¡Al demonio con el principio universal según el cual las misiones consulares defienden los derechos de sus nacionales residenciados en el extranjero! Los criollitos, por ejemplo, que hayan sido llamados por las autoridades de otro país, saben de antemano lo contraproducente que resulta el “apoyo” de un diplomático vernáculo, porque, éstos, dan por sentado que todos sus paisanos expatriados, son antinarcomaduristas y, así como se les niega el derecho a voto por el delito de lesa revolución de vivir en Bogotá o en Madrid, en cualquier percance en lugar de representarlos, exigirán que se les aplique todo el peso de la ley. A menos de que formen parte del “producto de exportación” que se constata a continuación.
Leo en la prensa que la inteligencia del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU (HLS, por sus siglas en inglés) ha detectado que Maduro está liberando penados por asesinatos, violaciones, secuestros y otros delitos aberrantes, sin que los excarcelados hayan cumplido sus respectivas condenas.
Por otra parte, Agentes de la Patrulla Fronteriza, adscritos al referido HLS, aseguran que integrantes de la mencionada escoria se han colando y se siguen colando en las caravanas de venezolanos, que marchan desde Tapachula, México hasta Estados Unidos para, una vez en territorio de este último, pedir refugio.
Cabe recordar que lacayo es lacayo. Maduro lo corrobora al imitar de manera servil la patraña de los castrocubanos en el éxodo de Mariel en la década de 1980. Solo que, lo que hace 40 años, se hizo con el propósito de desprestigiar a la diáspora cubana afincada en Miami, ahora tiene ribetes peores.
Sí, lo sabemos. Ya el usurpador de la presidencia de Venezuela, ensayó la misma labor de descrédito contra el exilio venezolano al infiltrar a sus compinches del “Tren de Aragua”, el Koki, el Moki y demás pranes carcelarios en las avanzadas compatriotas asentadas en Centro y Suramérica.
Pero los reportes del HLS no se han limitado a eso pues han alertado que las comanditas del desgobernante de Venezuela con el narcoterrorismo iraní, con el ELN colombiano, el Hezbollah, el yihadismo, con los demás factores del narcofundamentalismo musulmán, evidenciarían una movida de geopolítica internacional de gran calado, con el objetivo específico de afectar, con la penetración de tales hampones, la seguridad interna de Estados Unidos.
Mala, muy mala, la exportación de terroristas. Pero el lado positivo es que ayudan a encender las alarmas. Para que los mandatarios decentes de la región tengan la convicción que el tirano entronizado en Caracas, de nacional, pasó a peligro para todo el vecindario. Desde Alaska hasta la Patagonia y que están en la necesidad, más allá de la obligación fraterna, de brindarles a los venezolanos de bien el instrumental indispensable para recobrar su libertad.
Por cierto, ¿qué tiene la hiena que desgobierna en Moscú que no tenga la hiena que desgobierna en Venezuela para no pararle, por igual, el trote por las buenas o por las menos buenas?