La incautación masiva de documentos hecha por la Fiscalía en julio de 2023 a la Iglesia de Concepción, ubicada en la región del BioBío, destapa nuevas denuncias por presunto abuso sexual de menores al interior de la institución. Esta vez, el antiguo diácono Reynaldo Oliva Lagos, a quien el presidente chileno Gabriel Boric convirtió en ministro de la Corte de Apelaciones de Arica ―por, precisamente, ser un juez “religioso”― figura como el agresor de jóvenes acólitos.
Adicto al porno, a la masturbación y al sexo oral con los monaguillos que ayudan al sacerdote es parte del perfil que se describe de Oliva, el abogado que recibió su nombramiento en agosto del año pasado y hoy ostenta uno de los altos cargos de la justicia chilena, al norte del país. Así lo revela la agencia BioBío, al obtener acceso a las denuncias que se han hecho a la institución clerical y han salido a la luz esta semana.
Los recuerdos de sus acciones están nítidos. Todo comenzó en la sacristía de la Parroquia del Sagrario ubicada en la región del Biobío. Antes de salir a una misa de las 17:00 horas en 2011, Oliva, quien era comparado con Pedro ―el discípulo más cercano a Jesús― le agarró los genitales al joven ‘Luciano’ por encima de la ropa. Tras ello, lo llamó “amigo”. Esta persona tenía 16 años cuando fue objeto de su abuso por primera vez. Desde entonces, la práctica se volvió común.
La segunda vez ocurrió en la casa del juez Oliva, quien lo había invitado a cenar. Ambos estaban comiendo cuando él deslizó su mano por debajo de la mesa con la intención de tocar la entrepierna del joven. A pesar de que el adolescente le apartó de un manotazo en ese momento, posteriormente, el victimario le coaccionó a optar por la masturbación y sexo oral e incluso mordió sus genitales, de acuerdo con su declaración judicial.
‘Luciano’ aspiraba a pertenecer al diaconado permanente después de ser un niño acólito. También quería estudiar derecho. Su sueño lo convirtió en presa de este “religioso”, quien fingió ser generoso. En un aparente acto caritativo, Oliva le ayudó a pagar su matrícula universitaria de 1,6 millones de pesos, cifra que se traduce en al menos 1700 dólares. Sin embargo, al tiempo demandó compañía y le reprochó al joven ser “un ingrato, porque no lo iba a ver”. La pobreza y un padre alcohólico atrapó a esta víctima en una espiral de abuso.
“Veíamos una película porno y nos masturbábamos uno cada uno. Después él me masturbó con la mano. En otras oportunidades yo lo masturbé. También él me hacía sexo oral. Nunca hubo penetración, aunque me lo insinuó varias veces”.
De esa forma, generó un sentimiento de deuda y Reynaldo Oliva controló a ‘Luciano’ para tenerlo una vez a la semana en su domicilio. La muerte de su padre agudizó el cuadro de encuentros.
Chat eróticos en denuncia
Ver al juez con la sotana durante una misa en la iglesia Santo Domingo de Concepción obligó a ‘Luciano’ a denunciarlo ante el obispo Bernardo Álvarez, quien lo derivó a la oficina de Recepción de denuncias del Arzobispado de Concepción.
El caso llegó hasta la Fiscalía, donde además existía el antecedente, del 2013, de un “chat erótico” con otro joven, a quien se le llamó ‘Matías’. Este pequeño tenía 12 años cuando recibió los primeros mensajes por Facebook del juezv Reynaldo Oliva. Allí le consultaba si era acólito en una parroquia en Tomé, así como también si había asistido a la peregrinación de ese día.
A cuatro minutos de ganar la atención del pequeño, Oliva desvió la conversión:
O: —Y tiene polola (novia)?
M: —Nop, primero mis estudios —replicó Matías.
O: —Si eres ordenado puedes hacer las dos cosas. ¿Qué edad tienes?
M: —Tengo 12
O: —Ah, joven para tener una polola. Mejor tranquilo. Pero es la edad de la amiga manuela jaja.
En ese tono mantuvo conversaciones intermitentes hasta ir de frente:
O: —Tengo desayuno y ducha — le soltó Reynaldo Oliva el 5 de mayo de 2013.
Las respuestas de Matías eran monosilábicas pese a la insistencia de Oliva para ir comer algo o concretar una visita en su casa. De acuerdo con lo que reseña Biobío, a pesar de que para entonces no era diácono, Reynaldo Oliva era alguien conocido en las sedes católicas, su llegada al cargo se dio poco después ese mismo año. Es por ello, que “enganchó” al joven con la promesa de ayudarlo a ingresar al Colegio Salesiano de Concepción, una institución católica de enseñanza media.
Sobre todo aquello, el juez Reynaldo Oliva descarta un delito o abuso. Lo atribuye una “torpeza”, pero que jamás pretendió otra cosa más que conversar con ‘Matías’. Según él, nunca “pensó algo fuera de lugar”. Con ello, trata de esquivar que la madre del joven encontró todas las conversaciones y las envió en un correo al arzobispado.
“Se expresó de manera vulgar y le dijo cosas a su hijo que no son de un hombre dedicado al servicio de Dios”, narraba la madre de la víctima. Por lo tanto, a Oliva le tocó pedir al Papa Francisco la reducción al estado laical, un hecho que implicaba remover sus derechos y privilegios eclesiásticos.
“Los niños tenían cierta confianza con él. Y como él era abogado me imagino que lo veían como de cierto prestigio para ellos”, relató el sacerdote José Osorio, ante la Fiscalía y los Carabineros.
Funcionario bajo reserva
La Corte de Apelaciones de Arica desconoce el proceso legal contra Oliva. La instancia argumenta que carece de competencia para revisar los antecedentes personales de los candidatos a ministros, por ser designaciones discrecionales del presidente de la República.
El puesto lo alcanzó después de ejercer como secretario en el Juzgado de Letras de Cañete y Los Ángeles, de donde salió tras ser nombrado como juez en Pucón, Linares, Puerto Montt y Concepción.
Las posibilidades de una sentencia o inhabilitación son bajas ante la congelación de la investigación en contra del juez. La Fiscalía Metropolitana Centro Norte, a cargo de Xavier Armendáriz, admite que la causa estará en un “archivo previsional” hasta la presentación de nuevas querellas en su contra.
Iglesia chilena sin reputación
El caso del juez Reynaldo Oliva, vinculado a una investigación por presunto abuso sexual, es un episodio más en un largo historial de irregularidades al interior de la Iglesia católica. La situación es innegable. De hecho, la Conferencia Episcopal encargó un estudio sobre las dinámicas de estos actos lascivos que habrían cometido sacerdotes y no clérigos (como los diáconos), donde contabilizó 568 expedientes canónicos o sentencias estatales en contra de 225 de sus miembros entre 1960 y 2023.
Los resultados minan la reputación de la institución, considerando que la mayoría de las víctimas son niños y adolescentes de un solo sexo: hombres.
El perfil de los agresores está definido. Se muestran cercanos, encantadores, cálidos, evitan rodearse con pares de su rango. La mayoría genera una red de discípulos, con la cual utiliza códigos particulares y exclusivos para imponer favoritismos y promover rivalidades.
El perfil de las víctimas de autoridades eclesiásticas también está documentado. Son jóvenes con alta participación en comunidades religiosas con vulnerabilidad económica y emocional. Con regalos simbólicos que les permitían generar una “deuda” concretaron la erotización del vínculo, manteniéndolo en silencio como parte del “secreto de confesión”. Simplemente atroz.