MARÍA DURÁN,
Este año he sido todo lo buena que se puede ser. He tenido algún que otro pico de mal humor, pero de verdad que no ha sido por mi culpa. Es que el mundo está fatal.
Así que os voy a pedir, como los últimos cinco años, más tiempo con mis niños. Que ya sé que paso mucho y de calidad con ellos, pero siempre me resulta poco. Quiero ser un buen ejemplo para ellos, que aprendan de mi que cuando las cosas no nos gustan hay que hacer algo por cambiarlas. O al menos intentarlo. Ver con Gon muchos vídeos de goles de Cristiano o de Bellingham. Que Tris aparezca a pedir los de «Minicius» y que me reclame muchas galletas «circuladas» en vez de redondas. Jugar muchas tardes al fútbol en el patio y que me digan «mami, eres malísima». Que los tres sigamos cantando en el coche y bailando en casa a diario. Que hagamos castillos de almohadones, tomemos el aperitivo en invierno y en verano aunque se empeñen en pedir cada uno una bebida que nunca se acaben. Que nos durmamos abrazados por las noches y nos sigamos pidiendo achuchones largos los unos a los otros. Que pongan las manazas en los cristales según los limpio y me digan «ya sabemos que cuando seamos mayores vas a ir a nuestra casa a tocar los cristales».
Que mis padres sigan ejerciendo de abuelos como hasta ahora. Que me siga pareciendo lo más maravilloso de la vida. Que los fines de semana después de comer sus nietos se tumben a dormir la siesta en su regazo. Que yo me siga sintiendo como si tuviera cinco años siempre que vaya a su casa a buscar consuelo, porque lo encuentre. Que sigamos sacándole jugo a cosas sencillas como pedir McDonald’s los domingos y ver quién se come más nuggets o quedarnos en verano en la playa hasta que se hace de noche. Juntos.
Os pido que todos mis hermanos y amigos tengan trabajo a pesar de Yolanda ‘Cobetes’ y sus ideas maravillosas. Que tengamos la oportunidad de brindar muchas veces por muchas buenas noticias. Que aumente la familia, que mis amigos-hermanos me hagan tía más veces. Que siga pudiendo llamarles a cualquier hora para llorar o reír. Y si puede ser que este año sea casi siempre para reír y casi nunca para llorar. Que podamos permitirnos gastar mucho dinero en libros. Que nuestro periódico tenga 10 o 15 millones de usuarios únicos cada mes. Que el Espíritu Santo nos ilumine más que nunca para hacer nuestro trabajo.
Que 2024 me resulte más feliz que 2022 y 2023 —esto será lo más fácil de la carta—. Que yo aprenda a elegir bien por fin en todas las facetas de la vida —y esto lo más difícil—. Que la mitad de los españoles también aprendan a escoger mejor —esto no sé si que directamente lo demos por imposible—.
Que firme —y venda— muchos libros. Aguantar un año más sin canas ni patas de gallo —porfa, porfa, porfa—. Que diga más veces «te quiero» a la gente que quiero. Que ellos me lo digan a mi. Volver a creer en cosas en las que he perdido la esperanza. Conocer a personas que me interesen de verdad. Queridos Reyes Magos. Resumiendo: sólo pido ser feliz.