SONIA SCHOTT
Si la política es el arte de controlar los sucesos, un mes puede ser mucho tiempo, tomando en cuenta los cambios inesperados, las circunstancias no deseadas o las percepciones negativas desatadas a partir de malas decisiones.
Haciendo un balance de 2022, que ya está por finalizar, se puede decir que en líneas generales el presidente Joe Biden tiene motivos para estar satisfecho. Especialmente después de las elecciones de medio mandato, cuando todas esas terribles predicciones para los demócratas no se materializaron.
Sin embargo, si examinamos cómo fue el año para Donald Trump, los presagios no han sido tan alentadores.
Es posible que Trump cometiera un error al declarar tan pronto su candidatura presidencial porque el entorno político ha cambiado.
De alguna manera, el magnate no tuvo más remedio que salir en público y declarar su interés para la presidencia 47 porque había dado tantas pistas antes, que todos lo esperaban. Su anuncio fue el evento político menos sorprendente del año.
Pero al presente, no puede presumir de ser una página en blanco, como lo fue durante su primera candidatura presidencial cuando prometió “limpiar el pantano de Washington”, según sus propias palabras.
Además, ahora goza de rivales en su propio partido que tienen la mirada puesta en la presidencia, y con su anuncio anticipado les da más tiempo para preparar sus estrategias de campaña.
Paralelamente, hay un desgaste de imagen tomando en cuenta los numerosos procesos legales que enfrenta.
A juzgar por las encuestas y las polémicas, el expresidente no está teniendo tanto impulso político si lo comparamos por ejemplo con el gobernador de Florida, Ron DeSantis, un favorito de acuerdo con los titulares.
Biden, por el contrario, notificará su decisión de si va o no por un segundo mandato a principios del próximo año.
Si bien no será una sorpresa, la incógnita persiste.
Si el estado de la economía se deteriora en los próximos meses y la recesión que todavía parece ser una gran posibilidad golpea al país el próximo año, los índices de popularidad de Biden seguramente caerán.
Eso le daría a Trump o a DeSantis un impulso porque cada uno podría afirmar que bajo su liderazgo la economía estará mejor.
Otro desafío candente para la actual administración es el tema migratorio, luego de que el número de individuos que cruzan a diario la frontera sur podría duplicarse, a pesar de que el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, John Roberts firmó hace poco una orden que suspende el levantamiento del llamado Título 42, una medida que permite bloquear la entrada a migrantes en la frontera que no tienen el permiso reglamentario.
Alrededor de 2.500 personas han cruzado diariamente la frontera desde México.
El otro tema que podría inclinar la balanza hacia los republicanos es la guerra en Ucrania.
Los indicios de inteligencia apuntan a que el presidente ruso, Vladimir Putin, tiene pensado lanzar una gran ofensiva en enero o febrero para intentar por segunda vez apoderarse de la capital ucraniana, utilizando decenas de miles de tropas.
Si Putin logra tomar el control de Kiev por la fuerza, impactará negativamente a la administración Biden. Para evitar este escenario, la Casa Blanca piensa suministrar armas más avanzadas y de mayor alcance para que los ucranianos protejan su capital.
No obstante, el representante de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, de California, dijo que no está de acuerdo con continuar firmando «cheques en blanco» para Ucrania, a menos que haya una supervisión estricta del Congreso sobre cómo se usa el armamento estadounidense y si hay medidas adecuadas para evitar que caigan en manos rusas.
Su comentario fue respaldado por el exasesor de Seguridad Nacional de Trump, Robert O’Brien quien dijo que Estados Unidos debería continuar su apoyo, pero que la enorme cantidad de dinero que los contribuyentes aportan debería contabilizarse cuidadosamente, dado los casos de corrupción que se han presentado anteriormente en Ucrania.
En todo caso, con los republicanos a punto de asumir el control mayoritario de la Cámara de Representantes, el tema podría volverse más prominente y Biden tendrá que lidiar con eso. Si la guerra en Ucrania se sale de control, no podrá escapar de las consecuencias políticas negativas que seguirían.