El nombre de Mario Firmenich es sinónimo de violencia política en Argentina. En la década del setenta lideró la agrupación Montoneros, que luego del divorcio político con Juan Domingo Perón pasó a la clandestinidad. Su gente fue responsable de innumerables atentados en el marco de un objetivo concreto: la obtención del poder para instaurar un gobierno socialista.
Ante la respuesta militar, y la aniquilación de su ejército irregular, junto a otros líderes guerrilleros se instaló en el exterior para comandar una “contraofensiva” fracasada, que lo único que consiguió fue la carnicería de los más jóvenes y desamparados guerrilleros que quedaban en el país. Fue extraditado de Brasil y condenado en la década del ochenta junto a la plana mayor de la dictadura. Carlos Menem indultó a los dos bandos en los noventa, pero la paridad de la “cárcel para todos” y el “indulto para todos” se rompió con los Kirchner: los militares volvieron a prisión, pero los guerrilleros quedaron en libertad (gozando de privilegios muchos de ellos).
Firmenich reapareció en la escena nacional, desde su domicilio en España, luego del ataque a Cristina Fernández de Kirchner en la puerta de su domicilio. La semana pasada, consideró que el hecho podría contribuir a una “guerra civil”. Esta tarde, desde un sitio periodístico de la izquierda dura, el exguerrillero, de 74 años, insistió con esa idea:
«El contrato social en Argentina está destruido, si es que alguna vez lo hubo. La Constitución Nacional no es suficiente; el desarrollo exige un contrato social económico. La ausencia de contrato social es el campo minado fértil para la provocación de una guerra civil”, señaló.
Además de reconocer su intención de terminar con la Constitución, como en los setenta, el exguerrillero cuestionó el desempeño democrático en el país, al que le asoció la situación económica de la actualidad. “Casi 40 años de democracia liberal dependiente han llevado a nuestra patria a la más grave situación de su historia. Todos los matices de la clase política han gobernado sin cambiar la estructura económico-financiera-tecnológica dependiente, antiindustrial y antisocial impuesta por la dictadura», manifestó Firmenich.
Cada vez que el clima está enrarecido en Argentina, el exjefe montonero reaparece para insistir con su prédica, que bañó de sangre al país hace casi medio siglo. Afortunadamente, su figura no genera demasiado entusiasmo en las nuevas generaciones, pero sí es preocupante la similitud de su discurso con el de los representantes del kirchnerismo duro: plantean absolutamente lo mismo.