él (Obama) estaba empujando todo porque se dio cuenta de que se le iba a acabar su administración. La idea de irse no sale de Biden, sale de Clooney que es íntimo amigo de los Obama y después se ve la mano de Obama cuando dijo que debían realizar unas elecciones primarias rápidas”.
Unas primarias que no se llevaron a cabo. Obama no respaldó inmediatamente a Harris tras la «sorpresiva renuncia» de Joe Biden, presionado por los principales líderes del Partido Demócrata.
“Biden hizo su último disparo, el último chiste al proponer a Harris como su sustituta, pensando que no podría sobrevivir durante la primera entrevista, ni mucho menos en el primer debate, en vista que Harris está despistada por completo, no sabe cuáles son los temas, no maneja detalles, no tiene el pulso de la política”, aseveró.
La propaganda
El Partido Demócrata ha puesto todo el poder de la maquinaria mediática para levantarle el perfil a su candidata que, hasta antes de la expulsión de Biden como candidato, era impopular con bajos niveles de aprobación, con un bajo perfil y sin capacidad de gestión, algo que quedó evidenciado con el caos migratorio en la frontera que, lejos de solución, la crisis aumentó y han ingresado más de 10 millones de indocumentados desde que la administración Biden-Harris llegó a la Casa Blanca.
En una encuesta de USA Today de noviembre de 2021, el índice de aprobación de Harris era del 28%, una cifra que la convirtió en uno de los vicepresidentes más impopulares de la historia. En 2023 el índice de aprobación era de 36.3%.
«Estos resultados muestran que Harris es menos popular entre los votantes que el presidente de EEUU, Joe Biden, un jefe de Estado con una impopularidad histórica. Además, el índice de aprobación de la actual vicepresidenta es menor de lo que tuvieron Mike Pence, Dick Cheney y Al Gore durante su primer mandato», según un análisis de Los Ángeles Times publicado el 23 de abril de 2024, tres meses antes de la expulsión de Biden como candidato.
Pero los medios se han olvidado del tema y ubican a Harris con gran popularidad. Incluso afirman que se le hace difícil a Trump criticarla por sus méritos y destacan sus «promesas» en materia de economía, la migración y los precios de los alimentos y de las casas, asignaturas en las que la administración de Harris ha tenido muy bajas calificaciones.
«Ese es el poder de la maquinaria; igual que antes Biden no era senil, pero de la noche a la mañana para toda la prensa este hombre se convirtió en una persona senil. Uno notó que en todos los canales antes del debate de Biden con Trump (efectuado el 28 de junio), todos los medios estaban enfilados usando las mismas palabras; todo es parte de una campaña no muy disimulada».
«Ahora la contrincante de Trump es una marca comercial inventada y la están apoyando, tienen un producto y ese producto está fabricado, los demócratas la van a apoyar hasta el final, habrá personas que la van a apoyar porque es negra, es hindú, y hasta por ser mujer, porque dice que va a controlar los precios, la comida, y obviamente este tipo está dividido en 50%, promesas que no ha realizado estando en el gobierno».
Pero la última palabra la tendrán los votantes el 5 de noviembre. Muchos temen que Estados Unidos dé un giro al socialismo, que podría destruir a la nación más poderosa del mundo.