Alberto Fernández rompió el silencio. Se le vio descansado y con mucho mejor semblante, del que tenía cuando dejó la presidencia. Sin embargo, su cara más relajada y saludable fue la única diferencia. A la hora de hacer un balance sobre su gestión, repitió la cantinela que dijo durante todo su mandato.
Aunque dijo que cometieron errores, lo cierto es que no hizo otra cosa que justificarse ante las preguntas de Ernesto Tenembaum y Reynaldo Sietecase. Como en los viejos tiempos, apeló a sus tres escudos preferidos para defender su gobierno: la guerra, la pandemia y la sequía. Esa sigue siendo la sagrada trilogía que justifica todo lo que no pudo hacer Alberto Fernández cuando le tocó ser presidente.
El tono de voz y las viejas excusas, seguramente tocaron alguna fibra de los oyentes, que recordaron el calvario que era escucharlo permanentemente apelando a esas cuestiones. Aunque los entrevistadores son acérrimos opositores al gobierno actual, le preguntaron todo lo que había que preguntarle al expresidente, que se limitó a justificarse una y otra vez. Cuando se quedaba sin respuestas, apelaba a que, lo que hizo era lo único que se podía hacer en el contexto que le tocó gobernar. No se le escuchó articular una sola autocrítica concreta, durante la hora que duró su presentación en Radio con vos.
En concreto, aseguró que nunca se enfrentó con Cristina Kirchner porque priorizó la gestión a “ser el líder del peronismo” y que su mandato fue mejor que el último de su excompañera de fórmula, de Mauricio Macri y de Javier Milei. Insistió con estadísticas capciosas y agregó que Argentina tiene que salir del “brete” del actual gobierno de “extrema derecha”.
Con respecto al futuro, llamó a construir una nueva dirigencia peronista, reconociendo que la sociedad ya no quiere saber nada con los viejos liderazgos. Aunque se incluyó entre los dirigentes cuestionados, una vez más, señaló que el resto de sus excompañeros están también entre los repudiados.
A su vez, Fernández explicó que habla con todos los sectores del justicialismo, pero que no volvió a conversar con Cristina Kirchner, que lo fustiga cada vez que tiene oportunidad, despegándose del fallido Frente de Todos que ella misma diseñó.
Lo cierto es que lo único que hizo su reaparición fue beneficiar al gobierno, ya que recordó a la ciudadanía la cara de un fracaso populista descomunal y dejó en evidencia que el peronismo está muy lejos de encontrar alguna renovación. Hoy Alberto Fernández volvió a ser noticia. Milei, agradecido.
¿Veedor imparcial en Venezuela?
El expresidente argentino estará viajando a Caracas para participar como veedor en el proceso electoral venezolano. Aseguró que irá unos días antes, para poder “escuchar a la oposición” con tiempo, para ver si necesita alertar sobre alguna cuestión concreta. Asimismo, añadió que estará junto al español José Luis Rodríguez Zapatero, que tampoco parece ser garantía de confianza, por su cercanía y nulas críticas de fondo al chavismo. Durante su alocución en el programa con Tenembaum, Fernández también aprovechó para acotar que si Maduro pierde, “se tendrá que ir” y que piensa corroborar que las elecciones sean limpias. Lo cierto es que su figura no genera demasiada credulidad.
Aunque se diferenció del kirchnerismo en su mandato y tomó distancia del ala dura que defendía abiertamente a Nicolás Maduro (e incluso fue fustigado en varias oportunidades por Diosdado Cabello), lo cierto es que historial no brinda muchas garantías a la hora de defender la democracia venezolana.