MIAMI.- El escándalo desatado por un editor de la Radio Pública Nacional (NPR), que destapó el supuesto sesgo ideológico liberal que hoy predominaría en ese medio de comunicación financiado parcialmente con recursos públicos, también tuvo cierto impacto entre representantes de la prensa en Miami.
Los periodistas Juan Manuel Cao, de América TeVe, y Lourdes Ubieta, al servicio de Radio Libre, reaccionaron indignados ante la saga protagonizada por el comunicador Uri Berliner, quien en una columna de opinión enumeró una larga lista de conductas que enmarcarían a NPR como un medio “progresista” o “liberal”.
Según Cao, “más que escandalizado, estoy sorprendido porque a partir de las declaraciones y de la renuncia de este periodista [Berliner] empecé a buscar información y me tropecé con una declaración de la directora de la NPR, donde parece sentirse incómoda con la Primera Enmienda, que es la que garantiza la libertad de prensa y la libertad de expresión”.
“Lo que estaba diciendo es que debido a la Primera Enmienda no puede controlar lo que dicen sus trabajadores, y que no puede comprobar si son fake news o no. Eso nos indica cómo esta persona dirige una radio que pagamos todos nosotros”, comentó.
En efecto, en un discurso ante el Atlantic Council, Katherine Maher, entonces directora de la Fundación Wikimedia y hoy al frente de NPR, dijo que adoptó un “enfoque muy activo hacia la desinformación”, coordinó acciones “a través de conversaciones con el gobierno” y suprimió las opiniones disidentes relacionadas con la pandemia y las elecciones de 2020 en la plataforma de Wikipedia, a su cargo en ese momento.
En ese mismo foro, Maher dijo que, en relación con la lucha contra la desinformación, “el desafío número uno que vemos aquí es, por supuesto, la Primera Enmienda en Estados Unidos”. Estas protecciones de la libertad de expresión, continuó Maher, hacen que sea “un poco complicado” suprimir la “mala información” y “los traficantes de influencias que han creado una verdadera economía de mercado a su alrededor”.
A juicio de Cao, “esta es una desafortunada declaración que nos indica por qué este medio [NPR] tiene esa política editorial”.
Después de la publicación de su columna en el medio The Free Press, el periodista Berliner dimitió a su puesto tras citar la respuesta de la directora ejecutiva de la cadena a su ensayo, que lo calificó de “profundamente irrespetuoso, hiriente y degradante”.
“Renuncio a NPR, una gran institución estadounidense en la que he trabajado durante 25 años (…) Pero no puedo trabajar en una sala de redacción donde soy menospreciado por un nuevo director ejecutivo, cuyas opiniones divisivas confirman los mismos problemas en NPR que cito en mi ensayo”, escribió Berliner en un correo electrónico a Maher.
Previo a su dimisión, Berliner se encontraba suspendido durante cinco días sin recibir remuneración, bajo consideraciones de que había trabajado fuera de NPR sin su permiso y compartido “información patentada”.
“Muy valiente”
Por su parte, la periodista Lourdes Ubieta consideró “muy valiente” a Berliner, por haber “denunciado lo que venimos viendo en varios medios de comunicación en los Estados Unidos, que es un marcado sesgo ideológico”.
Para Ubieta, el caso reviste mayor gravedad “porque es un sesgo ideológico en una cadena pública que pagamos todos los contribuyentes. Los medios privados tienen sus criterios y, en cierta forma, pueden decir lo que quieran desde el punto de vista de la opinión”.
Agregó que “esto pone sobre el tapete, claramente, que el sesgo ideológico imperante en este país no es un mito, sino una realidad”.
La comunicadora hizo énfasis en que NPR “desmeritó y no quiso hablar sobre el caso de la computadora de Hunter Biden, como lo explicó Berliner. También habla de la agenda de género, de cómo tienes que dirigirte a los entrevistados, y de cómo tratan de justificar una agenda inclusiva”.
Desde la óptica de Ubieta, “todo esto es el patrón de la agenda liberal que se repite, y no es más que otra evidencia de lo que se ha venido denunciando por lo que observamos a diario en algunos medios de comunicación”.
La columna de Berliner
El artículo de opinión que generó la polémica aborda el llamado ‘Russiagate’ en contra del expresidente Donald Trump, la historia de la computadora portátil de Hunter Biden y la cobertura sobre sobre los orígenes del COVID-19, entre otros temas, que, en opinión de Berliner, mostrarían una perspectiva progresista.
Berliner, por ejemplo, reconoció que “voté enérgicamente contra Trump dos veces, pero sentí que estábamos obligados a cubrirlo de manera justa. Pero lo que comenzó como una cobertura dura y directa de un presidente beligerante y con problemas con la verdad se inclinó hacia esfuerzos por dañar o derrocar la presidencia de Trump”.
A lo que agregó: “Pero cuando el informe Mueller [fiscal investigador del caso] no encontró pruebas creíbles de colusión [de Trump con Rusia para interferir en las elecciones de 2016], la cobertura de NPR fue notablemente escasa. ‘Russiagate’ desapareció silenciosamente de nuestra programación”.
Respecto a las sospechas que existen contra el hijo del presidente Biden, el comunicador dilucidó que “NPR se hizo de la vista gorda. Así es como el editor gerente de noticias de NPR en ese momento explicó el pensamiento: ‘No queremos perder nuestro tiempo en historias que realmente no son historias’”.
Mas adelante, dijo que “la computadora portátil sí pertenecía a Hunter Biden. Su contenido reveló su conexión con el mundo corrupto del tráfico de influencias multimillonario y sus posibles implicaciones para su padre. La computadora portátil era digna de noticia”.
En cuanto al coronavirus que encerró a millones de personas en el mundo, Berliner subrayó las dos posturas sobre su origen, una que daba cuenta de que “provenía de un mercado de animales silvestres en Wuhan, China” y la otra apegada a la hipótesis “de que el virus escapó de un laboratorio”.
“La teoría de la fuga de laboratorio recibió un trato brusco casi de inmediato, desestimada como racista o una teoría de conspiración de derechas. Anthony Fauci [asesor médico de la Casa Blanca] y el exjefe de los NIH, Francis Collins, representando al establecimiento de salud pública, fueron sus críticos más notables.
“Y eso fue suficiente para NPR. Nos convertimos en miembros fervientes del Equipo de Origen Natural, incluso declarando que la fuga de laboratorio había sido refutada por científicos”, acotó.
Berliner también menciona que la gran mayoría de la plantilla de la estación radial es demócrata, incluyendo a quienes ocupan cargos directivos y que ciertos conceptos se “volvieron tan importantes” que los periodistas estaban conminados a preguntar “a todos los entrevistados su raza, género y etnia (entre otras preguntas), y tenían que ingresarla en un sistema de seguimiento centralizado”.
El artículo de Berliner concluye con este pensamiento: “Lo que es notable es hasta qué punto las personas en todos los niveles en NPR se han unido cómodamente en torno a la visión progresista del mundo. Y este, creo, es el desarrollo más dañino en NPR: la ausencia de diversidad de puntos de vista”.