domingo, noviembre 17, 2024
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Que me roben en silencio

MARÍA DURÁN,

El Estado me roba antes de cobrar cada mes en torno al 40% de lo que gano. Y a usted similar o más. Con IVA, luz y compañía, lo que no nos expolian se debe quedar en un 2% al año. Está bien. Lo he aceptado. Considero una obligación moral de toda persona de bien defraudar a Hacienda lo posible mientras nuestros impuestos sean para pagar vuelos en Falcon de Sánchez, puestos de asesores colocados a dedo a gente que no acabó el Bachillerato, Ministerios de juguete para novias de comunistas, desfiles de carnaval de pobres niños disfrazadas de prostitutas o películas de personas que tienen nalgas en vez de cara —la infecta Pieles de Eduardo Casanova, que nos costó a todos un millón y recaudó 80.000 euros—. Yo no puedo escaquearme de ninguna de mis obligaciones tributarias porque soy trabajadora por cuenta ajena. Me parece una jodienda, pero lo asumo con serenidad porque es lo que hay y le doy pocas vueltas.

No tengo por costumbre ver cosas que me desagradan en mi tiempo libre. No busco en YouTube vídeos de crímenes, de operaciones, ni siquiera de la doctora Pimple Popper, que quita espinillas. Pero cada año, por más que yo no veo los premios Goya porque ni me interesan ni sé dónde los ponen, me pasa lo mismo: tuiteros a los que sigo cortan y viralizan intervenciones de gente en una gala paleta que en el mejor de los casos no sé quién es y en el peor me cae fatal.

Así, esta semana he visto a un señor con una camiseta de lentejuelas rojas y muy maquillado hablar de —perdonen— que le gustaba chupar penes en espacios públicos. Y a Marisa Paredes —que sé quién es y nunca entenderé por qué una señora que parece la parca tiene fama de elegante, será porque hay gente que confunde delgadez esquelética con estilo— quejarse de que hace mucho tiempo que no chupa ninguno. Ellos, ellas o elles, ya no sé, lo decían de una forma mucho peor. Y yo, qué quieren que les diga. Con todos los respetos, incluso para estos personajes y los propietarios de los apéndices a los que se referían, ni sé ni quiero saber si estas personas chupan o no chupan algo alguna vez. Y desde luego no quiero pagar el espacio para que lo cuenten jaleadas por Penélope Cruz o Pedro Almodóvar.

Pedro el panameño, que en el mismo acto, por cierto, nos explicó poniéndole mala cara a Juan García Gallardo, que los directores de cine devuelven las subvenciones porque pagan a los trabajadores y, sobre todo, sus impuestos. Penoso intento y bonita teoría. Los demás también pagamos impuestos, y a sus trabajadores quien los tiene, pero antes no nos regala nadie el dinero. Otro de los vídeos virales indeseados a los que me refiero. Y ahí ya, sí que me enervo, la verdad. Si me van a robar, porque quitarme mi dinero para pagar ese festival de mal gusto, habiendo enfermos de ELA que se tienen que suicidar vía eutanasia por no tener dinero para vivir, es robarme; que me roben en silencio. Que hagan sus premios, si quieren, pero que no los retransmitan, o al menos no usando medios de una televisión pública.

Si Sánchez nos va a robar 6.000 euros por hora de vuelo de Falcon y 4.000 por hora de Super Puma en vez de comprar lanchas en condiciones a los guardias civiles que luchan contra el narco, que se cuide muy mucho de que nos enteremos. No nos vayan a dar a ratos ganas —sólo ganas— de colgarlo por los pies. Que nos chulee, como hace con una tía pagada por todos que le grita «Presi, icono» en una alfombra roja o yendo a un desfile de Devota & Lomba en vez de a los funerales de nuestros servidores públicos asesinados. Pero que al menos lo haga con discreción, si no le importa.

Fuente: La gaceta de la Iberosfera

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